• 21/07/2024 23:00

Créditos académicos en la administración pública

Ubicar al recurso humano dependiendo de su capacidad y necesidades de la institución, traería una mejor prestación de los servicios públicos

Con la instalación de un nuevo gobierno y la expectativa ciudadana por la promesa de hacer las cosas mejor a como se venía haciendo, surge la oportunidad para revisar y actualizar el perfil y funciones de los funcionarios vs. sus créditos académicos. Ubicar al recurso humano dependiendo de su capacidad y necesidades de la institución, traería una mejor prestación de los servicios públicos y una nueva imagen de la administración pública, como profesión y carta de presentación de la gestión del gobierno.

Siempre se cuestiona la administración de la cosa pública, en comparación a la efectividad del sector privado, para lograr los objetivos en cuanto a la eficiencia y eficacia, utilizando generalmente el mismo recurso humano. La diferencia estriba en la metodología de la selección; no es lo mismo, contratar por un favor político, llenar una vacante y pagar un salario, que hacer la selección que exige la posición y valorar la formación académica y la experiencia de la persona que se va a contratar.

Es recomendable que los nuevos nombramientos o contrataciones especialmente los de mando y jurisdicción, recaigan en profesionales con créditos académicos convalidados y debidamente certificados y que, conjugado con la experiencia, garanticen la elección de un colaborador que va a liderizar la institución en cualquiera posición técnica o administrativa. Aquí juega un rol fiscalizador la Universidad de Panamá, en cuanto a la falsificación de diplomas (vendidos y/o comprados), expedidos por universidades piratas, en detrimento de mucha gente que sí se quemaron las pestañas y que son desplazados por un certificado o diploma falso de licenciatura, postgrado, maestría y hasta doctorado.

En la administración de los recursos humanos es costumbre revisar los expedientes del funcionariado público, a fin de actualizar el banco de datos y poder rotar con propiedad al personal hacia donde mejor se desempeñe y le produzca a la institución, en favor de una mejor prestación del servicio público. Esto va ligado al clima laboral, las condiciones físicas de las oficinas o puestos de trabajo y la dotación de equipos como herramientas, aunado a un entrenamiento continuo. En el sector privado, gracias a las multinacionales y algunas empresas locales, el colaborador es visto como el más valioso activo de la organización y destina recursos y tiempo en su formación y actualización, en su entorno familiar y bienestar laboral, entre otros.

Lo anterior apela a la concesión de algunos servicios como una clínica para revisiones médicas periódicas (incluyendo exámenes antidoping, psicosocial y hasta la ludopatía), que tanto afecta el estado anímico y emocional del individuo. La facilidad de movilización, hacia y desde su puesto de trabajo, incluyendo guarderías, cafeterías, viáticos, cooperativas, clubes deportivos y culturales, uniformes, reconocimientos por años de servicios y remuneración salarial apegada a las normativas vigentes, son algunas de las muestras de estímulo.

Al realizar estas prácticas técnico-laborales, parciales o generales, debe privar el profesionalismo y que de ninguna manera se interprete como casería de bruja. Que se vea como una oportunidad para escalar en la organización a través de la realización de una tarea que cumpla los estándares de calidad y busque la equidad que beneficie a las partes. Así podría surgir el mejoramiento de las relaciones laborales, teniendo como marco teórico la sensibilidad humana, para luego exigir productividad.

Si la administración de personal vela porque cada uno de los departamentos de la institución luego de la selección y capacitación cuente con el recurso idóneo para realizar las tareas encomendadas; debería prestar mayor atención en la sensibilización y fortalecimiento de los profesionales, técnicos y administrativos que atienden a usuarios que demandan servicios sociales ligados a las prestaciones médicas, así como en la cultura de servicio y docencia para con el trato y respeto a la gente.

La coyuntura es propicia para levantar la autoestima y limpiar la imagen del servidor público y la administración de los recursos humanos en la gestión gubernamental, después de haber sido vilipendiado y calificado como mediocre y vago, que solo le interesa el salario. Algunas instituciones públicas y sus colaboradores se encaminan en busca de una mayor calificación y un mejor trato de la sociedad, donde impere el respeto y la dignidad a cambio del esfuerzo para realizar una tarea con las mínimas condiciones que caracteriza al sector público.

El autor es administrador público y docente

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