Objetivo, evaluación y mejora continua

El tiempo pasa y no tienes un plan de vida; las manecillas del reloj indican las horas, los minutos y los segundos del nuevo año 2025. Evitas pensar y escribir las líneas de tu presente y esbozar tus objetivos a corto o largo plazo porque la incertidumbre de tu entorno te impide tener claridad es como si hubieras abordado una canoa en el río Chucunaque sin víveres y sin tu teléfono celular.

Vacilar las corrientes del río se convierten en tu mayor temor, vagar por horas sin saber a dónde llegar y qué hacer. La inseguridad se apodera de ti y desvía tu capacidad de razonar.

Alimentar los miedos en tu mente te llevará a procrastinar tus metas con la excusa “lo haré después”. Con el paso de los años solo tendrás nostalgia de las oportunidades que perdiste por haber tenido miedo al ¿qué dirán?, a la mofa y al desapego de tus comportamientos.

Los miedos siempre existirán, pero no debes permitir que se apoderen de tus pensamientos, considéralos como probabilidades de ocurrencia en una distribución normal donde tendrás una media y una desviación estándar. Tú decides en que parte de la campana de Gauss quieres estar.

Utilizar el tiempo para determinar tu FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas) será un avance para examinar lo que deseas, pero si no sabes lo que quieres, no sabrás a donde irás y mucho menos como mejorar.

Anular o aprovechar, son tus cuestionamientos internos, a la posibilidad de tener un balance a nivel: espiritual, personal, profesional, económico y social. Recuerda, el tiempo no regresa.

Comienza y despójate de los fantasmas “no puedes”. Aplica la teoría psicológica “jerarquía de las necesidades humanas” planteada por Abraham Maslow para elaborar tus metas. La palabra clave es acción.

Identifica los estándares y éstos a la vez te ayudarán a crear mejoras continuas para lograr la media o superarla.

Organiza las tareas por etapas y considera evaluar tu desempeño periódicamente. No te atemorices por los resultados, si son mínimos o máximos ambos comprobarán tu situación actual y te ayudará a buscar nuevas técnicas para perfeccionarte.

Norte, sur, este y oeste. ¿Qué ruta seleccionarás? La respuesta estará en tu plan de vida (objetivo), en las métricas de tu desempeño (evaluación) y en las acciones realizadas (mejora continua).

A nivel de país, los retos son mayores; sin embargo, la integración del trabajo en equipo de todos los interesados (niños, jóvenes, adultos, comunidades de fe, empresas, asociaciones y entidades públicas) coadyuvará con la ejecución del Plan Estratégico Nacional con Visión de Estado (PEN) Panamá 2030, el Plan Estratégico de Gobierno 2025 – 2029, el Plan Estratégico y Plan Anual Operativo (POA) de cada entidad gubernamental.

Conocer estos documentos, sus hitos y entregables servirá para gestionar los recursos con sabiduría, honestidad, austeridad, responsabilidad, transparencia, eficiencia y eficacia facilitando la rendición de cuentas a través de las memorias institucionales y los datos publicados en sus páginas en internet.

Cimentar el hábito del ahorro y tener presente las lecciones aprendidas adquiridas por el istmo en relación al “Fondo Constitucional” creado al inicio de la época republicana y liquidado en el año 1952.

Iniciar en ocasiones se torna difícil, pero una vez que has empezado podrás avanzar en tu plan de vida. Ordena las tareas por etapas: integración, planificación, ejecución, seguimiento y cierre para tener con esta información una estructura de desglose de trabajo.

Navegar en la incertidumbre permite establecer acciones de mejora continua y ayudará a fortalecer tu formación logrando tener un equilibrio a nivel personal, profesional y económico. Considera las palabras de George S. Clason: “La riqueza, al igual que el árbol, nace de una semilla. La primera moneda que ahorres será la semilla que hará crecer el árbol de tu riqueza.”