• 22/10/2024 00:00

Debates sobre la CSS: lucha entre clases sociales

... estamos frente a argucias que rebasan lo técnico, que no dependen de tal o cual cálculo matemático, sino de la decisión que en su momento tomen los de mayor poder, en detrimento de los que no tenemos poder...

Mucho se vende la idea por los medios de difusión convencionales, que los debates acaecidos en las últimas semanas acerca de la crisis de la CSS y sus alternativas no son más que discusiones sobre temáticas técnicas de las que hay que tener alguna comprensión matemática. Ciertamente, las propuestas de solución suponen ejercicios de cálculos numéricos (los tecnócratas usan el término dominguero de “corridas”) para contar con un diagnóstico y luego derivar las estimaciones que sugieren la mejor salida de la crisis. Pero los que trabajamos con estas herramientas sabemos perfectamente que, si se aplican parámetros distintos en cada cálculo, los resultados pueden ser muy distintos y sugerir soluciones adecuadas, si uso unos parámetros o falsas soluciones, si aplico otros.

A propósito de falsas soluciones, la semana pasada, Francisco Bustamante, vocero del gobierno actual y exsubdirector de la CSS, con un gobierno supuestamente contrario al que hoy representa -ya sabemos que no es esencialmente discorde al anterior porque responde a las mismas clases sociales que dominan el país- afirmó que: “...sin variar las medidas paramétricas, se demostró que no importa si el sistema se llama solidario, de cuentas individuales, el sistema da resultados muy similares a lo que hoy día está dando el sistema de beneficio definido...” (Bustamante, Francisco, 16/10/2024). Aquí, el señor Bustamante, representante del “gobierno 100 % empresa privada” y por extensión de las clases que no viven de su propia fuerza de trabajo, nos pretende hacer trampa jugando con los términos.

En primer lugar, si se calculan aspectos donde no se varían los parámetros (“medidas paramétricas”) por supuesto que va a seguir saliendo un resultado igual al original, cuantas veces lo haga. Si el parámetro es A que vale 5, B que vale 10, el resultado de su multiplicación será siempre igual a 50, mientras no varíe el uso de estas medidas A y B. Por el contrario, si empleo otros parámetros, por ejemplo, la tendencia de que la tasa de mortalidad en Panamá viene aumentando desde que se eliminaron los sistemas integrados de salud en los años 1990, sin duda tendré que cambiar el valor dado a la esperanza de vida (años disfrutando la pensión de vejez) reduciéndola, lo que a su vez me debería llevar no a aumentar el parámetro de edad de retiro o de jubilación, sino a mantenerla o reducirla; nada de esto se le ocurre hacer a los tecnócratas apologistas del interés de las empresas ávidas de asaltar los fondos para pensiones de las clases trabajadoras.

En segundo lugar, aplica un lenguaje polisémico en el uso de términos que son contradictorios entre sí, únicamente en la medida que sean interpretados desde planos de intereses contradictorios... de intereses de clases en pugna. Se advierte que poner en el mismo plano los términos “solidarios”, “beneficio definido” y “cuentas individuales”, no tiene nada de pecaminoso, si partimos del hecho de que hablar de “beneficio definido” (saber cuánto se recibirá de pensión) solo es posible si se lleva la “cuenta individual” que permite hacer ese cálculo de cada persona y esto siempre ha existido en el régimen “solidario”. Ignorar este detalle lleva a rechazar las cuentas individuales per se, lo que es un error conceptual que deben tomar en consideración los voceros del movimiento sindical y sus asesores.

Otra cosa es cuando las cuentas individuales se emplean para la capitalización individual de esos fondos manejados por las empresas privadas. Es a esta modalidad a la que se oponen los líderes de movimientos sociales laborales, no a la existencia de cuentas individuales per se, reitero. Estas cuentas individuales niegan la forma de capitalización colectiva de los aportes de los asegurados manejados por la CSS y en la capitalización colectiva, con inversiones directas de esta institución se obtienen mayores rendimientos que son la piedra angular de garantía de montos de pensiones dignas.

Ergo, estamos frente a argucias que rebasan lo técnico, que no dependen de tal o cual cálculo matemático, sino de la decisión que en su momento tomen los de mayor poder, en detrimento de los que no tenemos poder o escaseamos de este, a menos que el poder soberano escamoteado desde la propia Constitución política, se haga realidad con el único recurso que nos han dejado al pueblo trabajador: las movilizaciones sociales masivas. Se trata, pues, de una disputa entre intereses contrarios de clases que se resuelve en el plano político social, no en el técnico.

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