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- 07/02/2011 01:00
Lucy Molinar: de adalid a perseguidora
C uando Ricardo Martinelli anunció, ya en calidad de presidente electo, que Lucy Molinar administraría el Ministerio de Educación (Meduca), los relacionistas públicos entramos de inmediato en una atmósfera de euforia y esperanza. ¿La razón? Desde junio de 2005 contamos con la Ley 21 que reglamenta nuestra profesión y, de paso, se creó la Junta Técnica de Relaciones Públicas de Panamá (Juterpp) —cuya sede oficial se encuentra en el Meduca— para otorgar las idoneidades y velar por el correcto desenvolvimiento de esta disciplina de la comunicación social en todo el territorio istmeño.
Para mala suerte, en solo un lustro la Juterpp —integrada por mí en calidad de presidente del Colegio de Relacionistas Públicos de Panamá (Coreppa); dos catedráticos que representan a la Universidad de Panamá (UP) y la Universidad Autónoma de Chiriquí (Unachi); y los ministros de Educación y de Trabajo y Desarrollo Laboral— ha lidiado con cinco distintos titulares de la cartera educativa: Juan Bosco Bernal, Miguel Ángel Cañizales, Belgis Castro, Salvador Rodríguez y, ahora, Molinar, quien durante toda su vida se agitó en el mundo de la comunicación social, del cual forma parte las Relaciones Públicas.
En verdad, Bernal no demoró mucho al frente del Meduca; Cañizales fue el que más apoyo brindó. Castro y Rodríguez estaban más ocupados en remover fibra de vidrio que en atender otros menesteres. Sin embargo, hay un común denominador: aunque el respaldo nunca fue el que esperábamos, por lo menos ninguno de los cuatro obstaculizó al organismo.
La historia con Molinar ha sido todo lo contrario. A pesar de nuestra insistencia, jamás nos concedió una cita para coordinar diversos aspectos. Y, con lanza en ristre, arremetió, desde el pasado junio, contra la secretaria ejecutiva de la Juterpp, Casilda González, quien, según el artículo 5 de la norma que nos ocupa, fue designada —y solo podía ser removida— por los miembros de la Juterpp.
En un abrir y cerrar de ojos, Molinar se olvidó de sus tiempos cuando era la indiscutible adalid de los descamisados que acudían a su noticiario matutino en TVN para exigir justicia. Como no podía destituir directamente a Casilda González (con licenciatura y maestría en Relaciones Públicas), a la jefa del Meduca se le ocurrió una idea brillante: autorizó a su sumisa Dirección de Recursos Humanos trasladar a González de la secretaría ejecutiva de la Juterpp a ‘recepcionista’ del despacho superior. Como es obvio, González, como toda una profesional que se respeta a sí misma, tomó sus vacaciones acumuladas y presentó, el pasado septiembre, su renuncia al cargo.
La mayoría de los miembros de la Juterpp se halla estupefacta ante la incomprensible actitud asumida por Molinar, a tal punto que este organismo no ha atendido solicitudes para obtener idoneidad desde julio de 2010 hasta el presente, es decir, ¡siete meses en acefalía! Entre otras consecuencias nefastas, varios egresados universitarios han sido rechazados en concursos para posiciones de relacionista; y otros no pueden lograr el certificado de carrera administrativa, porque la Ley 21 de 2005 exige la idoneidad para tales fines.
Meses atrás, la ministra Molinar me llamó muy alterada a mi celular porque, según ella, yo era el autor de dos glosas anónimas que fueron publicadas en un periódico de la localidad. Los breves comentarios criticaban acremente la paralización que sufre la Juterpp ante la inexplicable cacería de brujas desatada por Lucy en contra del organismo. Mil y una veces respondí que nada tenía que ver con esas glosas; y subrayé que no soy parte de esa ralea que se escuda en el anonimato para emitir opiniones, como lo demuestra este artículo que lleva mi firma responsable. Pero a la mimada del presidente Martinelli se le metió, entre ceja y ceja, que yo escribí las glosas. Su palabra es la última palabra. Y punto.
Aparte de los egresados, los más disgustados con la actuación de Molinar son los estudiantes que actualmente abrazan la carrera de Relaciones Públicas en la UP, la Unachi, y universidades particulares como la Americana y la Interamericana, sin mencionar a los que obtienen sus diplomas en instituciones educativas superiores en el extranjero.
Los relacionistas públicos vamos a defender una conquista que costó mucho sacrificio y sagacidad, porque la Ley 21 fue aprobada de manera unánime —bancadas de gobierno y de oposición— por la Asamblea Nacional de Diputados, un fenómeno político que no se observa con frecuencia. Los relacionistas públicos no cerraremos calles ni lanzaremos improperios mediante megáfonos; no quemaremos llantas ni pintaremos paredes. Hemos sido formados para esgrimir materia gris y alcanzar nuestros propósitos de una manera cauta e inteligente, que incluye, por supuesto, acudir a los noticiarios matutinos de televisión para demandar justicia.
*PRESIDENTE DEL COREPPA, PRESIDENTE DE LA JUTERPP Y CATEDRÁTICO TITULAR EN LA UNIVERSIDAD DE PANAMÁ.