• 27/11/2023 00:00

Literatura oral panameña II; influencia cultural de los peninsulares

Las lenguas varían según el espacio, tiempo, grupo social, edad, etnia y en otros niveles de análisis, el estudio de las reglas sintácticas y sonidos de las palabras [...]

Durante la conquista y la colonización de los pueblos americanos, los españoles expandieron el idioma castellano por la mayor parte del continente. La diversidad de pueblos que hablaban otros dialectos, contribuyeron a la formación del español puro del cual derivaron numerosas variantes; quienes siguieron hablando otros dialectos, fueron integrando palabras y acentos propios de su lengua, creando un castellano rústico o vulgar.

Las lenguas varían según el espacio, tiempo, grupo social, edad, etnia y en otros niveles de análisis, el estudio de las reglas sintácticas y sonidos de las palabras, formas de estructuración y sentido legítimo que se van actualizando al hablar.

Es por ello, que a lo largo y ancho del continente americano las formas de expresión y el uso de palabras entre los pueblos, son significativamente diferentes. Generalmente, los argentinos y uruguayos, guardan una gran similitud de expresión, sin embargo, luego de escucharlos un momento, es fácil distinguir uno del otro. De igual forma ocurre con los mexicanos, pueblo que influye insisivamente con su acento, términos y palabras, en sus visitantes.

La forma de expresarse mediante el idioma español de los peninsulares, en la República de Panamá, guarda una connotación muy especial y no es que tanto chiricanos, como veraguenses, colonenses y capitalinos, no tengan una manera diferente de expresarse y que hasta resulta curiosa la forma en que fonéticamente expresan sus diálogos. Otra cosa es escuchar un tableño de la provincia de Los Santos, al preguntar, ¿cómo te sientes hoy? Dice: “Y vo cómo tai hoy?” En la provincia de Herrera, un monagrillero, diría: “y hoy tú como tai, tuuu?”…con la entonación respectiva.

Lo que resulta interesante, es que son muy pocos kilómetros los que separan los distritos de Chitré y Las Tablas pero, es bastante fácil distinguir un ciudadano del otro, solo por el vocabulario y la entonación al expresarse, aún cuando son muchas las palabras y términos que les son comunes.

Estas diferencias se acentúan al hablar mayormente entre las comunidades o corregimientos aledaños y solo para mencionar uno de cada provincia, en la provincia de Herrera, el corregimiento de Monagrillo y en Los Santos, el de Santo Domingo, en donde pueden encontrarse diferencias significativas. Ambos pueblos, curiosamente, los caracteriza la habilidad de sus habitantes para asignar sobrenombres a las personas, con admirable originalidad. Por ejemplo, a Santo Domingo llegó un profesor pretendiendo a una hermosa joven, quien luego sería su esposa, de apellido Saturno. Muy pronto, lo comenzaron a llamar “planeta” y por qué?, preguntó, le contestaron: ¿Y vo no soy satujnuu, pue?

En Monagrillo, a uno de sus habitantes se le murió la esposa. Pocos días después, lo comenzaron a llamar “huevo roto” y al indagar el por qué del sobrenombre, un chusco respondió: ¿Y la mujel tuya no se ñamababa Clara, tuuu?

Es importante señalar, que aun cuando las comunidades herrerana y santeña están geográficamente cercanas, las mismas guardan formas y tendencias comunes al hablar la misma lengua, no es posible definirla como un dialecto. Tampoco es un secreto que en algunas partes del país especialmente en la capital del país, se escuche, al referirse a esta forma de expresarse del peninsular, que hablamos “jondiáo” y pasó a la historia el término “buchí”.

Lo cierto es que es envolvente y contajiosa la forma “jondiá” en que nos expresamos, solo basta con pernoctar unos cuantos días entre nuestras comunidades, para que de forma inconciente e imperceptible, comiences a responder, “jei”en vez de decir “sí”; ¿Vai a ordeñá mañana? A lo que sin duda te responderan, “yo jayo”, ya “encerré los tejneros”. Comenzarás a utilizar términos como, “pilinqui” para referirte a los avaros, “maniflojo”, al desprendido con su dinero y al ambicioso, le llamarás “angurriento”.

Para referirse a las enfermedades más comunes, puede ser que a un simple resfriado le llamen”muermo” o “catarrillo” y si le dió una especie de temblor, entonces sufrió un “yeyo”. Al referirse a una persona con depresión o muy triste dirán, que tiene “flato” y si no tiene apetito, es porque tiene “el viento arriba”. La gente solo muere con dos diagnósticos, “de pronto” o “de argo malo”.

A los tontos, se les dice “fallíos”; si conquistaste una hembra, ahora tienes “jilacha nueva”. Si se trata de un agricultor, seguro estará cansao de “jondiá machete”y si tienes ganas de bailar dirás que tienes ganas de “cutarriar”.

Lo cierto es que las diferentes formas de expresión de los peninsulares, influyen en los pueblos a donde emigran por falta de recursos y muchos otros motivos, viajan con una imagen de Santa Librada, su machete, un tambor, la mejoranera y su cultura.

Escritor

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