• 19/01/2023 00:00

EE. UU.: nuestro 'Globocop'

“Lamentablemente, por siglos, los viejos reinciden en montar guerras en las que solo los jóvenes mueren [...]”

“Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca a Estados Unidos” (Porfirio Díaz). Creo que estas famosas palabras se le puede aplicar a todo país latinoamericano; el dramáticamente desatendido patio trasero de los norteamericanos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, los EE. UU. se autoungieron como el árbitro prodemocrático del planeta.

Hoy me enfocaré en los conflictos de Corea ( 1950-53) y Vietnam (1955-75). Mientras tanto, con el resto de Latinoamérica ignorada, EE. UU. se negaba en asistirla más tácitamente en su desarrollo democrático. Esas grandes mentes en Washington se olvidaron de lo que le pasó al Dr. Frankenstein con su recién creado e ingrato mounstrito militar latino.

Por razones de trabajo, conocí, de primera mano, al Pentágono y Langley; “viví en el monstruo y le conozco las entrañas” (José Martí). Con el sorpresivo ataque japonés a territorio norteamericano (Hawaii), a finales de 1941, Hitler, muy estúpidamente, le declaró la guerra a EE. UU., por simple solidaridad con su ingrato aliado japonés, cuando él tenía suficientes problemas en el frente ruso en su primer invierno invadiéndolos. Esa alianza, Alemania, Japón e Italia, reposaba sobre un andamio de naipes.

Los halcones norteamericanos dentro del Ministerio de Guerra estaban encantados de, finalmente, entrar en acción. Desde el famoso discurso de despedida del presidente George Washington (1796), el mantra militar norteamericano era uno de aislacionismo y cero alianzas con los eternamente conflictivos europeos, de guerra en guerra.

Con casi medio millón de muertos de EE. UU. al final de la guerra en Europa (1945), sus halcones norteamericanos y su Ejecutivo tomaron un giro de ciento ochenta grados y empezaron a meterse en muchos conflictos en el extranjero donde no les incumbía. Recordemos la triste clásica: “los viejos montan guerras donde solo los jóvenes mueren”. Mis ejemplos, por hoy, son las intervenciones norteamericanas en Corea y Vietnam.

La paz y tranquilidad de 75 años acabó para Corea cuando es liberada por los gringos desde el sur y los soviéticos desde el norte.

En 1948 la URRS le deja a la China de Mao su rol antagónico en esa península y se regresa a Moscú, avizorándose un curul al morir Stalin. Para 1950 el tira y jala con el Sino Coloso (aún rural, pero con 1B de habitantes) los llevó a la guerra cuando el norte ataca al sur. Los EE. UU. arrastran al grueso de los ejércitos europeos a este inútil conflicto que duró tres años.

Murieron 150K soldados aliados (ONU y EE. UU.), 800K milicos comunistas y un total de 1.2M de civiles de ambos bandos. “Globocop” salió de este conflicto con su primer ojo morado por inmiscuirse en asuntos fuera de sus fronteras. Como acostumbra aún hoy, apoya Gobiernos tiranos, siempre y cuando graznen que son “yes men” y luzcan anticomunistas, cuando realmente son cleptómanos.

VIETNAM (1946-1975). El virtuoso líder guerrillero viet Ho Chi Minh logró distraer militarme más de un millón de soldados japoneses en Indochina de matar GI Joes. El Sol Naciente saca a patadas del sur indochino a las también tiránicas tropas europeas y las manda a sus casas en 1940.

Con la rendición nazi los franceses regresan a Conchinchina (1945) en sus gigantescos navíos acorazados. Desde la proa le gritan a los viets “nous sommes de retour”. Los aguerridos criollos les contestan “niet niet” y los devuelven derrotados años después a Marseille con tremenda palera en Dien Bien Phu (1954). A los sala'os y se acabó el mito de “la grandeur de la France”.

Kennedy y luego Johnson se empoderan vía su debatible “teoría dominó” e involucran a lo hijos de su país en una empantanada campaña militar escalonada, que, tras su derrota en 1975, le quitó a 50K+ madres norteamericanas hijas e hijos. La ingratitud norteamericana a la clave cooperación viet durante la Segunda Guerra Mundial fue correspondida por el presidente galo Charles De Gaulle echó la sede parisina de la OTAN a Bélgica y reemergió un antiyankismo en la narrativa francesa, al punto que también los querían echar del país.

Un radio comentarista gringo dice poco después en su programa: “¿Entonces tendremos que desenterrar a los 22K de nuestros hijos en su suelo que murieron privándolos a UDS. a hablar alemán a las malas?

EE. UU. no tenía razón de entrar a Indochina; era un “faut pas” colonialista de los ganzos franceses. En abril 1975 Hanoi hace un alucinante blitz sobre Saigón; el corrupto ejército del sur huye y deja a los gringos diplomáticos asoleados. Se generó una alucinante evacuación vía helicópteros hacia portaviones en el mar de China Meridional; no había espacio para aterrizar en los portaaviones, pero se las ingeniaron.

Años atrás, caminé la calle Gia Long #22, subí a la azotea y vi de dónde partió el último helicóptero hacia el USS MIDWAY; no eran funcionarios de la Embajada los últimos pasajeros en aquella famosa foto del solar. Eran operativos de la CIA que los agarró de sorpresa el alucinante “blitzkrieg”.

En fin, no hay campo en nuestro cosmo para “Globocops”. Para eso tenemos a papá Dios y el está haciendo un buen trabajo. Los Gobiernos, de ser nefastos y disfuncionales, se autodestruyen sin el oeste mover un dedo (pregúntele a la URRS).

Lamentablemente, por siglos, los viejos reinciden en montar guerras en las que solo los jóvenes mueren y traen consigo abrasivas consecuencias en el “ethos” y “pathos” de toda bien intencionada nación intervencionista. “Gotterdammerung”.

Ingeniero en sistemas y telecomunicaciones.
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