• 21/08/2024 16:57

¿O es la comunidad internacional y el pueblo o es Nicolás Maduro por sus pistolas?

Aferrado al poder, Nicolás Maduro ya a nadie engaña ni conmueve ni con sus discursos flojos y estúpidos acusando de fascista a la oposición

Nicolás Maduro se aferra como gato panza arriba a los tornillos del poder presidencial empotrados en Miraflores. Está delgado y se dice que su estrés y conducta se han alterado a más no poder. Está tan perdido que luego de las concentraciones multitudinarias y mundiales en apoyo al triunfo electoral de Edmundo González y María Corina Machado, intentó e intentaron sus asesores (presumiblemente del G2 cubano), desmontar y montar imágenes falsas pretendiendo minimizar dichas concentraciones del pasado sábado 17 de agosto.

Pero todo le sigue saliendo mal, pues, ya a nadie engaña ni conmueve ni con sus discursos flojos y estúpidos acusando de fascista a la oposición ni con una edición pequeña de la Constitución de Venezuela en sus manos a la cual él reiteradamente, como Hugo Chávez, vienen ya por más de dos décadas violando.

Este hecho lleno de cinismo y falsedad, lleva a una gran interrogante, ¿quién saldrá vencedor al final de este culebrón socialista castrista: La Comunidad Internacional y el Pueblo venezolano, a quienes asiste la razón histórica o la violencia impositiva de su monumental descaro al no aceptar el resultado electoral del cual resultó perdedor? O sea, él pretende por sus pistolas seguir gobernando, así el pueblo se muera de hambre y la crisis se prolongue por los tiempos de los tiempos.

Como se dice popularmente, al toro por los cuernos, en este caso de perdurable crisis social y política. Es por eso que hay que decirlo sin tapujos y a los cuatro vientos, ¿dónde está la solidaridad, el emprendimiento y la empatía de gobiernos de grandes democracias como las de Estados Unidos, la Unión Europea y algunas naciones latinoamericanas, ante el desangrado día a día de la población sufrida bajo la bota del régimen de Maduro y el eje oscuro y tenebroso del Foro de São Paulo y el Socialismo del Siglo XXI?

Estados Unidos, esa grande y potente nación de la democracia y el desarrollo humano, es cierto que ha trabajado por restablecer las libertades en esa y en otras naciones, pero eso no ha sido suficiente. La dictadura cubana, por ejemplo, se mantiene simple y sencillamente porque el Tío Sam se lo sigue permitiendo. Y esta realidad, incuestionable a todas luces, supera todo debate y todo análisis de la geopolítica, la historia y la diplomacia.

También la Unión Europea deja que desear desde cualquier rastreo de sus hechos. No se trata de ir en contra de estas naciones y sus gobiernos, por el contrario, tienen méritos sus acciones. Tampoco se trata de atizar más fuegos de los que ya están encendidos, eso no; se trata de hacer ver, valer y empoderar la rabiosa e imperante necesidad de buscar cómo salir de estos regímenes brutales y sanguinarios a los que está más que evidenciado, que no los asiste ningún sentimiento de misericordia ni desprendimiento humano ni razón alguna hacia los más pobres y hacia sus gobernados en general.

Aquí las únicas sectas privilegiadas son las que conforman quienes ostentan el Poder desde el socialismo, que gobiernan a sus anchas sus representantes, sus familiares y allegados. La Organización de Naciones Unidas (ONU), sus clásicos informes sobre violaciones a los Derechos Humanos, los informes de la Corte Internacional de defensa de estos derechos, por más y más informes que oficialicen y den a conocer, ¿para qué han servido en términos funcionales? Sencillamente, para nada.

Es un hecho que la salida de estos regímenes serán los acuerdos, diálogos y demás iniciativas cívicas y políticas partidarias. No quedan otras alternativas; sin embargo, hacen falta mayores iniciativas que presionen por parte de la Comunidad Internacional ante estos sistemas fracasados.

La escuela sandinista del régimen de Nicaragua y su nomenclatura está calzando a la medida en Venezuela, sobre todo en la represión popular y en la aplicación y aprobación de leyes torcidas e inconstitucionales. Así las cosas se incrementará aún más la violencia en el país la cual no tendrá fin hasta que Maduro acepte su derrota e inicie la transición para el cambio de gobierno; de lo contrario será interpretado su accionar como una gran burla, menosprecio y chantaje de Nicolás Maduro a toda la Comunidad Internacional. Y toda es toda.

¿O será que por la envalentonada imposición de sus pistolas le tuerza el brazo a Occidente entero y se recete otro periodo más? Tal y como van las cosas, nada raro podría ser, menos para el pueblo, quien a fin de cuentas será el gran restaurador de su democracia y su libertad.

El autor es escritor, político y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista Internacional
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