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- 22/11/2024 00:00
Importancia de los estímulos literarios en Panamá
Cómo negar que las mejores obras literarias suelen florecer en el alma misma de quienes nacen bendecidos con el don de la creatividad, pero que a menudo son los estímulos -externos o interiores- los que fomentan que el genuino talento acabe de fermentarse y encuentre, más temprano que tarde, su mejor camino. Esto es cierto no sólo en el caso de los escritores sino, además, en el de científicos y tecnólogos naturalmente dotados para tener éxito en sus profesiones. También ocurre con muchos de los hoy llamados “emprendedores”, quienes se mueven con audacia en los más diversos espacios de la vida diaria.
Y es que cualquier estímulo, ya sea que surja por casualidad, debido a un proyecto creativo externamente orquestado, o en algún resquicio de la personalidad de quienes nacen con un mínimo de talento, es perfectamente capaz de echar a andar lo mejor de quienes son idóneos para crear belleza, conocimiento o importantes logros en diversos campos del saber.
Dado que lo mío siempre ha sido una fascinación por la creación literaria y la promoción cultural, no es de extrañar que el tema de los estímulos sea un asunto que me interese calibrar. En primer lugar, me parece indispensable hablar de varios de los premios que han estimulado la creatividad en nuestro medio. Por supuesto, el mejor ejemplo es el concurso anual “Ricardo Miró”, que se convoca en novela, cuento, poesía, ensayo y teatro. Creado en 1942 por el poeta Moisés Castillo, ha contribuido enormemente a motivar la creatividad en nuestros escritores.
Aprovecho para destacar a dos de los ganadores este año de dicho certamen: Pedro Crenes Castro, residente en España, fue el ganador en cuento (también novelista y ensayista) y Eyra Harbar en poesía (también cuentista). Conozco a fondo la obra anterior de ambos y puedo dar fe de su permanente calidad en todo lo que escriben. Tienen en común no sólo una férrea disciplina como asiduos lectores y creadores, sino además un dominio absoluto de las respectivas técnicas que encausan su creatividad.
Hay otros certámenes que quiero destacar, porque después de años de creados por mi obsesivo entusiasmo, hoy siguen vigentes. Me refiero al Premio de Poesía Joven “Gustavo Batista Cedeño”, creado en el antiguo Instituto Nacional de Cultura, dos semanas después de la muerte del talentoso poeta que le da nombre, siendo yo jefe del Departamento de Letras; y acertadamente retomado por el Ministerio de Cultural. Algo similar ocurrió meses después de la muerte del escritor y excelente amigo Ariel Barría Alvarado: tuve el impulso de crear un premio anual que llevaría su nombre. A solicitud mía, fue retomado al segundo año de su fallecimiento por el Ministerio de Cultura.
Otros premios de cuya creación fui responsable se convocan anualmente en la Universidad Tecnológica de Panamá: el Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán” y el Premio Nacional de Cuento “José María Sánchez”, creados en 1996 (el primero lo ganó por primera vez el escritor nacional Justo Arroyo; y el segundo, Rogelio Guerra Ávila). Ambos cuentan con el desinteresado apoyo económico de la empresa SUCASA, y siguen vigentes. Asimismo, en 2011 logré crear en la UTP el Premio “Diplomado en Creación Literaria” (para egresados de esta especialidad que fundé en 2001, permanente semillero de nuevos autores de talento). Cabe mencionar que Marco Ponce Adroher y Héctor Aquiles González, respectivamente, han sido los talentosos autores más recientes en ganar los dos certámenes antes mencionados. Por otra parte, hace años, en diversos momentos, fundé el Premio de Poesía “Stella Sierra”; el Premio “Rodrigo Miró Grimaldo” al mejor libro publicado durante el año y diversos certámenes de minificción.
Otro importante estímulo han sido las varias pequeñas editoriales que he tenido en Panamá entre 1982 y el presente, en donde han publicado escritores reconocidos y gran cantidad de nuevos creadores. Editoriales que fueron cambiando de nombre: Editorial Signos; Fundación Cultural Signos; 9 Signos Grupo Editorial; y desde 2013, Foro/taller Sagitario Ediciones. Después habría de venir el auge de otras pequeñas editoriales locales creadas por escritores, lo cual ayuda a difundir no pocos libros de alta calidad: Editorial Fuga, de Carlos Wynter Melo; El duende gramático, de Salvador Medina Barahona; y Modus Ludicus, de Silvia Fernández-Risco. Entre todas, hemos publicado al menos 200 libros de autores nacionales. También los talleres literarios han apoyado estos esfuerzos.
Finalmente, no quisiera dejar por fuera la existencia de cuatro épocas de la revista cultural Maga, creada por mí en 1984. En 2008 le traspasé la revista a la UTP, que la ha seguido publicando bianualmente bajo mi dirección.
Finalmente, sugiero que el próximo año el Ministerio de Cultura se decida a crear becas anuales para noveles escritores talentosos, a fin de estimular su continuidad creativa... Los estímulos para el perfeccionamiento y difusión de la buena literatura no surgen solos, hay que crearlos, nutrirlos, tratar de darles continuidad, tanto desde el sector estatal como en lo personal cuando sea indispensable hacerlo; es decir, desde la sentida responsabilidad de quienes buscan superarse apoyando a sus colegas.