• 23/01/2025 18:23

La OCDE: el nudo gordiano de las listas discriminatorias

En el artículo: “OCDE, ¿nos sentamos a la mesa o seguimos siendo el menú?”, hablé sobre la conveniencia para Panamá de trabajar en su futura incorporación a la OCDE si se quiere resolver el problema de las listas discriminatorias que afectan al país, y posicionarlo para su futuro económico en el contexto internacional. En materia de listas discriminatorias, es claro que hay más de un “frente” al que responder como nación. Todos estos frentes tienen algo en común: sus acciones, agendas y medidas tributarias y no tributarias, “de facto” y “de iure”, surgen de sus trabajos en el seno de la OCDE que, en todos los casos, sustentan, en mayor o menor medida, sus listas.

Este “nudo gordiano” de la listas discriminatorias se debe resolver en, y con, la OCDE. Tal y como Alejandro Magno cortó con su espada aquel nudo que nadie sabía desatar, Panamá debería resolver este “nudo” que, de perpetuarse en el tiempo, podría seguir empeorando. Para ello, el enfoque primario, y más político, debe ser la interlocución y negociación con la OCDE y sus, hoy por hoy, 38 estados miembros ya que, al interacturar con la Secretaría General, y los diversos grupos y foros de trabajo que emanan de los mandatos de la OCDE, y bilateralmente, con los Estados miembros, Panamá estaría forzando que su tratamiento “suba” a los niveles políticos que hasta ahora no sintieron “presión” alguna por parte de nuestras autoridades, delegando a sus equipos técnicos la imposición de medidas a Panamá so pretexto, amenaza, y chantaje, del ostracismo económico para el país.

El Gobierno Nacional debería tomar la decisión, valiente y de futuro, de anunciar el deseo e interés de Panamá de iniciar las discusiones y evaluaciones, a nivel técnico y político primero y, en una etapa subsiguiente, las negociaciones pertinentes para materializar tal adhesión a la OCDE. Afortunadamente, Panamá cuenta, hoy día, con un presidente que comprende la problemática y la necesidad de elevar el nivel de la interloción con la comunidad internacional y que sabe que la solución está en la OCDE. En ese sentido, creo que como primer paso sería oportuno anunciar formalmente, y al más alto nivel, a la Secretaría General de la OCDE y a los gobiernos de todos los Estados miembros, el interés de Panamá por entablar un proceso político, diplomático y, por supuesto, técnico para definir el marco de una negociación para su adhesión a la OCDE.

Para materializar un proyecto de tal envergadura, creo que el Gobierno Nacional haría bien en mirar atrás y revisar el trabajo que se realizó para completar la adhesión de Panamá a la Organización Mundial de Comercio (OMC). De la misma forma que, en la década de los años noventa del pasado siglo XX, se tomó la decisión política de lanzar un proceso de negociación, a nivel técnico y político, que tomó años de negociaciones puramente comerciales y de reformas estructurales al modelo económico del país para completarse; la coyuntura que se enfrenta hoy exige un proyecto de similar envergadura y calado transformador para garantizar que Panamá no queda relegado o fuera de las corrientes económicas que deciden y lideran la comunidad internacional.

Para ello, sería pertinente que se estructure un equipo con nivel político necesario, que aglutine, coordine y dirija los esfuerzos técnicos con una sola voz, en una suerte de “Consejo de Relaciones con la OCDE”, en línea con lo que, en su día, fueron la Unidad Técnica GATT, y luego el Consejo de Comercio Exterior, para administrar tanto las negociaciones como la implementación de los tratados de la OMC, contando, en este caso, con los ministros pertinentes y a cargo de un “embajador especial para la OCDE”, apoyado por un cuerpo técnico conformado, de la misma forma que se logró hacer durante el proceso de adhesión a la OMC, por profesionales con amplia experiencia y formación. Otros detalles de la organización y mandato de este consejo deberían contar con el mayor respaldo presidencial para asegurar que cuente con el nivel político y diplomático suficiente para acceder a los más altos niveles políticos y diplomáticos internacionales frente a los qué representar, promover y defender, los intereses nacionales con miras a alcanzar el objetivo final: convertir a Panamá en un nuevo miembro de la OCDE.

Como ya he manifestado en otras ocasiones, no me cabe duda alguna de que la OCDE es la organización que lidera la economía mundial, aglutinando en su seno a las economías líderes más desarrolladas junto con otras en desarrollo que han apostado por avanzar en la modernización y fortalecimiento de sus economías, aún cuando éstas no contaran con bases macroeconómicas buenas, como es el caso de otras economías en proceso de negociación para adherirse a la OCDE. Si Panamá desea mantener su vigencia económica como un hub comercial internacional y referente económico regional, debe ponerse a la par de sus vecinos o correr el riesgo de ser objeto de presentes y futuras agendas económicas para América Latina, que sean promovidas desde la OCDE por sus miembros en la región. En definitiva, se trata de que cortemos el nudo gordiano que representan las listas discriminatorias, para que Panamá se siente a la mesa de la OCDE y deje de ser parte del menú que se discute, y decide, en esta.

Uno que es el grupo de Bohuslan Big Band fue en el Centro de Convenciones de Ciudad del Saber

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