Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 08/03/2024 00:00
Elecciones antes de 1968
A pocos meses de las elecciones del mes de mayo, salen a la luz todo tipo de denuncias, campañas sucias y promesas, que resultan ser similares a las que se vivieron en otras épocas y que han quedado en el olvido.
Las elecciones desde 1903 estuvieron caracterizadas por el caudillismo de liberales y conservadores, que solo miraban a los pobres del arrabal en las coyunturas electorales, más no, en la agenda nacional. Los desposeídos eran depósitos de votos, que acompañaban a los líderes en masivas concentraciones resaltadas por la falsa oratoria y la compra de conciencia.
Pocas elecciones nacionales no fueron tachadas de fraudulentas, donde candidatos sacaban de la contienda a opositores, ejemplo las de 1940, que ponen a correr solo Arnulfo Arias, o bien, donde la Policía Nacional se convertía en árbitro de las disputas. El caso más sonado fue las elecciones de 1948, que llevó al “triunfo” a Domingo Díaz Arosemena, con su muerte hubo una sucesión de llamados al poder, y quien decidió, finalmente, el nombre del virtual ganador no sería otro que el comandante Remón, el cual tenía a su haber el control de las armas.
Liberales, republicanos, doctrinarios, nacionalistas, coalición patriótica, entre otros, antes de 1968, tenían la capacidad de mimetizarse y crear partidos pequeños, medianos y grandes, surgidos por lo general entre champañas y fiestas en el Club Unión, pero que miraban sus intereses de clase y no el bienestar del pueblo.
El despertar de la sociedad ante esta desmedida ola de corrupción y clientelismo, impulsó la creación del Movimiento de Acción Comunal, el Partido Comunista y Socialista, la Federación de Estudiantes de Panamá, el Frente Patriótico de la Juventud, Federación Sindical de Trabajadores, la Asociación de Profesores de la República de Panamá y movimientos cívicos, que propugnaban por el cambio social y combatir la crisis institucional.
Era evidente para los dueños del poder, que ese ímpetu popular organizado debía ser reprimido, especialmente, porque poseía una base ideológica, nacionalista y patriótica, que alzaba su voz en contra del coloniaje en la Zona del Canal y que se oponía al entreguismo de las élites.
La medida que se tomó para aplacar la rebelión nacional fue la represión sistemática. En 1953, se prohíben las agrupaciones patrióticas y se hizo énfasis en las de contenido izquierdista, muchos dirigentes fueron llevados a la Modelo como: Changmarín, Marta Matamoros, líderes políticos y estudiantiles, no escaparon de la cacería de brujas y hasta la muerte, ejemplo el dirigente Rodolfo Aguilar Delgado en el área de las bananeras.
La crisis que vivía el país abrió el camino de un intento de golpe de Estado (1948) que buscaba desconocer las elecciones y tres juicios políticos a mandatarios: (1951), Arnulfo Arias, por derogar la Constitución de 1946 y poner en vigor la de 1941, José Ramón Guizado, vicepresidente de la República (1955), acusado de autor intelectual del asesinato de Remón Cantera y Marco Aurelio Robles (1968) enjuiciado por la Asamblea Nacional, bajo el cargo de apoyar al candidato oficialista David Samudio.
Mientras estos flagelos se destapaban y carcomían a la Nación, los pobres de la ciudad vivían en casas “brujas” abandonados a su suerte, con centros hospitalarios precarios, falta de escuelas, salarios deprimentes y sin mayores oportunidades sociales, peor condición sucedía en el interior del país y áreas indígenas, por ello, cuando se origina el golpe de Estado de 1968, pocos salieron a reclamar la vuelta del poder de los oligarcas, porque entendían que a pesar de desconocer las consecuencias de la acción golpista, lo que había quedado atrás, no era un modelo esperanzador, sino excluyente, explotador y represivo.
La generación de los años 40, 50 y 60, escucharon muchos discursos desde el parque de Santa Ana, que en la práctica estuvieron vacíos de sentido práctico. La repartición del poder de las familias adineradas era la constante en Panamá y a sus arcas llegaban los negocios del Estado, de allí surgieron muchas riquezas que quedaron en el olvido y jamás fueron objeto de investigación, por el amiguismo, el compadrazgo y los negocios en común que se dividían el presupuesto del Estado.
Desde 1903 a 1968, gobernaron en el país los ricos y poderosos, dueños de industrias cerveceras e ingenios, los altos cargos en ministerios e instituciones estaban reservados para familiares y amigos de apellidos burgueses. Los dirigentes populares, que no eran dueños de cadenas de radio, tv o prensa escrita, salían a las calles a protestar y pedir justicia y dignidad frente al abandono, muestra ejemplar fue la “Marcha del hambre y la desesperación” en 1959, que partió desde Colón hacia la capital, exigiendo: vivienda digna, salario mínimo y reforma agraria.