• 04/08/2024 00:00

El director que no queremos en la CSS

El nuevo director debe tener formación y experiencia en el manejo de instituciones de servicios públicos de salud

Ahora que la junta directiva decidió - incumpliendo con su responsabilidad alegando una supuesta falta de quorum - enviarle al presidente de la república los expedientes de los aspirantes a director de la Caja de Seguro Social, para que sea el presidente quien seleccione al nuevo director de la institución, considero obligatorio complementar mi columna anterior sobre los buenos atributos que debe tener el futuro director de la CSS y señalar algunas características que no queremos que tenga. Lo hago ejerciendo mi derecho y deber de controlar socialmente la gestión del gobierno, haciendo votos porque el mensaje sea interpretado en forma positiva y fomente la decisión que esperamos los asegurados.

Para comenzar, el director que no queremos en la CSS es aquel cuya principal credencial para ejercer un puesto público sea la influencia política basada en la amistad con el primer mandatario, o porque pertenecen al mismo partido y por ello se sienta impune, protegido y propenso a hacer de nuestra CSS un filón para el beneficio propio y el de sus amigos, a base de engaños y de traiciones a la población asegurada. Y que conste que soy de la opinión de que la membresía a un partido político no descarta a un aspirante. Pero el partido político debe fortalecer su formación de cuadros, pues lo que se busca en el Estado es gente capaz que pueda desempeñar cargos públicos de manera eficiente cuando les toque el turno.

Tampoco queremos un improvisado, cuya gestión sea calificada como mala o muy mala por la población, porque carece de la formación profesional, experiencia, capacidad, solvencia ética y moral, para concentrarse en garantizar la ejecución efectiva y eficiente de las políticas y lineamientos estratégicos de la institución. No es suficiente con tener un título universitario en “cualquier disciplina”, o haber sido gerente exitoso de alguna empresa privada. El nuevo director debe tener formación y experiencia en el manejo de instituciones de servicios públicos de salud.

Para poner en perspectiva la necesidad de que no sea un improvisado producto del clientelismo político, recordemos que el director de la Caja de Seguro Social manejará un presupuesto anual estimado en cerca de 8,000 millones de balboas y una planilla de cerca de los 35,000 empleados para atender las necesidades de los asegurados y sus beneficiarios. En ese sentido, el nuevo director debe poseer la necesaria solvencia moral y ética que le permita romper la tendencia a la falta de transparencia que ha caracterizado la gestión de los últimos gobiernos.

Entonces exigimos que el nuevo director ejecute este presupuesto con total transparencia, honradez y efectividad. Que no quiera privatizar nuestra institución porque viene con compromisos y amarres con las principales empresas aseguradoras, o las proveedoras de los medicamentos e insumos. Que no exista desabastecimiento de ninguna clase, porque tendrá a su alcance suficientes recursos para garantizar la atención de calidad que se merecen los asegurados. Que no nos encontremos con órdenes de compra engavetadas, obviamente para promover el desabastecimiento y facilitar las compras directas posteriores, lo que es un crimen y debe castigarse ejemplarmente.

También rechazamos que se mantenga la contratación de nuevos recursos humanos, inflando la planilla de la CSS atendiendo al clientelismo político, mientras que los pacientes reclaman una mejor atención. Exigimos que todos los nombramientos, antiguos y nuevos que haga el nuevo director, sean acompañados de la evaluación y de la rendición de cuentas necesaria, garantizando que los recursos sean realmente necesarios, y tengan las competencias suficientes para las posiciones.

Nos oponemos a que se continúen las inversiones previamente planificadas, sin que antes una auditoría independiente evalúe la pertinencia, necesidad, costos y sobrecostos de estas obras. Antes preguntémonos: ¿necesitamos que se sigan aperturando nuevas instalaciones, para descubrir luego que no hay acceso, o no llega el agua ni la energía eléctrica, o que faltan los equipos y los recursos humanos? Y no digo que no hagan falta, lo que digo es que se valore la pertinencia antes de seguir adelante, porque se ha demostrado la falta de transparencia previa, y por más ingenuos que seamos, no podemos tenerle confianza a una planificación llevada a cabo por las anteriores autoridades.

Es igualmente inaceptable, que el nuevo director, por ignorancia o conveniencia, resulte indiferente a la necesaria coordinación con el ministerio de Salud, despreocupado ante la segmentación del sistema y la fragmentación de los servicios de salud, principales causas de su bajo desempeño y de las quejas de los usuarios.

No es imposible encontrar a esa persona, solo hace falta el compromiso genuino con el bienestar de la población. ¡Tendrá la palabra final nuestro presidente!

El autor es médico, exrepresentante de la OMS
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