Una finca para la docencia e investigación agropecuaria

¡Por fin! Después de que profesores y estudiantes “tocaron puertas”, por más de 12 años, en anteriores Gobiernos, sin éxito, con el fin de obtener unas tierras para sus prácticas agropecuarias de campo, en un enjundioso discurso, el actual decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Panamá, el Ing. Eldis Barnes, destacaba la lucha permanente que tuvieron que realizar los estamentos docentes, administrativos, autoridades universitarias y jóvenes estudiantes de aquella época para lograr tan anhelada meta. Lo estaban peloteando, en el argot popular. Más adelante, el rector se manifestaba sobre el mismo tema, reconociendo el esfuerzo del Gobierno nacional y el presidente de la República para adquirir estos terrenos. Pareciera un acto intrascendente, sin ninguna significación, pero de un gran contenido e impacto para la educación agropecuaria nacional.

Sobre el particular, el rector, Dr. Eduardo Flores, recordaba que ya la Facultad de Ciencias Agropecuarias contaba con instalaciones en Tocumen y señalaba en noticia recogida en un medio escrito, “En aquel momento se decía que si no se vendían, se iban a expropiar las tierras, porque eran imprescindibles para el crecimiento del aeropuerto. Resultó falso, porque parte de las tierras las revendieron a tres veces el precio que nos la compraron” (diario Panamá América, jueves 20 de julio 2023).

Todo lo anterior se manifestaba esa mañana en que el sol estaba radiante y en su máximo esplendor. Los rayos incandescentes abrazaban y desplegaban sus latigazos de fuego a través de la carretera que conducían del distrito de Chepo hacia el corregimiento de Cañitas o Tumagantí.

Cerca del sector entre Flor de Laguna y Genene, en esta parte del área este de la provincia de Panamá, iba a escenificarse un acto de gran trascendencia para la educación, investigación y extensión agropecuaria de la Universidad de Panamá y el país en general.

Se iba a adquirir un globo de terreno de 325 ha y el presidente de la República entregaría el cheque simbólico por la suma de 3.8 millones de balboas por el terreno, a la Sociedad Gones Hermanos S. A. Dicha propiedad, enclavada en una extensa superficie, frente a la vía principal que conduce hacia Darién, ofrece un espectáculo visual impresionante, una extraordinaria planicie que se conjuga con la belleza escénica y bucólica del campo. Un riachuelo recorre las márgenes y contornos de la finca. Allí se construirá el futuro Centro de Enseñanzas e Investigaciones Agropecuarias de Panamá Este (Ceiape).

Dicha finca perteneció al productor Emilio González, hombre visionario, tenaz, peleador, con un carácter jovial, pero a la vez impetuoso y semejante a un huracán. Hace casi medio siglo llegó por estas tierras agrestes y montañosas, lo que representaba una odisea acceder a estos lugares remotos para dedicarse a las labores agrícolas y ganaderas. Coincidimos en nuestros primeros años de extensionismo agrícola, luchando con las maquinarias de la antigua y fenecida Endema (Empresa Nacional de Maquinaria Agrícola), que brindaba servicios de preparación de tierras, control de malezas, fumigación, abonamiento y cosecha a los pequeños y medianos productores. Luego adquirió su propio equipo privado. Tremendos encontrones en campo sostuvo con técnicos y varios agricultores, pero siempre mostró apoyo al agro.

El presidente, al hacer uso de la palabra, elogió las actividades agropecuarias, su profunda identificación hacia la tierra y los productores, enfatizando los avances que ha realizado el Gobierno en los aspectos agropecuarios. Por su parte, el señor rector fue reiterativo, en toda la intervención, agradeciendo el aporte de todos y cada uno, haciendo gala de conocimientos lingüísticos y explicando una figura del PALINDROME (“palabra o frase que se lee igual en un sentido que en otro”), según la enciclopedia Wikipedia en el buscador Google, o utilizando las mismas letras sea de atrás hacia adelante, de izquierda hacia derecha y viceversa. En este caso RECONOCER, la contribución de todas las personas por el logro obtenido.

Fue una jornada excepcional, impregnada de recuerdos, saloma campesina y profundo olor a tierra adentro. Cerca de la entrada hay una placa a nombre de Emilio González.