Organizaciones de productores de café de Chiapas, estado de la frontera sur de México, reanudaron la exportación de café a Estados Unidos, destino del...
El mundo sigue enredándose más cada día. A veces siento como si el expresidente panameño convicto y condenado tuviera la influencia para mantener cada día una locura más, tal cual como sucedía cuando gobernaba, donde las apuestas eran para ver con qué “ñamesura” saldría al día siguiente.
El presidente de Estados Unidos ha anunciado nuevos aranceles, los cuales lo más probable es que impacten el bolsillo de quienes votaron por él, así como de los que no lo hicieron. Los mercados enseguida empezaron a abrir los ojos, por lo menos para ver qué pasaba.
Cuando escribíamos este artículo, no se había anunciado una reducción de intereses en los depósitos en bancos del gran coloso del norte, pero se especulaba que esto podría ser cuestión de tiempo, lo cual, obviamente, impactará significativamente la ya maltratada economía estadounidense.
Este incremento en los aranceles en los bienes que ingresan a EE.UU. seguramente impactará los diferentes mercados de esa nación y lo más probable es que empuje a una inflación considerable para los consumidores locales. Tengo la impresión de que esto tendrá su incidencia en la política, y solo la noche anterior se veía cómo el candidato respaldado no solo por el presidente, sino por el dueño de la red X, perdía por alrededor de 10 puntos un puesto en la Corte Suprema de Wisconsin, mientras que los dos escaños en la legislatura de Florida se teñían de rojo, atendiendo al llamado de los dirigentes mencionados.
En Panamá, la saga del expresidente Martinelli sigue acaparando un tiempo y espacio excesivamente grande e innecesario, al punto de que el hecho de que un pobre perrito salga a pasear se convierte en noticia “de primera plana”. Con el mayor respeto de mis amigos y colegas comunicadores, así fuera que “a la gente le gusta consumir este tipo de amarillismo”, parte del rol de los medios de comunicación es educar y orientar.
Mientras tanto, la guerra “que se iba a acabar el 21 de enero” sigue casi a la misma velocidad y con acusaciones de bando a bando, como si nada hubiera pasado. La violencia en la franja de Gaza regresó y creo que nadie se atreve a predecir cómo va a acabar. Es más, nadie sabe si puede haber un fin en el tiempo inmediato.
Regresando a nuestro país, no importa con quién se converse, todos coinciden en que estamos muy mal económicamente y no se siente que haya un piloto del área económica, y esto está acarreando malos presagios para la micro y pequeña empresa.
Lo hemos mencionado en varias ocasiones y nos vemos forzados a volverlo a traer al tapete: mientras no se ayude económicamente a los pequeños empresarios, estos no podrán contratar colaboradores, que son los que al final de cuentas empujan la economía nacional. Es ahí donde se debe invertir, no en seguir abultando planillas que todos sabemos que no le funcionó al gobierno anterior y no le va a funcionar al actual.
Hay que hacer los cambios imprescindibles en el servicio exterior y hay que hacerlo de inmediato. No hay forma de que nuestras relaciones en el mundo se vean afectadas por la incapacidad de ciertas personas que se habían convencido de que los diplomáticos solo paseaban y asistían a fiestas. Salvo pocas excepciones, tenemos deficiencias serias que debemos subsanar. El “chenchén” que tanto se prometió ni se ha cumplido ni se va a cumplir, pues no encontraron fondos en caja, como sí le pasó al petardador de la embajada, que se encontró las arcas llenas y ahí empezó el derroche.
Reconozco que había tantos “zapatos desamarrados” que no se sabía por dónde empezar a atar los cordones, pero esos problemas no se van a solucionar por sí solos. El presidente no tiene vice, pero sí tiene una gran cantidad de gente alrededor que le pueden ayudar. Y si siente que le hace falta, pues convoque a quienes usted considere que lo pueden ayudar.
La Asamblea no ha estado ayudando mucho, salvo contadas excepciones, lo cual nos confirma que no es un tema de partidos, sino de capacidad. Mientras sigamos escogiendo a sinvergüenzas, maleantes y similares, seguiremos teniendo los mismos resultados: “pan para hoy y hambre para mañana”.
No podemos sencillamente colgar los guantes, hay que dar la pelea. Este es un combate a 5 años y no llevamos ni siquiera uno detrás de nosotros. Hay que hacer una campaña para que las personas a nivel nacional aprendan de cívica y de lecciones de gobierno, para que puedan saber cómo comportarse y a quién dirigirse para que se resuelvan los problemas de la comunidad. Los noticieros matutinos no deben seguir siendo “corregidurías del aire”, sino fuente de información y capacitación para tener mejores ciudadanos.
Aún tenemos tiempo y la pregunta que suelto al aire es: ¿tenemos la voluntad para hacerlo o seguiremos con el juega vivo o, peor todavía, con el “mientras no me cojan es legal”? El país es de todos, ¿cuándo vamos a empezar a reclamarlo?