• 20/10/2024 23:00

El plan Chapman: ni empleo ni chenchén

...si el señor Chapman y el señor Mulino lo único que pueden ofrecer es una política de crecimiento del PIB real de 3,0 %, las cosas andan mal para el panameño de a pie. Lo que estarían proponiendo es un plan que no va a poder reducir el alto nivel de desocupación que aún caracteriza nuestra economía

La primera versión del Presupuesto Público para el 2025, realizado bajo el mandato del señor Mulino y del señor Chapman, no solo muestra la incapacidad del actual equipo económico para dinamizar la economía nacional, sino que, además, muestra un claro desprecio por las leyes vigentes, así como por el más mínimo sentido nacional y un claro sesgo hacia el autoritarismo.

De acuerdo con el actual ministro de Economía y Finanzas, la economía panameña solo logrará crecer en términos reales en un magro 3,0 %, mientras que el deflactor implícito del PIB se elevará en 2,5 % (el ministro simplemente, en forma errónea, lo llama inflación). Estos dos elementos son los que explicarían una expansión del PIB nominal en 5,0 % anual. Todo esto amerita varios comentarios.

En primer lugar, destaca que el 3,0 % es aceptado como real por las autoridades locales porque así lo pronostica del FMI. Esto, a nuestro juicio, es una posición que solo puede ser calificada de poco patriótica, en la medida que se supone que lo que debería destacarse sería que el análisis de los técnicos nacionales llegó a una cifra de crecimiento tras un importante esfuerzo dirigido a pronosticar la realidad del próximo año.

En segundo lugar, si el señor Chapman y el señor Mulino lo único que pueden ofrecer es una política de crecimiento del PIB real de 3,0 %, las cosas andan mal para el panameño de a pie. Lo que estarían proponiendo es un plan que no va a poder reducir el alto nivel de desocupación que aún caracteriza nuestra economía. En efecto, si se tiene en cuenta que la productividad en Panamá crece a una tasa promedio anual de 1,6 %, entonces queda claro que el volumen de empleo solo va a crecer en 1,4 %. Esta cifra resulta inferior a la que, de acuerdo a las proyecciones de la Cepal, debe tener el próximo año la población económicamente activa (PEA), dato que se calcula en 1,7 %. Es obvio que el volumen de desocupación se va a incrementar.

Este problema puede verse desde otro ángulo, que permite llegar a una conclusión similar. Un sencillo análisis econométrico permite establecer que, la elasticidad de la ocupación con relación al PIB es de 0.48. Esto significa que si la economía crece en 3,0 %, la ocupación tendrá una expansión de 1,44 %, la que, nuevamente, resulta inferior al crecimiento de la PEA. En definitiva, no habrá reabsorción del alto desempleo que existe en el país. Ni empleo ni chenchén en el bosillo. Obviamente este problema resulta más agudo aún si se tiene en cuenta que un crecimiento tan magro no tiene la capacidad de generar una importante cantidad de empleo formal.

Los problemas de la naturaleza del proyecto de presupuesto del señor Mulino y el señor Chapman tienen, sin embargo, otros importantes componentes. Uno que resulta especialmente notable se refiere al desprecio que el mismo tiene en relación a la Leyes vigentes. Este es el caso la Ley 362 De 2 de febrero de 2023, la que establece que “a partir de 2024, el gasto público e inversión en educación no será inferior al 6,0 % del Producto Interno Bruto”.

La primera propuesta de presupuesto de los señores Mulino y Chapman violó de manera flagrante esta Ley y lo hacen de manera muy significativa. Es así que lo que se propone como gasto público (en operación e inversión) para toda la educación es 28,9 % inferior a lo que la Ley ordena. Si se toma solo el presupuesto del Ministerio de Educación, que no constituye el total del sector educación oficial, se detecta que el presupuesto propuesto para 2025 es inferior en 25,3 % al contenido en el presupuesto aprobado para el 2024. Definitivamente estamos frente a un gobierno cuya prioridad no es la educación.

A esto se debe agregar que no se propone absolutamente ninguna ayuda para sostener las pensiones de la CSS. El argumento que se está esperando, el resultado de lo que el gobierno está haciendo como conversatorio para reformar al Seguro Social es falaz, ya que una vez aprobado el presupuesto sería, en las condiciones de austeridad impuesta por el gobierno de turno, difícil encontrar el espacio fiscal para apoyar a la CSS.

Lo que si parece ser una prioridad para el actual gobierno es el Ministerio de Seguridad. Aquí no solo se esta hablando de elevar el pie de fuerza en aproximadamente 10,0 %. Concretamente, a diferencia de la tendencia general, el primer proyecto de presupuesto propuesto para este ministerio para el 2025 supera en 7,9 % al aprobado en el 2025. Esto marca el riesgo de un gobierno que parece priorizar los mecanismos represivos sobre los objetivos sociales.

Se tienen que recalcar los peligros de una política de choque con una tendencia autoritaria y represiva.

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