• 20/05/2023 00:00

Luchar contra la corrupción

El nivel de corrupción en nuestro país, al parecer, se considera elevado, por organismos que hacen estudios en muchos países y para colmo de males, no contamos con suficientes leyes que combatan de forma frontal y las pocas que tenemos, parecen estar de adorno, al tener los corruptos libres y escapándose de los juicios con tecnicismos y “errores” de los que aplican la justicia.

El nivel de corrupción en nuestro país, al parecer, se considera elevado, por organismos que hacen estudios en muchos países y para colmo de males, no contamos con suficientes leyes que combatan de forma frontal y las pocas que tenemos, parecen estar de adorno, al tener los corruptos libres y escapándose de los juicios con tecnicismos y “errores” de los que aplican la justicia. Gracias al periodismo investigativo, algunos medios nos informan de los escándalos que destapan ciertos hechos, pero en algunos casos, quienes dan las noticias, son castigados con represalias y los que son denunciados por corrupción, no le hacen nada. El actual procurador está provisional y no tiene estabilidad porque lo quitan, si intenta investigar alguien de peso.

La democracia en Panamá, en distintos gobiernos, se ha usado como botín para enriquecer a unos cuantos. No es aquel sistema que dice ser el poder del pueblo que lucha por la equidad de todos. Es una forma de exclusividad para una cúpula que dirige el país. Eso lo dicen los hechos y en papel es distinto y seguimos con la misma constitución, que no ayuda en nada.

Muchos consideran que los partidos en gobierno, buscan los mejores intereses de su membrecía y tener más privilegios. Parecen hacer negocios, porque utilizan el poder para hacer pactos con fondos del estado y tratan de tapar la verdad, que sale a relucir en ocasiones, como abuso del poder.

La mal llamada “democracia” que vivimos, eligiendo con votos a los mismos, nos convierte en cómplices y aliados de los que salen y se la pasan prometiendo lo que nunca hacen. Las políticas de “que hay pa' mí”, y el clientelismo de ofrecer puestos de trabajo o “favores”, destruyen el país y la economía.

Es triste la realidad de los humildes panameños, que les faltan escuelas y están deterioradas, la salud con estructuras abandonadas y falta de personal en puestos que hacen falta en sectores de educación y salud, entre otros, carreteras sin mantenimientos, escasez de agua en los hogares, una energía eléctrica cara, sostenido por nuestros ríos, un sistema de seguridad que no tiene herramientas para combatir la delincuencia, alcaldes que solo quieren hacer proyectos millonarios, sin arreglar los parques de juegos para los infantes, la falta de estacionamiento en todas partes, sin que pase nada.

Por conveniencia o quizás, sobrevivencia por su pan de trabajo, prefiere desconocer la realidad y continuar con el status quo que se vive por décadas en nuestro país.

La continuación de la corrupción está destruyendo el país y nuestro futuro, con el apoyo de un grupo de votantes que reciben migajas, está contribuyendo a derrumbarlo más pronto. La falta de valores y la ausencia de un amor a su país, parece estar lejano de muchos. Lo triste es que un sin números de panameños se esfuerzan madrugando y haciendo sacrificios, para que estos políticos no trabajen por su porvenir.

Los comerciales de algunos precandidatos dejan mucho que decir y algunos ex no sé de dónde sacan cara para decir que ahora van a mejorar lo que en 5 años no pudieron hacer y ahora mucho menos, al conocer cómo funciona el aparato gubernamental. El deporte favorito de estos ex gobernantes, es pasarse como víctimas y nunca enfrentan a la justicia criolla y esos mismos políticos en el extranjero tienen casos pendientes, pero por memoria conveniente, se les olvida que pueden ser condenados por sus delitos, que no dicen estar acusados. Para luchar contra este sistema de corrupción, lo ideal, es no elegir más a los mismos de siempre.

Comprar las tierras a centavos no lo puede hacer cualquiera o recibir becas para cubrir los gastos en Universidades del extranjero, pero la verdad la “cambian” y se atreven a decir en los medios, que es algo legal, como si fuera algo regular, entre algunos ejemplos, de tantos. Parece, más bien, autenticación de actos inmorales para puestos de alto perfil y tráfico de influencias.

Una Asamblea caracterizada por hacer leyes para ellos y sus contactos, sin importarles, que la corrupción sea su naturaleza y se justifican con pretextos de mentira y absurdas, que ni ellos mismos se lo creen.

Mgtr.en Salud Pública
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