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El autocuidado como base para el liderazgo personal
- 06/10/2024 00:00
- 05/10/2024 17:36
“Las palabras que usamos para describir cómo nos sentimos tienen el poder de influir en nuestro estado de ánimo, de volverse profecías autocumplidas”.— Mariano Sigman
El autocuidado es fundamental para todos, pero más aún para quienes ejercen liderazgo. Los líderes no solo guían a otros, sino también gestionan su propio bienestar emocional y mental. El lenguaje que utilizamos con nosotros mismos juega un papel crucial en este proceso.
Frases como “Estoy abrumado” activan áreas del cerebro relacionadas con el estrés, mientras que expresiones más positivas como “Estoy enfrentando desafíos, pero puedo superarlos” generan calma y enfoque. Este pequeño cambio en el lenguaje tiene un impacto directo en cómo enfrentamos el día a día, ya que nos permite manejar mejor las situaciones difíciles.
El autocuidado basado en un diálogo interno positivo nos fortalece como líderes. Al estar más en sintonía con nuestras emociones y pensamientos, podemos responder con más resiliencia y claridad a los desafíos. Aquí es donde el mindfulness o atención plena juega un papel clave.
‘Mindfulness’ y autocuidado: tomando control del diálogo interno
La práctica del mindfulness nos ayuda a observar y modificar nuestro diálogo interno. Cuando experimentamos estrés, es común que surjan pensamientos negativos como “No puedo con esto” o “Es demasiado”. Sin embargo, con atención plena podemos detenernos, observar esos pensamientos y reformularlos en algo más constructivo, como “Este es un reto, pero tengo las herramientas para afrontarlo”.
Este cambio de enfoque no solo reduce la ansiedad, sino que también fomenta una mentalidad más proactiva y positiva.
Prácticas clave para el autocuidado
Establecer límites saludables:
Poner límites claros en las relaciones y el trabajo es fundamental para proteger nuestra energía emocional. Saber cuándo decir “no” es una herramienta esencial para prevenir el agotamiento.
Desarrollo de hábitos conscientes:
Identificar actividades que te recargan, como la meditación, ejercicio o descanso, y programarlas en tu rutina diaria es crucial. El autocuidado debe ser una prioridad diaria, no un lujo ocasional.
Autoevaluación periódica:
Reflexiona semanalmente sobre tu bienestar. Preguntas como “¿Qué tan conectado me siento conmigo mismo hoy?” o “¿Estoy cuidando mi salud física y emocional?” pueden ayudarte a ajustar tu equilibrio personal y laboral.
Crear un lenguaje interno positivo:
Cambiar pensamientos limitantes por afirmaciones empoderadoras fortalece tu bienestar. Por ejemplo, transforma “No soy capaz” en “Estoy aprendiendo y mejorando”. Este tipo de lenguaje refuerza una mentalidad de crecimiento y confianza.
Comunicación empática y consciente:
El autocuidado también se refleja en cómo interactuamos con los demás. Al dar retroalimentación, hazlo desde la empatía, validando el esfuerzo más que el resultado. Esto no solo fomenta la confianza en los demás, sino que también crea un entorno positivo.
Plan semanal de autocuidado:
Diseña un plan semanal que incluya tiempo para la autorreflexión, cuidado físico y atención al diálogo interno. Esto te permitirá mantener el equilibrio y estar mejor preparado para los desafíos.
Cuando priorizamos nuestro bienestar emocional y mental, somos capaces de guiar a otros con mayor claridad, empatía y confianza.
El papel del ‘coach’ en el autocuidado
Un coach puede ser un gran aliado en el proceso de autocuidado y liderazgo personal. Trabajar con un coach te permite identificar patrones de lenguaje y comportamiento que podrías no haber notado. Juntos, pueden desarrollar estrategias personalizadas para cambiar ese diálogo interno, mejorando tu bienestar y capacidad de liderazgo.
Además, puede ayudarte a crear un plan de autocuidado sostenible, asegurando que las prácticas que implementes se adapten a tus necesidades y metas personales y profesionales.
Graciela De Puy, es ‘coach’ organizacional y sistémica. Psicóloga y miembro del Comité de Educación Continua de ICF, Capítulo de Panamá.