• 12/10/2024 00:00

De taquilleros, taxistas y taxeros

Casi por arte de magia, las palabras emergen desde los cuatro puntos cardinales. Esta situación enriquece el idioma, amplía nuestros horizontes comunicativos y nos permite una mejor comprensión del entorno en el que nos desenvolvemos. Es decir, el hecho de que surjan circunstancias, produce el brote de palabras para identificarlas.

En esta ocasión, me referiré a algunos casos que captan mi atención. Tenemos que doña Margarita Vásquez, en su detallado Diccionario del Español en Panamá, incluye la voz guachimán, procedente del inglés watchman que significa: ‘vigilante nocturno’, que los panameños compartimos con Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y República Dominicana.

La palabra ‘biencuidao’, según la fuente consultada, se refiere a la persona que, por una propina, cuida los automóviles estacionados en un lugar público. La voz ‘palanca’ define al: ‘chofer de un autobús o de un taxi que rinde beneficios al dueño’. Llantero es el ‘operario’ que repara llantas de vehículos.

Desde otra óptica, la vanagloria es un elemento fundamental en los tiempos en que vivimos, debido a la búsqueda de aprobación de nuestros semejantes. Esto se ha multiplicado de manera geométrica por el influjo de las redes sociales. En ocasiones, perseguimos un ‘me gusta’ por cosas importantes como un logro personal o familiar; aunque en otras circunstancias requerimos del beneplácito ajeno por un viaje, por una comida o por una bebida. Esta urgencia de reconocimiento ha cobrado tanta trascendencia que el Diccionario de la Lengua Española incluye el vocablo taquillar. El término antedicho significa: buscar popularidad y aceptación. La palabra está marcada como chilenismo aunque en Panamá —lo más seguro que en otras latitudes también— se emplea con el mismo significado.

Tanta jerarquía ha adquirido el contexto, que el influjo de este ejercicio semántico, ocasiona el surgimiento de la palabra taquilla relacionada con los hechos que causan aprobación. Del mismo modo, nace el vocablo taquillero con que nos referimos a aquellas personas que se complacen en ser reconocidas por sus constantes actos tendientes a captar la atención de sus semejantes mediante la publicación de acontecimientos cotidianos en las redes sociales.

Aunque aprendí a emplear los términos ‘taxista y taxero’ para referirme a la persona que conduce un taxi, ejemplo: Juan es un taxista, Pedro es un taxero, en el Diccionario de Americanos la palabra taxero se refiere al ‘individuo contratado para grapar el tax en las camisas de las personas’, agrego, en eventos como fiestas populares, sobre todo en los bailes típicos. Según la fuente consultada, la voz a la que nos referimos, se trata de un panameñismo. Claro que el vocablo ‘tax’ procede del inglés que significa impuesto y se refiere a la cuota que es indispensable pagar para ingresar a los casos antedichos. De aquí surge ‘cotero’ —voz registrada por el Diccionario de Americanismos— con un significado diferente al que pretendo aclarar en esta ocasión. Dicho diccionario, indica que ‘cotero’ es el: ‘hombre que tiene por oficio llevar cosas pesadas de un sitio a otro’. El ‘cotero’ (de cuota) es el individuo que realiza las mismas funciones del taxero, es decir cobra la cuota de entrada a algún sitio, aunque con la aparición de los cintillos que se colocan en la muñeca de los participantes ha ido desapareciendo el hecho y con su desvanecimiento también han caído en desuso las voces ‘cotero’ y ‘taxero’ con el significado indicado.

El español que se habla en Panamá es un verdadero yacimiento de palabras y significados, cuyo estudio y difusión contribuye con el logro de un mayor conocimiento de nuestra esencia como nación, ya que se enfoca en incontables direcciones correlacionadas con el diario vivir de los habitantes del istmo panameño.

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