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El cine y la literatura han tenido vínculos muy estrechos. Las historias creadas por narradores fueron y permanecen como fuentes de inspiración. Ellas generaron personajes en el contexto de sus peripecias e infundieron en la filmografía una dimensión más real, más profunda y con versiones, tanto las que respetan el perfil original como las que fueron construidas con una perspectiva más libre y adecuada a los propósitos del realizador.
Es así como el séptimo arte procura un acercamiento a la fase argumental de los textos en un nuevo formato audiovisual que muchas veces posibilita una comprensión más trascendente. De hecho, el sonido, la música y los efectos especiales ofrecen a la audiencia mayor sentido de involucramiento y por tanto un creciente estímulo a las emociones con aquello que se percibe en la pantalla.
Además, la posibilidad de conocer relatos que pudieran estar agotados o cuyas ediciones han desaparecido, permiten a un grupo más amplio de personas aprehender las aventuras o tramas de obras de importancia. El director francés Georges Melies, uno de los primeros entusiastas creadores de cine para el gran público al final del siglo XIX e inicios del XX, tomó para sus filmes a personajes como Pigmalion y Galatea, Neptuno, Cinderella o a Guillermo Tell.
Melies también se ocupó del gran escándalo del capitán Dreyfus y le dedicó dos piezas, una sobre la degradación y la otra relacionada a su entrada en prisión, luego de ser enjuiciado por traición en los tribunales franceses a fines del siglo XIX. Precisamente, hace unos días la Academia Panameña de la Lengua (APL) presentó una reciente versión: El oficial y el espía, dirigida por Roman Polanski, que tiene como referente esta historia del militar procesado.
La exhibición de la cinta de Polanski y su matiz histórico fue el último programa cinematográfico del año correspondiente a la serie Cine literario, que inauguró la APL en 2020 para permitir que el público se relacionara más directamente con los grandes títulos de la literatura de diferentes países. Las funciones se hacen de manera presencial o virtual, pero siempre se tiene la opción para que el público pueda verlas por la plataforma.
Al inaugurar este ciclo, Aristides Royo, entonces director de la APL y propulsor de la actividad, consideró que era oportuno que se supiera de la existencia en Panamá de varias cintas basadas en temas literarios de grandes autores. Con el apoyo de algunas embajadas, entidades y personas entusiastas, se han presentado las funciones en la última semana de cada mes. En el programa, se habla de la cinta y del libro en que se basa y luego se deja correr la película.
Durante el año 2024, además del estreno de Polanski, inspirado en el libro de Emile Zola, también se incluyeron en la agenda títulos como La tregua, basada en novela homónima de Mario Benedetti, Un dios salvaje, del libro de Yazmina Reza, En el tiempo de las mariposas, sobre el crimen de las hermanas Mirabal en República Dominicana, Los que aman, odian, de los autores argentinos Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo, entre otras.
El propósito del Cine literario de la APL es la formación de un público al que le interese el cine en esta perspectiva con la finalidad que puedan conocer el menú de cintas que por lo general no están en la cartelera de las salas en la ciudad. Es lógico que este aporte contribuirá con el acrecentamiento cultural del público, en atención a la poca variedad de cine que se encuentra en cartelera.
El proyecto de Cine literario continuará durante el año 2025 y formará parte de la agenda que se sigue para la celebración del primer centenario de la APL, en 2026. Es necesario responder con entusiasmo a la convocatoria que le hace a la sociedad panameña, esta institución que se ocupa del idioma.