• 14/01/2025 00:00

Ciudad de Panamá, entre el caos y la incertidumbre

No ha existido hasta la fecha ningún alcalde ni representante de corregimiento que haya podido solucionar los problemas medulares de la ciudad de Panamá, como lo son la mendicidad, el alcoholismo, el ruido, la inseguridad, la venta de drogas y la proliferación de basura en las aceras que despiden olores nauseabundos que atentan contra la salud de sus habitantes.

Durante la gestión de Ramón Ashby, por más de una década como representante de Calidonia nada se pudo hacer por las aguas servidas que apestaban vías principales de la ciudad, así como el número creciente de mendigos y orates desnudos ante la vista de todos los transeúntes. El símbolo más curioso de su presencia como representante eran las pancartas de felicitaciones para épocas especiales del año y nada más. Es un riesgo cruzar calles en vías y arterias principales de la ciudad, incluso si vas por las líneas blancas de seguridad ya que los taxis endemoniados , motos, buses y automóviles particulares ni siquiera hacen el alto de cortesía que en un tiempo era costumbre realizar. Entres calle 25 y 23 del barrio de El Marañón hay verdaderos ejércitos de habitantes de la calle que incluso forman comunidades enteras de narcodependientes. Resulta sarcástico que en la acera de Casa Esperanza existan personas durmiendo a la intemperie por no tienen un hogar ni familia que los acoja.

El barrio de Perejil no se queda atrás en cuanto a peligrosidad. Después de las 7 de la noche reina la incertidumbre y el temor de que cualquier caminante pueda ser asaltado, incluso asesinado, como ya ha ocurrido con anterioridad. Son calles solitarias y en abandono solo aptas para los valientes o encomendados a Dios.

Cerca del mercadito de Calidonia, en la vereda donde se venden flores y plantas medicinales, ya existen campamentos de “refugiados” panameños que se tomaron las aceras y es casi que imposible transitarlas de noche. La venta de droga, en especial la conocida “piedra”, ya es cosa “normal”, así como los que orinan o defecan en cualquier esquina sin que exista ninguna autoridad que ponga orden al respecto. El mundo nocturno en varios sitios del corazón de la ciudad de Panamá sería digno de una película de ficción como Mad Max (1979) o probablemente Mundo acuático (19995) sin dejar de lado Caos: El inicio (2021). Sin embargo, siendo un problema tan agobiante, no ha existido ninguna gestión municipal que haya visto con seriedad el asunto y tomar acciones para corregirlo. Lejos de eso, los alcaldes que hemos tenido viven sumergidos en otro contexto y mirando para otro lado cuando se les presentan estos problemas. La facultad de decoradores de interiores o exteriores que han tenido todos los alcaldes nos llevan a la clara conclusión de que llegaron al puesto para cualquier otra cosa menos para solucionar los problemas más importantes.

Muchas aceras de la ciudad son pasos difíciles de transitar por la cantidad de baches que han causado muchos accidentes y ni hablar de los minialmacenes de buhoneros cerca de la policlínica del Seguro Social Manuel Ferrer Valdés en el barrio de El Marañón, que cada vez ganan más espacios en pleno paso peatonal. Sin embargo, como estos no afectan los grandes comercios como en la 5 de Mayo para arriba, no se ha hecho ningún tipo de medida al respecto.

El actual alcalde, Mayer Mizrachi, está más enfocado en su maqueta de ciudad con vida nocturna en el Casco Antiguo donde se pueda libar licor hasta que el cuerpo resista, y para proteger a estos “borrachos con privilegio” la Policía Municipal está a la orden del día. Salir en redes, protagonizar shows en TikTok y otros medios ya parece la constante del actual alcalde al igual que otros diputados novatos a quienes les arrebata no expirar en vigencia en canales alternativos de comunicación hablando de problemas, pero sin tener soluciones concretas para solucionarlas de una vez por todas. El mundo del espectáculo para ganar fama frente a una futura reelección es lo que más les motiva. Mientras tanto, los problemas que antes mencioné son una especie de bomba de tiempo que, más temprano que tarde, hará detonación.

Uno que es el grupo de Bohuslan Big Band fue en el Centro de Convenciones de Ciudad del Saber

En la plaza toca:

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