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- 28/01/2023 00:00
Cooperación desde el desarrollo, oportunidad para el multilateralismo
Una mirada a la cooperación desde el desarrollo siempre aporta elementos para adecuar las políticas públicas. Sobre todo en medio de la crisis del “nuevo orden mundial”, que, en su momento, cuestionó el sistema legal, cosmopolita y representativo de la comunidad de naciones, fundada a mediados del siglo veinte en beneficio de organismos regionales particulares y grupos informales de los países poderosos, dispuestos a aprovechar la oportunidad que ofrecía el escenario unipolar (Brotons 2000).
Con la asociación de los países emergentes el escenario cambió. El impulso de los más de cincuenta asociaciones, comunidades y grupos son factores intervinientes en la multipolaridad pos-COVID. Sin embargo, los enfoques, normas y herramientas, sostener el multilateralismo son diferentes en la medida en que los retos para mantener el sistema funcional han evolucionado dramáticamente en la última década. Tal es el caso de las guerras interestatales, las modalidades de terrorismo, las demandas de seguridad colectiva y las limitaciones para el mantenimiento de la paz (Guterrés 2022).
Los desafíos globales demandan en el corto plazo, un tipo de cooperación centrada en el multilateralismo inclusivo que sea al mismo tiempo representativo con capacidad de vincular paz, desarrollo sostenible, acción climática y seguridad alimentaria en un mismo haz de voluntades (NewsUn 2022).
La cooperación vista desde el desarrollo en medio del multilateralismo tiene por lo menos dos aristas muy claras. Una es la cooperación sur-sur, la otra la cooperación triangular. En el primer caso, la cooperación sur-sur se define a partir de un entramado de relaciones y de intercambio cooperativo y complementario, donde la identificación de una serie de necesidades consensuadas, conlleva a objetivos comunes entre las partes. En el segundo caso, la cooperación triangular se define como modalidad de cooperación estratégica para el trabajo compartido, sobre todo entre países del norte y del sur (Ojeda Medina 2019).
En un escenario multipolar, el intercambio de buenas prácticas y lecciones aprendidas se convierte en un espacio para acelerar el desarrollo sostenible de los países con distintos niveles en la clasificación del PIB per cápita nominal, según los criterios del método Atlas del Banco Mundial. Que combina tasas de cambio, deflactores, fluctuaciones en los precios.
Según el Banco Mundial (Banco Mundial 2021), la asistencia oficial al desarrollo la integran los préstamos concedidos en condiciones favorables, donaciones de organismos de asistencia al desarrollo, instituciones multilaterales y países desarrollados que buscan para promover el desarrollo y el bienestar en los países y territorios según renta, según riesgo de inversión.
La clasificación de Panamá en la categoría de país de altos ingresos afecta su condición de país receptor de cooperación, por lo cual debe buscar otras formas creativas para impulsar el desarrollo sostenible. En una década la asistencia oficial neta al desarrollo como proporción del producto interno bruto, se redujo entre 2009 (0.78 %) y 2019 (0.26 %) un 0.52 %. Es decir, se redujo tres veces menos.
Las experiencias sur-sur con países como Colombia y Cuba son dos buenas prácticas en cooperación con saldos positivos para Panamá. Sin embargo, son experiencias puntuales. Para acelerar el desarrollo el país requiere una estrategia. En su momento, Panama Coopera logró redefinir el perfil país en el área de la cooperación Internacional (MINREX 2017).
Un elemento central para retomar tanto la cooperación sur-sur como la cooperación triangular es un catálogo de intervenciones exitosas. Que sean replicables y escalables para su aplicación en otros países.
A través de la cooperación el país puede acelerar el ODS 17, con innovaciones con efectos directos en el desarrollo sostenible.