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- 14/11/2022 00:00
De museos de historia, historiadores y Mes de la Patria
Para nadie es extraño que en el pensar de buena parte de los panameños la historia deja un sabor de somnolencia casi clorofórmica, esto puede que obedezca al castigo que representan los pesados relatos cronológicos saturados de nombres y fechas que no llevan mayor análisis y que se disponen a valorar una memoria obligatoria propia de los cursos de enseñanza escolar.
En este modelo que desestima la valoración de comprender los procesos históricos, se establece una desconexión de los mismos con nuestra realidad, con nuestro presente, a más decir que no se impulsa el pensamiento crítico del educando llevándolo al hastío, hasta el punto de que su opinión respecto a la utilidad de la historia se reduce a la obtención de mero conocimiento de “cultura general”.
A esto hay que sumarle que las instituciones educativas museísticas, específicamente de historia, sean administradas por el Estado o por patronatos, asumen el mismo modelo de culto cronológico historiográfico tradicional que incluye la sobrevaloración del documento o pieza sin ir al análisis crítico del proceso que la misma debe sustentar, o a la heroización simple que evade la humanización de los protagonistas y la interpretación de los contextos sociales que acompañaron su acción.
Basta solo observar cómo la conmemoración de nuestro Mes de la Patria se da con una nula producción museística respecto al tema, sin exhibiciones temporales que lo actualicen y resulten atractivas a una ciudadanía que busca historia por elección y no por obligatoriedad escolar. Se obvia de esta manera las exigencias de una sociedad que reclama conocer su papel social en la historia del país. Esta falencia tiene su origen en la falta de comunicación entre historiadores, investigación histórica, enseñanza de la historia y museos de historia, falencia que en nuestro caso pareciera ser intencional y alevosa.
En Panamá se ha obviado la importancia de los historiadores en los museos de historia, o mejor dicho se ha vetado esa participación con el beneplácito tanto de los museos estatales como de los patronatos, lo que no permite la construcción de un discurso museístico incluyente con la paleta social que conforma la nación, con los que no tienen voz o no la tuvieron ante la separación de Panamá de Colombia y otros hechos de resonancia social en nuestro devenir histórico.
Nuestros museos de historia, que se vanaglorian de incluyentes e interdisciplinares, prefirieron no disponer del historiador en su investigación, negando la posibilidad de escuchar la voz de las grandes mayorías sociales y haciéndolos invisibles, pues esa voz, por alguna razón, les hace ruido.
Viva el Mes de la Patria.