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- 20/09/2022 00:00
Sobre el ¿Qué hay pa mi?
“La situación está difícil, ya vienen las elecciones, hay que ver con quien se va”, escuché de alguien a principios del año pasado, cuando faltaban más de 2 años para las elecciones; y este es el pensamiento de muchos panameños, el ¿Qué hay pa mi?, el pensar que tiene desde el pobre hasta el rico en Panamá.
El pobre con la esperanza que le den algo y el rico con deseos de tener más. ¿Qué hay pa mi?, fue la frase de una política desesperada porque seguramente el obsceno sueldo de diputada no le alcanza. Paradójicamente, son los pobres con esperanza de las migajas de los políticos los que eligen cada 5 años a estas personas sin sinvergüenza. Estoy seguro de que esto se acabará, tal vez mis ojos no lo vean, pero acabará, como ha acabado en otros países de la región.
Y siento que ya el hilo ha empezado a soltarse, cuando hasta el que nunca ha sido independiente hoy quiere serlo, porque seguramente ¿Qué hay pa mi?; si ha sido así para las próximas elecciones, no quiero imaginarme las del 2029.
No me sorprendería que muchos seudoindependientes se impongan sobre los verdaderos independientes, pues en una sociedad donde los estudios superiores es un privilegio del sistema para unos pocos, es fácil manipular a la población con $20 dólares, 'bolsitas' de comida, materiales de construcción o como me dijo una señora hace poco “yo voto por él porque una vez me compró unas medicinas”, él es más rico que hace 15 años y ella sigue siendo pobre.
Si nuestro país fuera democrático, como pregonan algunos, los políticos se preocuparán por combatir la pobreza y las desigualdades; sin embargo, estos son dejados para resolver después, porque son problemas estructurales que no se resolverán ahora, dijo un alto funcionario hace poco. Se resolverán cuando las mayorías se indignen y tomen la justicia por sus manos, haya un colapso social con sus respectivas consecuencias. ¿Por qué esperar que esto suceda si se pueden empezar a resolver ahora con voluntad y desintereses? Porque quienes logran engañar a las mayorías con discursos salvadores, exagerando en empatía y amabilidad, realmente van pensando en ¿Qué hay pa mi? Y se olvidan de quienes los eligieron, no para que se enriquecieran, sino para que los representaran en la solución de los problemas sociales y económicas que enfrentan día a día.