• 01/02/2023 00:00

¿Ya podemos decir que el COVID-19 no es amenaza?

“[...] la enfermedad [...], ha trascendido e impactado a nivel mundial, dejando [...] una secuela de efectos negativos, tanto en la salud como en el aspecto socioeconómico”

El jueves 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) salía al paso ante la preocupación mundial debido a una enfermedad viral respiratoria que tuvo sus inicios en China, para finales del mes de diciembre de 2019.

No fue hasta el martes 7 de enero de 2020, cuando el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de China (CDC) reportó por primera vez la situación, debido a que la enfermedad había superado el pico de contagios en ese país.

Meses después, exactamente el 11 de marzo de 2020, el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció que la enfermedad podría considerarse como una pandemia, debido a que la epidemia ya se había extendido por varios países de manera alarmante.

El COVID-19 ha provocado una serie de afectaciones a nivel de salud, que van desde un resfriado común, hasta enfermedades más graves, como neumonía, síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y síndrome respiratorio agudo grave (SARS).

Sin embargo, la enfermedad como tal, ha trascendido e impactado a nivel mundial, dejando en todos los países una secuela de efectos negativos, tanto en la salud como en el aspecto socioeconómico.

El desempleo y la desigualdad económica, entre otros factores, han permeado, sin duda alguna, a gran escala a nivel mundial, lo que ha significado, hoy día, fragilidades sanitarias, salud quebrantada, desigualdad económica, secuelas permanentes de la salud en infantes y ancianos de todo el mundo y un marcado retroceso en los países subdesarrollados, que han venido afrontando las consecuencias de la pandemia y otros desafíos que han surgido como consecuencia de la calamitosa enfermedad.

Aunque la comunidad internacional ha apoyado de manera significativa a los países de bajos recursos, respecto a las vacunas y demás insumos para contener y afrontar el virus, la brecha de la desigualdad y de oportunidades se ha profundizado y la transición a la nueva normalidad de cada uno de esos países parece no llegar.

Recientemente, la (OMS) mantuvo una reunión en la que se considera se debe mantener el estatus de emergencia sanitaria, debido a que el coronavirus aún impacta de manera significativa a la salud pública y se mantiene un número elevado de muertes, en comparación con otras enfermedades infecciosas respiratorias.

El COVID-19 es como un tsunami que marcó a la población del mundo, dejando un manto de dolor y luto en todos los confines. Sin embargo, tres años después de esta emergencia sanitaria mundial y de lo que estamos viendo hoy con respecto al mismo tema, ¿podemos decir oficialmente que el COVID ya no es una amenaza?

Abogado

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