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- 05/08/2024 00:00
Figuras repetidas no llenan álbum (I)
Ningún asesor en salud en Panamá sabe lo suficiente y mucho menos si tienen años sin atender pacientes a nivel público. Sabemos que el saber es muy importante, pero eso no nos resuelve el problema de identificar que saber es importante en salud en cada caso particular y quién verdaderamente lo posee.
El Estado panameño tiene el deber constitucionalmente y el rol de suministro de bienes meritorios como salud, pero los recursos son finitos y se deben distribuir entre todas las necesidades de los ciudadanos.
El sector salud se financia por empleo formal (cuota obrero-patronal), el sector privado de la producción (pólizas de seguros ) y el régimen subsidiado por los impuestos generales.
En nuestra nación, estar empleado no necesariamente significa estar en la población económicamente activa y recibir protección en salud (tanto trabajador y su familia) como paquete de compensación laboral a través del seguro social. Nos urge que los asesores que actualmente están reciclando de la gestión previa, conozcan los efectos de los costos crecientes en las pólizas de seguro privado, el desabastecimiento por los conflictos políticos-económicos en las licitaciones de la junta directiva de quienes tienen que prestarle salud a los trabajadores formales y la crónica falta de plata en el sistema público para poder “recomendar” gestiones democráticas para la protección de la salud del pueblo panameño.
Los actuales asesores reciclados provienen de la economía de la salud, una ciencia lúgubre que determina que su mercado se mide en vidas humanas, en dolor y sufrimiento y presenta el desafío de tener que gobernar un equipo de salud que tienen responsabilidades directas ante los pacientes y su desconexión con las consecuencias financieras de sus decisiones facultativas.
Hay grupos de profesionales que tienen habilidades particulares que han desarrollado a lo largo de los años y que el pasado le es irrevocable.
Los alemanes son expertos en cerveza, los franceses en vino, los escoceses en whisky, los boqueteños en café fino y hay médicos asesores que se reciclan cada cinco años que son médicos especialistas en compras en sobrecostos y millonarios robots quirúrgicos defectuosos, sin que la salud de los panameños mejore. Estos clarividentes de la medicina tienen años que no atienden pacientes, que es su virtud y característica distintiva.
Los asesores en salud por encargo de los eternos diputados tienen la función de lograr una distribución óptima de los recursos finitos y garantizar de la mejor manera el derecho a la atención en salud de los panameños en un sistema “eternamente desequilibrado”. Los altos costos de las pólizas y sus copagos, aunados al insuficiente presupuesto del sistema público condiciona a los panameños de enfermedades de alto costo a migrar al seguro social ( dumping ) y con la subsecuente recarga al mismo. Estos asesores reciclados gestionan la salud por gerencia de inconveniencia: no se controla la calidad de los procesos que gestionan y sus resultados, donde la satisfacción del usuario panameño no cuenta.
Uno de los problemas actuales del sistema de salud panameño es que se han excluido a los asesores que atienden pacientes, esos asesores que han dejado la mística del galeno para ser eternos burócratas “expertos” y poseedores de maestrías en gestión de salud. ¿Cuál debe ser el perfil del asesor en salud para que el panameño tenga salud? ¿Es más importante satisfacer una visión ideológica financista que mejorar la atención en salud de los panameños? ¿Preferimos volar con un copiloto desactualizado en medicina o con los médicos que aumenten las posibilidades de hacer llegar sanos y salvos a nuestro destino como nación?