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- 27/09/2024 00:00
Creación literaria y la Universidad Tecnológica de Panamá
Como en tiempos de los griegos antiguos, la educación integral es el óptimo ideal, incluso, en las actuales universidades y otros centros de educación superior en donde privan la ciencia y la tecnología. Pero sobre todo ahí, a fin de que los estudiantes y profesores, so pretexto de su estricta formación especializada, no se deshumanicen.
Conocernos es poder ser mejores, trascendernos en armonía y para el bien de la humanidad. La Universidad Tecnológica de Panamá, en este sentido, lo está haciendo con creces: propicia esa educación integral pero también auspicia una diversidad de aficiones y conocimientos. Además de que durante el primer año de estudios los alumnos deben cursar diversas materias humanísticas, esa institución que forma ingenieros y técnicos tiene varios concursos literarios que se me permitió crear en 1996, cuando fui el primer coordinador de Difusión Cultural Uno de ellos de carácter internacional, el prestigioso Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán”, único de nuestro país a ese nivel que se ha mantenido vigente.
El otro certamen importante, con la misma antigüedad y vigencia, es el Premio Nacional de Cuento “José María Sánchez”. Un número apreciable de nuevos y no tan nuevos autores panameños han publicado algunos de sus mejores libros en estos dos certámenes. De más reciente data, un tercer concurso literario realiza similar labor, pero con escritores menos aguerridos, por ser más recientes, egresados del “Diplomado en Creación Literaria”, modalidad docente que fundé en 2001, y que anualmente continúa vigente; se trata precisamente del “Premio Diplomado en Creación Literaria”, también con carácter anual. Además de premios en dinero, las obras ganadoras de cada certamen se publican puntualmente al año siguiente y se presentan en diversos actos culturales ante públicos siempre entusiastas. Me parece indispensable puntualizar que la parte económica de estos premios se ha venido dando en buena medida gracias al desinteresado apoyo de la empresa Sucasa.
Y cómo olvidar que la actual Editorial Tecnológica se creó poco después de que, con el apoyo del ingeniero y escritor José Luis Rodríguez Pittí, se nos permitiera crear la colección de pequeños libros de autores nacionales que denominamos “Cuadernos Marginales”, que se co-editaban entre cada autor y la UTP con enorme éxito. Eran los tiempos de la primera rectoría del Ing. Héctor Montemayor.
Me parece fundamental precisar que dicho Diplomado ha producido frutos palpables en una cantidad muy respetable de nuevos autores que, sin dichos estudios y talleres, tal vez no hubieran encontrado su camino en el mundo de las letras. Pasan de cien. Además, cabe destacar que en la UTP se realizaron durante seis años consecutivos congresos internacionales sobre diversos aspectos de la literatura panameña e hispanoamericana, en los que participaban tanto autores y críticos panameños como destacadas figuras internacionales. Esta actividad en particular le dio, en su momento, mucho prestigio intelectual a dicha universidad.
Por otra parte, la UTP tiene un sitio web denominado “Directorio de Escritores Vivos de Panamá”, que desde hace muchos años reúne y mantiene actualizada información importante sobre el currículum de varios centenares de escritores que crean literatura en nuestro país: un sitio muy consultado por docentes y estudiosos desde otros ámbitos. En este orden de ideas, señalo que el creador literario, como todos los artistas genuinos, es un adelantado de la peripecia humana, una antena de exacerbada sensibilidad y discernimiento, tanto intelectual como emocional. Por tanto, sus obras hacen comentarios importantes sobre la realidad, sobre la capacidad de expansión de la imaginación que les es propia y privilegiada. La buena literatura -poesía, novela, cuento- sensibiliza, ausculta, indaga, critica e interactúa con otras formas de ser y estar en el mundo; lo cual es sano y necesario en cualquier sociedad: algo que las diversas autoridades de la UTP han tenido clarísimo con el pasar de los años.
El mundo de la creación literaria suele ser un ámbito subjetivo, fascinante sin duda, que a veces -con suerte y talento-, logra romper esquemas de indiferencia e inmovilidad social y permear conciencias y corazones de lectores inteligentes y, sobre todo, sensibles. El cuento y la poesía, dentro de este encuadre, ocupan un sitio de privilegio por su condición de concentración extrema y, a la vez, de apertura artística singular hacia mundos que van desde el más crudo realismo ligado a la cotidianidad, hasta los vuelos más osados en que lo fantástico se toma la plaza de sucesos y ambientes, no pocas veces a través de técnicas literarias rompedoras.
Y esta apertura -resulta evidente- puede orientarse hacia adentro, por el lado de la subjetividad más íntima y acendrada, o enfocada al mundo exterior con su variedad de diarias vicisitudes. O por supuesto, mediante una combinación de ambas maneras de proceder. Acercarnos entonces a la buena literatura -nacional y de otros ámbitos- es comprendernos mejor como seres humanos. Y en este sentido, la labor cultural que viene desempeñando la Universidad Tecnológica de Panamá merece un prolongado aplauso de pie.