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- 14/08/2024 23:00
Co-herencia e hipocresía
El país viene acusando una enorme falta de coherencia desde hace décadas. Actuamos de una manera proporcionalmente opuesta a lo que aconsejamos a los demás. Son actitudes con rumbos que poseen una diferencia de 180°. Es hipocresía pura y dura.
Uno de los males de la sociedad moderna consiste en buscar aplicar en nosotros mismos valores diferentes que los que aplicamos a los demás. Es la negativa a juzgar nuestros actos con la severidad que juzgamos los actos de otros. Usar normas distintas, en nuestra ventaja.
La hipocresía es una enfermedad. El hipócrita, en muchas ocasiones, engaña de manera inconsciente, pues a su torcido entender, la mentira es un recurso legítimo como mecanismo de defensa.
Se le atribuye a Séneca, por allá por el Anno Domini 56, sarcasmo para los no creyentes incluidos, la frase “Haz lo que yo digo y no lo que yo hago”. Esa frase resume bastante bien nuestro hipócrita actuar.
Hoy, vemos cómo se ha torcido la línea de la moral, en beneficio de unos pocos, y perjudicando a un país. Gota a gota, aquellos poderosos y sus achichincles gozan de regalos tributarios, que han venido drenando el erario, pagado por los ciudadanos honestos que trabajan.
¡Qué sabroso es estudiar y emprender con plata ajena, y sin tener que pagarla de vuelta! ¿Así, quién no? Tanto empresario exitoso, cineasta wannabe y, en resumen, tanto inútil costoso al país.
En dolorosa contraposición, tanto ciudadano ejemplar jodido, desprovisto y reventado por un sistema que ayuda al que no necesita, y castiga al menesteroso. Vivimos en un sistema incoherente.
Al atleta se le premia luego de que con sudor y lágrimas se hizo notar mundialmente. Felicidades a Atheyna Bylon. Es un ejemplo para todos. ¿Se imagina usted, amigo lector, cuántas Atheynas habría si en vez de regalarle plata del país a los amigos, los gobiernos hubiesen invertido en el deporte?
¿Cuántos Irving Saladino habría si a los poderosos les interesara apoyar el talento? Si hubiera coliseos de primer mundo aquí, nuestros Alonso Edward no tendrían que entrenar en otro lugar. Ni hablar de la falta de apoyo económico al atleta, a ese no. “Pero pa´l hijo de mi compadre ... pa´ese sí hay”
Del mismo modo, las pruebas para medir la calidad de la educación serían un paseo para nuestros estudiantes, de contar con un sistema educativo robusto, cónsono con lo que se invierte en el mismo. En vez de eso, tenemos autoridades que desmeritan el valor de esas evaluaciones, defendiendo la incapacidad del sistema. Hipocresía, y con autoridad.
Para explicar por qué suceden las cosas que suceden en el país, debemos acuñar un nuevo término. Si la hipocresía es la nueva honestidad, basados en que para un pequeño grupo de ciudadanos con palanca no hay castigo, y sí hay regalos económicos, la coherencia como tal está mal escrita.
Ahora, luego de que los nombres de personas que contaban con los recursos económicos han sido señalados como recipientes de dinero público, ahora dicen que van a pagarlo. Así tan frescos. O sea que, si no los asolean, nanai de devolver la plata, y todos calladitos. Vaya sinvergüenzura. Hipócritas.
La coherencia ha dejado el país, y dio paso a su prima lejana y malévola, la co-herencia.
¿Qué es la co-herencia? Es el estado en el que lo que se conoce como tributos e impuestos para la población, significa una herencia dividida entre unos pocos. Los co-herederos tienen apellidos conocidos, y alardean de sus “logros” educativos y empresariales con dinero que obtienen de nuestros impuestos, y que no tienen que devolver, pues era parte de su co-herencia. Un regalo que le hace el país, aun sin estar de acuerdo con eso.
Los co-herederos son una nueva clase social, mezcla de político de siempre con farandulero criollo. Viven de apariencias y falsos triunfos pues, de tener que fajarse como el resto de la población para ganarse la vida, estarían debajo de algún puente.
Y así, los co-herederos siguen viviendo sabroso, mientras dan seminarios al resto de los mortales explicando lo fácil que les ha sido alcanzar el éxito. Pues sí. Muy fácil sí les ha resultado.
En positivo podemos acotar que se permitió la divulgación de esta información pública. Eso parecería estar mal escrito, pero no. Una información pública era confidencial, en el país donde la co-herencia es normal. Del mismo modo, se hará pública también otra información pública. Y eso tampoco es un error.
Aquello que en las vergüenzas administrativas pretendieron, y lograron temporalmente, mantener oculto en las reuniones del gabinete cocinero, saldrá a la luz. Encerrados, urdieron los más viles engaños y estafas a la nación, y todos los que formaron parte de esa pandilla estaban al tanto del daño que causaban. Ahora, como los co-herederos, saldrán a decir que es que ellos no estaban al tanto de lo que firmaban. Citando nuestro escrito, el 12/01/2021 Extra ordinarios, así separado, esta gente realmente van un paso más allá de la ordinariez.
Pero el pueblo está viendo, y esperemos que esté aprendiendo. La transparencia es siempre un buen síntoma. Vamos, que aún falta mucho camino por andar.
Dios nos guíe.