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- 06/10/2024 00:00
Unificación o integración y coordinación del sistema de salud
Ahora que las nuevas autoridades del sistema público de salud coinciden en señalar la necesidad de unificar los servicios de salud de la CSS y el Minsa, es obligatorio aclarar -para beneficio de las autoridades participantes en el diálogo y la población general- que, lo que tenemos que alcanzar es la integración orgánica y funcional -comenzando por una efectiva coordinación- entre la CSS y el Minsa. No hacerlo violaría nuestra Constitución Política y mantendría la segmentación y fragmentación de las redes de servicios públicos de salud, lo que ha generado gran desorganización, ineficiencia y sobre costos, inequidades notorias y falencias en la calidad de la atención que recibe nuestra población.
Dicho lo anterior, dedico el resto de esta glosa a compartir argumentos sobre integración y coordinación del sistema para alcanzar la cobertura universal de salud. Antes que todo, aclaremos que, aunque los términos “integración” y “unificación” a menudo se usan indistintamente, existen diferencias sutiles pero importantes entre ambos conceptos, especialmente en el contexto de la transformación del sistema de salud que necesitamos.
La unificación implica la fusión completa de la CSS y el Minsa en una sola entidad, eliminando por completo las divisiones o barreras previas. En el contexto de la salud, esto podría significar la combinación de diferentes subsistemas de salud (por ejemplo, público y privado) o la centralización de la administración y el financiamiento en un solo organismo.
Por su parte, la integración se refiere a la coordinación y conexión de diferentes partes o componentes de nuestro sistema de salud (nótese que podríamos incluir el sector privado) para que funcionen juntos de manera armoniosa y eficiente. Por ende, la integración busca que los diferentes niveles de atención (primaria, secundaria, terciaria) y los diversos servicios (prevención, promoción, tratamiento, rehabilitación) trabajen de manera coordinada y centrada en el paciente, sin necesariamente implicar una fusión completa de las entidades involucradas.
Por otro lado, vale señalar que, en el contexto de la cobertura universal de salud: la unificación puede ser más efectiva en áreas como el financiamiento y la regulación, donde se busca centralizar la administración y establecer un marco normativo coherente; mientras que la integración es crucial en la provisión de servicios y la gestión de la atención, donde se busca coordinar los diferentes niveles de atención y servicios para garantizar una atención continua y centrada en el paciente.
En este contexto, todavía nos queda reflexionar sobre cuál opción es recomendable para alcanzar la cobertura universal de salud, ¿la integración del sistema de salud o la coordinación efectiva entre los componentes del sistema? Como señalé al inicio, la integración implica unificar los diferentes niveles de atención y los diversos servicios de salud en un sistema coherente y sin fisuras. Esto permite: continuidad de la atención, ya que el paciente recibe una atención fluida y coordinada a lo largo de su recorrido por el sistema de salud; eficiencia, al evitar duplicaciones de servicios y se optimizan los recursos, y; equidad, al garantizar que todas las personas, independientemente de su ubicación geográfica o condición socioeconómica, tengan acceso a los servicios de salud que necesitan. Por su parte, la coordinación efectiva entre los componentes del sistema implica establecer mecanismos de comunicación y colaboración entre los diferentes actores del sistema de salud (proveedores de servicios, aseguradoras, gobierno, etc.). Esto permite: intercambio de información, ya que los diferentes actores comparten información relevante sobre los pacientes y los servicios de salud; toma de decisiones conjunta, puesto que los actores trabajan juntos para tomar decisiones informadas sobre la planificación, la gestión y la evaluación de los servicios de salud, y rendición de cuentas, al establecer mecanismos para garantizar que todos los actores rindan cuentas de su desempeño.
En resumen, la integración y la coordinación son dos caras de la misma moneda. La integración crea un sistema de salud unificado, mientras que la coordinación garantiza que los diferentes componentes del sistema trabajen juntos de manera efectiva. Solo a través de la combinación de ambas se puede alcanzar la cobertura universal de salud, asegurando que todas las personas tengan acceso a servicios de salud integrales y de calidad sin enfrentar dificultades financieras.
Antes de finalizar, es importante destacar que, además de la integración y la coordinación, existen otros factores cruciales para lograr la cobertura universal de salud: fortalecer la capacidad rectora del Minsa; asegurar la disponibilidad de personal de salud en cantidad y calidad adecuadas, especialmente en áreas rurales y remotas; garantizar el acceso a instalaciones y equipos médicos adecuados, así como a tecnologías de la información y la comunicación; asegurar el acceso a medicamentos y suministros esenciales a precios asequibles, y establecer marcos legales y regulatorios que promuevan la equidad, la calidad y la eficiencia en el sistema de salud.
En conclusión, alcanzar la cobertura universal de salud es un desafío complejo que requiere un enfoque integral. La integración del sistema de salud y la coordinación efectiva entre sus componentes son pilares fundamentales, pero también es necesario abordar otros factores determinantes y promover la participación de todos los actores involucrados.