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- 22/11/2024 00:00
‘Gold digger’, violencia contra los hombres y justicia penal
Las series de televisión o películas nos traen muchas historias de violencia económica, que representan personajes y retratan hechos completamente ficticios, por lo que se incluye un aviso que “cualquier parecido con personas reales (vivas o muertas) o con hechos reales es pura coincidencia”, y se hace más que nada por un descargo de responsabilidad a efectos de no ser demandados por difamación.
Dicha frase tiene su origen en la película Rasputín y la zarina (1932) de Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) que se inspiró en la vida real del asesinato de Rasputín (1916), y como en ocasiones en nuestros escritos las personas puedan sentirse aludidas, vale reiterar lo arriba señalado.
Hoy, todos sabemos de la existencia de la violencia doméstica, económica y psicológica contra las mujeres, y que nadie escapa de ello, por lo que es obvio también que puede haber hombres maltratados por su mujer, fenómeno oculto, poco denunciado y que no es foco de atención legislativa porque hay castigo solamente para la violencia económica (214A) y psicológica contra la mujer (art.138).
El hombre maltratado puede ser objeto de diversos tipos de violencia, entre estos la violencia económica, conducta agresiva realizada por cualquier mujer, controladora y manipuladora de recursos económicos de su pareja, y también por una cazafortunas o gold digger, que se siente atraída por el dinero y el lujo, que antes de casarse con su pareja manipula a empresarios, profesores u otras personas casadas, de reconocimiento profesional y con solvencia económica, hasta conseguir su presa, su premio mayor por intereses meramente económicos, generalmente en hombres que carecen de madurez y falta de compromiso con su esposa o pareja, y buscan aventuras nuevas, entre otros,
El término gold digger se refiere a escarbadores de oro. Hay una canción interpretada por Kanye West que critica las relaciones basadas en intereses económicos y da un consejo a un amigo sobre las buscadoras de oro o cazafortunas, y sobre las consecuencias de que se quede sin nada cuando la relación termina, hecho que en la vida real no es nada nuevo, y que los hombres no lo advierten, no lo toman en serio, pues piensan que a ellos no les va a pasar, y afirman que: “tú no sabes lo que estás hablando”, “tú no la conoces a ella, “me ves cara de tonto”, y luego llegan las consecuencias nefastas en la que los hijos que abandonó e ignoró por cierto tiempo, tienen que salir a su rescate.
Estas mujeres maltratadoras se caracterizan por ser controladoras, dominantes, posesivas, obsesivas, narcisistas, tienen baja autoestima (Almeida, 2023), y sienten una satisfacción en humillar, acechar, maltratar físicamente, de forma verbal o sexual a su pareja e inclusive tienen dentro de sus objetivos aislarlo de sus hijos del matrimonio previo.
Por lo que respecta al hombre maltratado, sufre la violencia económica, y muchas veces es insultado, chantajeado o amenazado, mientras que la percepción de la sociedad hacia este, es la de un hombre mogo, zoquete, que se deja manipular de su mujer; y decían las abuelas, que “le dieron agua de clavelito”.
La mujer en la violencia económica, toma control efectivo de los ingresos de su pareja, le genera deudas, le exige regalos de manera constante, carros, casa o joyas, que le ponga sus propiedades a su nombre, maneja sus cuentas de banco, no paga sus compromisos, le pide rendición de sus gastos, entre otros, y el hombre para tenerla contenta y que no lo abandone cede a todos sus exigencias.
En lo que respecta al hombre maltratado, usualmente no denuncia estos hechos, aunque “quede desplumado”, y buscará excusas para no hacerlo, posiblemente por vergüenza o por otro tipo de situaciones.
Por último, los hijos, con el fin de que se haga justicia, pueden acudir a las autoridades a denunciar estos hechos, pero lamentablemente quedan frustrados por nuestro sistema judicial fracasado y por la falta de empatía y compromiso de sus operadores jurídicos, que teniendo la obligación de investigar estos hechos hasta las últimas consecuencias y asegurar así el buen funcionamiento de la administración de justicia, y salvaguardar los derechos de las víctimas, no lo hacen por diversos motivos.