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- 18/03/2023 00:00
¿Qué esperamos de las clases presenciales?
A partir del año 2020 todas las estrategias tecnopedagógicas para producir el acto didáctico se vieron transformadas en su totalidad, ya que los elementos básicos del proceso de comunicación educativa en la modalidad presencial (espacio y tiempo) fueron limitados y reemplazados por la virtualidad, en donde el espacio es extendido a todo el planeta y no a un aula de cuatro paredes, así mismo el tiempo se prolonga mientras una información permanezca digitalizada, no cuando se borra el tablero, y al desvanecerse la palabra hablada.
Hablamos del periodo de la pandemia producto del COVID-19, en donde la única forma de evitar el contagio era el distanciamiento de los actores del acto didáctico. En dicho período no desaparecieron los contenidos curriculares, sólo se cambiaron las estrategias tecnopedagógicas para desarrollar un acto didáctico que pudiera producir aprendizajes efectivos.
Las limitaciones educativas del periodo de la pandemia se fijaron en la falta de conectividad de hogares panameños, en el pobre manejo de estrategias tecnopedagógicas que pudieron acompañar a los docentes a desarrollar sus actividades, la escasez de equipo y herramientas tangibles que pudieran conectar a internet de tal manera que el aprendizaje de los contenidos educativos fueran logrados eficazmente por los estudiantes. Unidas a estas limitaciones encontramos la pobre o escasa capacitación a los familiares de los estudiantes en competencias básicas tecnológicas para participar en las clases y asignaciones de forma activa y responsable.
Al pasar estos difíciles pero innovadores momentos, la gran pregunta en el sector educativo es ¿qué esperamos en el futuro año educativo presencial 2023?
Esperamos que el docente maneje estrategias combinadas entre la presencialidad y la virtualidad, en donde las presentaciones de contenidos sean basadas en una comunicación bidireccional, con actividades pertinentes al contexto y tipo de aprendizaje activos y participativos que manejen los estudiantes con experiencias en virtualidad, sin olvidar la ejercitaciones concretas colaborativas y una coevaluación, que faciliten un aprendizaje basado en la gran variedad de aplicaciones tecnológicas adquiridas en la pandemia.
Los centros educativos estatales en la presencialidad deben contar con conectividad para docentes y estudiantes, que puedan acceder a información, sistemas de búsqueda, comparación, análisis y presentación de trabajos concretos y digitales, como complementos para la obtención de aprendizajes significativos y permanentes.
En las clases presenciales venideras, el padre de familia ya debe estar capacitado para ofrecerle a su acudido el acompañamiento adecuado en prácticas, tareas y obtención de los aprendizajes necesarios, de tal manera que se produzca un seguimiento y control en la evolución eficiente de sus aprendizajes y por consiguiente, dominio del nivel educativo en que se encuentra.
Esperamos que los resultados educativos sean óptimos y la tasa de fracasos escolares reducida en gran porcentaje, ya que las experiencias de aprendizaje combinada de dos grandes modalidades educativas se unifican en el acto didáctico futuro.
Solo nos queda señalar que deben emplearse estrategias tanto de la virtualidad como de la presencialidad, pero con la aplicación de técnicas y métodos eclécticos que hagan eficiente la implementación de acciones tecnopedagógicas que conduzcan a la obtención de resultados óptimos y dignos de replicar en cualquier centro educativo.