• 05/11/2023 00:00

El laberinto de los políticos

La derogatoria en forma unilateral, implica responsabilidades que deben atender las partes contratantes y no sabremos si el remedio es peor que la enfermedad.

Cuando hablamos de los políticos, nos queremos referir a aquellos que detentan el poder y tienen la capacidad de tomar decisiones que afectan a toda la sociedad,  porque al final, todos somos políticos, en la medida que participamos en el quehacer nacional.

En esta categoría, incluimos al presidente, ministros de estado, diputados, alcaldes, representantes, entre otros, que están alineados en una agenda inconfesable, que los lleva a tomar decisiones alejadas de los intereses nacionales.

La Asamblea Nacional donde supuestamente está representada la voluntad popular, ha perdido la capacidad de ser un factor de contrapeso, para evitar los excesos que pueda tener un Órgano Ejecutivo, más bien, pareciera ser el brazo ejecutor, para darle visos de legalidad  a lo que aspira el presidente.

Cuando observamos los debates de la Asamblea, estamos convencidos que no prevalecen los argumentos, que al final, esto se define con los votos y por supuesto, el partido en el poder tiene los votos en las comisiones para avalar las propuestas del Ejecutivo. Las motivaciones por las cuales el proyecto debía ser rechazado abundaron, pero la Comisión de Comercio, decidió devolver el proyecto al Ejecutivo, para que se le hiciera algunas enmiendas, cuando su misión era rechazar o aprobar el proyecto.

El mensaje estaba implícito, cuando se hicieran las enmiendas el proyecto sería sometido a votación, como en efecto se hizo, sin la participación de ningún sector de la sociedad, que al menos pudiese opinar sobre el nuevo texto de la ley modificado.  Es obvio que se trataba de un nuevo documento, sobre el cual los panameños teníamos derecho a opinar en el primer debate. El hecho fue consumado, a pesar de las voces de protestas, que clamaban que el proyecto no fuese aprobado.

En el segundo debate ocurrió lo mismo, ya conocíamos de antemano el resultado de la votación, la bancada del PRD, salvo honrosas excepciones, los diputados de otros partidos que se plegaron a los designios del Ejecutivo, que suman los votos necesarios para aprobar el proyecto. Mientras esto ocurría, se daban manifestaciones para que hubiese una rectificación, pero no fue posible que escucharan la voz del pueblo,  los que dicen ellos representar.

El tercer debate de la ley  y su posterior sanción del presidente y publicación en la Gaceta Oficial se hizo el mismo día,  y ya convertido en Ley de la República, ha trastocado la convivencia social, con expresiones en forma unánime de rechazo al contrato minero.

Ahora estamos en un laberinto, en un camino intrincado que la Asamblea no encuentra salida y en una actitud de mea culpa, nos dicen que se equivocaron, que debemos escuchar la voz del pueblo, que se les vendió la idea de que el contrato era bueno, que hay que restablecer la paz social y que el pueblo no soporta más días de caos e incertidumbre y ahora proponen la derogatoria de la ley.

Quizás con esta medida estarán pensando que rectifican la medida que adoptaron, y harán un despliegue publicitario, para decirnos que hicieron lo correcto, sin medir las consecuencias de esta acción,  cuyas repercusiones se sentirán cuando la mayoría de ellos, no sean diputados. La derogatoria en forma unilateral, implica responsabilidades que deben atender las partes contratantes y no sabremos si el remedio es peor que la enfermedad.

En el pleno de la discusión de este proyecto, se planteó que debemos preservar la institucionalidad y que el camino a seguir es que la Corte Suprema declare la inconstitucionalidad y luego seguir un plan de cierre de la mina, atendiendo los mejores intereses nacionales.

El problema que tiene el gobierno, es cómo tomar medidas contundentes para que cese el descontento y volvamos a tener paz social desde este momento, mientras esperamos la declaración de inconstitucionalidad. Hay que dar un golpe de timón que nos diga, que se acabaron las prácticas corruptivas, que los ministros atiendan las necesidades sociales del sector que le corresponde, que haya rendición de cuentas, que los alcaldes y representantes nos digan en que han utilizados los fondos de la descentralización, en fin, necesitamos adecentar el país.

Docente universitario
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