• 08/07/2024 00:00

La necesidad de salvaguardar nuestras áreas protegidas

Los guardaparques son la primera línea de defensa contra la destrucción ambiental y su escasez pone en riesgo la integridad de las áreas protegidas

La protección de los recursos naturales y la biodiversidad en Panamá es una tarea urgente y necesaria. Desde la creación del Parque Nacional Yellowstone en 1872, el primer parque nacional del mundo, la humanidad ha reconocido la importancia de preservar espacios naturales. Panamá no ha sido la excepción; su primer área protegida, El Colmón de Macaracas, fue establecida en 1918 para salvaguardar fuentes de agua y madera esenciales para la comunidad. Desde entonces, el país ha avanzado significativamente en la protección ambiental, pero enfrenta retos considerables que requieren atención inmediata.

Actualmente, el Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Panamá (Sinap) está compuesto por 114 áreas protegidas de diversas categorías, incluidas diez con designaciones internacionales. Estas áreas no solo conservan la biodiversidad, sino que también proporcionan servicios ecosistémicos vitales y valores culturales significativos. Según la Base de Datos Mundial sobre Áreas Protegidas, el 31.4% del territorio terrestre y el 26.8% del área marina de Panamá están protegidos legalmente. Sin embargo, estas cifras no garantizan una gestión efectiva ni una conservación sostenible.

Uno de los problemas más graves que enfrenta el Sinap es la falta de implementación adecuada de los planes de manejo. Según el ministerio de Ambiente, muchas áreas protegidas carecen de estos planes, y los que existen suelen estar desactualizados. Este déficit en la planificación y gestión es una debilidad crítica que impide la protección efectiva de estos espacios. La falta de personal capacitado y recursos financieros suficientes agrava la situación, dejando a muchas áreas sin la vigilancia necesaria para prevenir actividades ilegales como la caza, pesca y explotación de recursos naturales.

El Informe Geo Panamá 2019 subraya que la carencia de guardaparques y otros recursos humanos es alarmante. Entre 2008 y 2018, el número de guardaparques se redujo en aproximadamente 100, una disminución significativa que afecta directamente la capacidad de proteger estas áreas. Los guardaparques son la primera línea de defensa contra la destrucción ambiental y su escasez pone en riesgo la integridad de las áreas protegidas.

Otro problema destacado por el ministerio de Ambiente es la sobreexplotación de recursos marinos, el comercio ilegal de flora y fauna, y la introducción de especies invasoras, incluso en áreas protegidas. Estos problemas, aunque diversos, están interrelacionados y socavan los esfuerzos de conservación. Para abordar estos desafíos, es crucial una reestructuración en la administración del Sinap que no esté sujeta a cambios políticos cada cinco años. Se necesita un enfoque de gestión que garantice continuidad, con recursos económicos suficientes y un plan estratégico sólido. La participación activa de la comunidad, la educación ambiental y la cooperación internacional también son esenciales para fortalecer los esfuerzos de conservación.

No olvidemos que la conservación de las áreas protegidas de Panamá es una tarea compleja pero indispensable. Es necesario actuar con firmeza y compromiso para asegurar que estos espacios continúen proporcionando beneficios ecológicos, económicos y culturales a las generaciones presentes y futuras. Solo a través de una gestión efectiva y recursos adecuados podremos garantizar la conservación de nuestra rica biodiversidad y los servicios ecosistémicos que sostienen la vida en nuestro país.

El autor es biólogo
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