• 11/06/2024 12:52

Gaza, Ucrania, China y Panamá

A menudo tropiezo con ideas erróneas sobre política internacional y geopolítica. Nada de extrañar, ya que estamos jaqueados por una guerra mediática que nos aturde, tratando de confundirnos. Trato de enterarme a través de fuentes de la mayor credibilidad para comprender los hechos. Luego intento interpretarlos a la luz del derecho internacional y la Carta de la ONU.

1. Los ataques genocidas de Israel contra los palestinos no constituyen una guerra propiamente dicha, sino el exterminio declarado del pueblo palestino a ciencia y paciencia de la comunidad internacional, incluyendo a Panamá, que se abstuvo de apoyar la resolución de la Asamblea General de la ONU que llamaba a un alto al fuego. Dicha resolución era una expresión democrática del organismo, paralizada por el veto antidemocrático de EE.UU. El Consejo de Seguridad aprobó recientemente un alto al fuego temporal y efímero, que Israel burla de muchas formas.

Los ataques indiscriminados de Israel han sido disfrazados como “guerra” legítima para ocultar el hecho de que se trata del genocidio de una población ocupada y abusada desde hace 75 años. El movimiento de Hamás - que cometió un acto terrorista, pero defensivo contra Israel el 7 de octubre - le sirve de pretexto para aplastar a un pueblo cautivo e indefenso. El Holocausto, como justificación del genocidio, no borra el asesinato colectivo.

Hamás fue responsable de la muerte de 1,200 israelíes, mientras que Netanyahu es culpable de 36,731 muertos, 83,530 heridos, 100,000 desaparecidos y 1,900,000 palestinos desplazados. Tamaña desproporción entre supuestos contendientes, deslegitima toda noción de “guerra” y apunta a algo más que un crimen de guerra.

2. La guerra entre Rusia y Ucrania se deriva del derecho a la defensa de la primera contra la segunda, conforme al Artículo 51 de la Carta de la ONU, que a la letra dispone: “Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de ataque armado contra un miembro de las Naciones Unidas, hasta tanto que el Consejo de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad internacionales”.

Rusia intervino en el Donbass a solicitud de sus provincias separatistas para evitar una mayor masacre de ucranianos prorusos o de origen ruso por parte de los ucranianos nazis que derrocaron el gobierno proruso de Víktor Yanukóvich en el Euromaidan de febrero de 2014.

3. El Artículo 33 de la Carta de la ONU estipula que para toda controversia susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, se tratará de buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la mediación u otros medios pacíficos. Rusia propuso la paz en Ucrania innumerables veces, pero el presidente Zelenski de Ucrania la ha rechazado olímpicamente, respaldado por EE.UU. y la OTAN, que están dispuestos a sacrificar “hasta el último ucraniano” (ninguno norteamericano ni europeo).

4. Occidente (EE.UU., OTAN, UE) decidió hace 30 años avanzar hacia el Este, hacia Rusia, en violación de la promesa en contrario de Mijaíl Gorbachov, expresidente de la Unión Soviética. Occidente ha avanzado a 30 países circundantes de Rusia, país que no puede cruzarse de brazos ante la destrucción del oleoducto ruso - hecho confirmado por Noruega y Finlandia y achacado a EE.UU. - aparte del ataque a Crimea y poblaciones dentro de Rusia. Luego entonces, no se trata de una agresión de Rusia, sino de su defensa ante la agresión de Occidente.

5. Putin ha repetido hasta el cansancio que no lanzará ataque nuclear alguno, salvo en legítima defensa. Igual ha dicho antes China. Ello no es invitación a una hecatombe nuclear. Rusia ha sido agredida por varios países de la OTAN y fuera de ella, y lo correcto es defenderse con armas convencionales, pero si Occidente escala a ataques nucleares, Moscú se defenderá exitosamente porque su arsenal es muy superior numérica y cualitativamente al de Occidente.

6. El conflicto entre Taiwán y China debe respetar la tesis aceptada por la ONU y EE.UU. de que “China es una sola nación y Taiwán es parte de ella”.

7. Corea del Norte es asediada por Corea del Sur, que se ha convertido en portaaviones de EE.UU. Japón es un satélite explotado por EE.UU, para sus fines. Por ello, la península coreana requiere de un acuerdo regional de paz en el que también participen China y Rusia.

8. China no es parte del Protocolo del Tratado de Neutralidad (TN) porque Taiwán lo suscribió, lo que impide que Pekín lo haga. No es extraño que China pertenezca a la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) al igual que Taiwán, ya que China no podría excluirse de una región tan vasta que no le fue consultada. Esa es una razón.

9. Pero hay otras: es posible que China tenga reservas sobre el Tratado de Neutralidad, como muchos panameños. ¿Cómo no tener reservas por un TN que fue enmendado ilegal y unilateralmente por el Senado de EE.UU. después de ser ratificado por Panamá y EE.UU. y que le permite al último intervenir en nuestro país sin nuestro consentimiento? En derecho internacional no se admiten enmiendas unilaterales a un tratado bilateral mucho menos después de ser aprobado, como ocurrió con el TN.

Durante el Consejo de Seguridad de 1973, el presidente Mao Ze Dong contestó una pregunta que le hice por telex a su gobierno sobre la neutralidad de canales internacionales. Mao respondió que China estaba dispuesta a pedir la expulsión de las bases norteamericanas si Panamá lo pedía. El caso es que la resolución vetada por EE.UU. la redacté yo a solicitud del general Omar Torrijos y del canciller Juan Antonio Tack, y en la misma Panamá pidió que se desalojaran las bases del territorio nacional. La respuesta de Mao sintetiza su opinión sobre el TN y su “protocolo”.

Mucho más importante que un protocolo polémico es la voluntad declarada del presidente Xi Jinping de respetar el Tratado de Neutralidad y la soberanía de Panamá durante su visita a nuestro país en noviembre de 2018 (Julio Yao, Panamá, China y la Geopolítica, Editora Chen, 2002).

10. La Reunión del Consejo de Seguridad en marzo de 1973 fue iniciativa del embajador Aquilino Boyd, pero la estrategia jurídica, política y diplomática en la misma fue diseñada por el suscrito por decisión del Jefe de Gobierno, Omar Torrijos, y el canciller Juan Antonio Tack, tal como he explicado en un documental de la ACP, que, aun después de dos años, no ha llegado a mis manos. ¿Mano peluda?

El autor es analista Internacional
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