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- 30/08/2024 23:00
El nuevo director general de la seguridad social
Si bien es cierto que el problema más grande que debe afrontar el nuevo director de la seguridad social es el programa de Invalidez, Vejez y Muerte, al mismo tiempo es el más fácil, porque solo tiene una solución, como el caso de Islandia, 2008: volver al pilar solidario.
El Estado financia la protección social integral de los no asegurados/informales con el programa 120 a los 65 años, lo que significa que tendrías que elevar la edad en los dos pilares para no tener protestas en las calles. No puedes exigirles sacrificios a los trabajadores formales sin exigirles sacrificios a los informales.
Las cuentas individuales (pensiones de hambre), por la experiencia de los 42 años en Chile, no son una opción, y el manejo de ahorros por cuentas individuales por fondos privados tampoco lo son, sino, recordemos el caso de la pérdida del 20 % de los ahorros de las jubilaciones en Islandia con la quiebra del banco Lehman Brothers en 2008.
Las cuentas individuales por fondos de inversión privado no son opción, más cuando los jóvenes están desempleados y los mercados están en recesión. Les prometieron jubilarse con el 70 % de su salario y quedaron recibiendo 20-30%.
El programa de protección a la vejez de los trabajadores solo tiene una solución, por lo cual se debe tener un líder conciliador para conversar con los trabajadores y los empleadores de que se debe realizar control de daños y evaluar obligatoriamente cada cinco años con un comité de expertos cómo va cambiando la pirámide demográfica panameña. La conversación con los partidos políticos tradicionales está de más, es solamente diplomacia en los tiempos actuales que estamos viviendo el fenómeno político del “dégagisme”.
Se necesita un director general que lidere a la comunidad de trabajadores con el programa de IVM, que no gaste sus fuerzas con ese tema, para que el Gobierno gaste sus energías en los dos temas que le importan sobremanera al panameño: salud y trabajo.
La salud es un bien meritorio del Estado. Y ese derecho de los ciudadanos tiene que estar garantizado por una obligación financiera del Estado panameño, el cual debe planificarse de acuerdo con el crecimiento sociodemográfico y los problemas de salud prevalentes, con énfasis en prevención en salud. Tristemente, la política tradicional se ha apoderado tanto de la caja de compensación y las licitaciones, que han hecho pensar que la salud que brinda el Seguro Social es el brazo de la salud del Estado.
El programa de Enfermedad y Maternidad del Seguro Social es un paquete de beneficios laborales que reciben los trabajadores y sus familias panameñas, con el objetivo de formalizar el empleo. Es la manera como se protege al trabajo, que es motor del Estado.
No necesitamos a un director que venga a replicar la gerencia por inconveniencia y que venga a racionalizar los tiempos de espera o a brindar salud por medio de externalizaciones selectivas. Suficiente con la privatización del IRHE que no mejoró el servicio público y que ha quemado equipos robóticos quirúrgicos millonarios en la Ciudad Hospitalaria.
Desde tiempos bíblicos sabemos que “nadie puede servir a dos amos”, y un financista no maximizará el producto de la cuota obrero-patronal en el Seguro, sino que disminuye el mayor bienestar posible de los beneficios de las prestaciones laborales formales. Viene a replicar copagos, aumento de primas anuales y a monopolizar redes de proveedores.
El nuevo director general debe ser un líder que pueda conciliar a los trabajadores y que pueda coordinar armónicamente los paquetes laborales de los trabajadores, sabiendo que la Caja, como es un gran comprador selectivo, genera monopolios en el país. Se necesita un director general que escuche a la comunidad médica y gestione el talento humano en salud que se dejó de planificar hace cinco años. El programa de IVM es lo de menos, los trabajadores y jubilados quieren salud.