Uno que es el grupo de Bohuslan Big Band fue en el Centro de Convenciones de Ciudad del Saber
En la plaza toca:
Porque Puma Zumix Grupo juvenil que interpreta...
El reciente Acuerdo 398 alcanzado por la Suprema Corte de Justicia que otorga facultades al señor presidente de esa corporación para separar del cargo a aquellos funcionarios judiciales de carrera en el evento en que sean procesados por faltas disciplinarias o éticas; además de llevar a cuestas el peso de varios recursos de nulidad que —irónicamente— tendrán que dirimirse en este mismo escenario; continua siendo objeto de fuertes críticas por quienes pudiesen figurar en el ojo de la tormenta —que ya arrojó sus primeros resultados— y algunos miembros de la sociedad civil que evocan el carácter inconstitucional de un acuerdo que se superpone a lo que dispone la ley en esta materia.
Lo cierto es que para el grueso de la membresía de este país las justificaciones que motivaron la implementación de la norma y los resultados que se desprenden de la misma nos otorgan como sociedad civil sobradas razones para defenderla y aplaudir el inicio de ese proceso de depuración y rescate a favor de un sistema judicial inamovible y cautivo de la pastosidad y la selectividad en que opera.
¿Para quién es un secreto que la administración de justicia en nuestro país anida en un permanente caos?
Mora judicial, incumplimiento en los procedimientos, sentencias y notificaciones durmiendo las mil y una noches, son solamente algunas de las irregularidades y constantes quejas que durante mucho tiempo cayeron en saco roto y fueron encubiertas por un velo de impunidad y protección construido en derredor de muchos de éstos microfeudos (juzgados), que aprovechándose de su legitimidad y autoridad, impartieron fallos bajo criterios de subjetividad y parcialidad.
El peligro de no ofertar justicia y en tiempo oportuno, como viene ocurriendo, no radica expresamente en el descontento y la impotencia de las partes, reside en el mensaje masivo y reiterado que estamos enviando a la sociedad en general, que es la figura en quien recae verdaderamente el agravio desprendido del delito y que, en base a los nefastos acontecimientos y sus efectos, parece estar descifrando erróneamente que el crimen y la impunidad en este país tienen algún grado de recompensa.
La ocasión es propicia para hacer un llamado a la comunidad en general, a fin de promover y respaldar los procesos tendientes a depurar nuestras instituciones judiciales; los métodos pueden ser discutidos sobre la marcha, lo absurdo es concebir la idea de que vamos a ordenar la casa, sin endosarle autoridad a quien tiene la responsabilidad de hacerlo.
Debemos entender de forma clara que la inoperancia en nuestras instituciones radica en su estructuración burocrática y la jerarquía “virtual” existente en las mismas, donde sólo existen superiores de organigrama que en la práctica gestionan maniatados y de espaldas a sus subalternos.
El primer paso ha sido dado, de nosotros depende dar continuidad y seguimiento a este proceso, fiscalizando que se obre en estricto derecho y sin atropellos contra quienes entorpezcan u obstaculicen el implacable brazo de la justicia.
*Financista, docente e independiente.alfasa13@cwpanama.net