• 25/07/2024 23:00

La pesca

Los gobiernos cuestan. Si bien deberían ser administradores de los dineros públicos, desde hace décadas han degenerado en un adefesio gordo e inútil, que solo sirve para comerse el erario, en vez de trabajar en beneficio de los que salimos a pescar todos los días

Es un día lluvioso. No hay muchas ganas de levantarse, pues el clima más templado y la certeza de humedad al salir del resguardo del techo, no aportan demasiado ánimo. Pero toda pereza se acaba, porque hay hambre. No podemos evitar salir a pescar, pues de eso vivimos.

Así, armados de un ardor en el estómago, salimos. La situación no está como para pagar el combustible del motor de la lancha, así que nos tenemos que animar a sortear el morro, y esperar lo mejor, pescando desde la orilla. La experiencia nos dice que, en esta época, se puede tener suerte y sacar unos buenos peces. Deben ser suficientes para poner en la mesa del hogar, y para llevar algunos al mercado del marisco, en donde se consigan un par de reales para la vida. Es un plan. Y allá vamos.

Bajo una llovizna gris, nos apostamos y vamos por los peces. La marea está creciendo y es temprano. Hay actividad en el agua y ¡zaz!, enganchamos uno. Pasa poco tiempo, y cae el segundo, y un tercero. Son peces de buen tamaño y calidad. Se nos va olvidando el hambre, que engañamos con un café, y todo nuestro empeño se enfoca en seguir bregando. En un período relativamente corto de tiempo, hemos conseguido llenar tres cuartas partes de nuestro cooler. Todo parece indicar que será un gran día, después de todo.

Mientras empezamos a hacer matemáticas mentales sobre lo que haremos con la ganancia de la venta, aparece un señor gordo, luciendo un traje y zapatos caros, y así sin más, le mete mano a nuestro cooler, sacando las mejores piezas y se va. Llenos de impotencia, deshacemos el presupuesto que recién habíamos sustentado y con tristeza nos damos cuenta que, de a vaina, alcanzará para poner la mesa. Y así nos va.

¿Le parece un cuento amigo lector? Le tengo noticias. Resulta que así es como funcionan los gobiernos. Los gobiernos no producen riqueza. Los gobiernos cuestan. Si bien deberían ser administradores de los dineros públicos, desde hace décadas han degenerado en un adefesio gordo e inútil, que solo sirve para comerse el erario, en vez de trabajar en beneficio de los que salimos a pescar todos los días.

Recientemente nos invitaron a recorrer una estructura pública que estaba por ser entregada. Si bien la misma no es en su totalidad obra del recién salido desastre de un lustro, el parche que íbamos a ver sí lo era. No fue necesario terminar de revisar el pliego, mal redactado, y el presupuesto, absurdo, por buscar un adjetivo que sea aprobado por la edición. Lo que vimos es peligroso.

Las buenas prácticas constructivas son eso, buenas. No es nada del otro mundo, pero sí hacen un mundo de diferencia. Recordemos que las obras son, o deberían ser, pensadas para un usuario o beneficiario final. Se deben desarrollar teniendo en cuenta que, si bien se inicia trabajando con piedra, arena, acero y cemento, al final serán utilizadas por personas. Hay vidas en juego.

No podemos seguir confiando en obras que se hacen para “justificar” un gasto, o para “aparentar” una gestión. Los gobiernos tienen que trabajar para los ciudadanos, no al revés.

Inicialmente sentí tristeza mientras inspeccionamos, pero eso cambió rápido a molestia. ¡Así es como se gastan los peces que con tanto trabajo salimos a pescar! Es inaceptable. Estructuras con décadas de uso y abuso, más no así con un historial de mantenimiento. Para añadir insulto al golpe, se buscan amigotes o compadres para “fingir” un proyecto, y maquillarlo a la faz de los ciudadanos como una “solución”. Me van a llamar la atención en la edición por el excesivo uso de comillas, pero tengo que resaltar que todo eso es falso, apariencia. Pura taquilla.

Es la primera vez que nos invita la autoridad, como profesionales, a recorrer una obra. No tenemos la verdad en la mano, pero sí tenemos experiencia de más de veinte años ejerciendo. Pidieron nuestra opinión. Eso recibieron. ¿Quieren buenas obras? Trabajen con profesionales idóneos y honestos, no con parásitos.

Esta gestión que inicia se enrumba de manera diferente, hasta ahora. Están tratando de sacar a la luz asuntos que los demás escondían detrás de un letrero con una imagen de un edificio, como hicieron en Colón. En temas constructivos, que es lo que manejo, piden recomendaciones a los idóneos. Los anteriores tenían ministros sin idoneidad. - Es que es legal. Muy bien, pero ¿es acaso moral o beneficioso?

¿Qué si hay cosas que no nos gustan? Por supuesto que las habrá. Nada es como nosotros queremos al 100%. Si quiere algo a su total gusto, mándelo a hacer en La Arena, comercial no pago.

Basta del gordo que nos hurta la pesca. Necesitamos un administrador que use lo que toma para beneficio de todos. Tenemos costas en dos océanos. Podemos pescar a dos manos si contamos con autoridades que se dejen ayudar, no que presupuesten lujos que no podrían pagarse jamás trabajando honestamente.

Somos un país atento, que tiene esperanza en lo que recién comienza. Otro día hablaremos de puertos.

Dios nos guíe.

El autor es ingeniero
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