• 15/09/2021 00:00

Un buen banquero para hoy

“El problema financiero bancario actual tiene distintos ángulos y vistas, pero continúa siendo profundamente humano, con resortes internos de valores irrenunciables, a los que es preciso vincular y recurrir con convicción de todas las partes”

Nada más grato que reconocer y compartir las virtudes y los méritos de la ocupación y responsabilidad bancaria de la comunidad. Sin lugar a duda, su liderazgo impone conciencia, honestidad y confianza.

La positiva coincidencia de integrar esta vocación de servir a tan alto nivel de formalidad, es característica que no debe desconocerse.

El padre del nuevo presidente de la Asociación Bancaria de Panamá, Otto Wolfcshoon senior, fue gerente de alta ejecución, tanto en el Chase Manhattan Bank, uno de los más distinguidos, si no el banco extranjero más efectivo en la historia bancaria del país, así como también gerente de ejecución crediticia en el Banco Nacional de Panamá. De igual importancia y valores humanos, su madre, Catalina de Wolfschoon, se desempeñó a nivel asesor de asistencia técnica en el Banco Chase. La carrera bancaria de Otto junior es sólida, exitosa y lucida, imponiéndole un giro moral desde su hogar, hasta una vocación de disciplina, de efectividad y generosidad, al calor del memorable Chase Manhattan, escuela de banqueros en la historia del país.

El banquero distinguido de hoy, que preside al gremio de sus colegas, en ordenada formación de retos y desafíos, de necesidades y equilibrio, cada vez más urgido por la eficiencia y la solidez, por la tecnología y la innovación.

El dinámico y estimulante Global Banks brindó a Otto junior la oportunidad y el estímulo para consolidar un coherente plan con diversos sectores de la economía nacional. Otto valoró esa cohesión en sus valiosas experiencias vinculadas al crecimiento y la estabilidad en los diversos niveles. Su sentido de humanidad fortaleció sus iniciativas.

El problema financiero bancario actual tiene distintos ángulos y vistas, pero continúa siendo profundamente humano, con resortes internos de valores irrenunciables, a los que es preciso vincular y recurrir con convicción de todas las partes.

El ánimo de superación, por el espíritu de lucha; el método del análisis metódico; la objetividad, como opción preferente; la competitividad, como aliento solidario; y, el principio moral, como fortaleza inexpugnable de la fuerza familiar, son valores que los banqueros intentan optar como invaluable herramienta, como bien lo pueden aportar en crisis tan complejas como la que vivimos, para no dejar de encontrar los ocultos valores humanos, recursos ineludibles en el rescate del hombre y de la sociedad.

Por eso, banqueros como Otto Wolfcshoon hacen solidaridad en el difícil mundo en que hoy vivimos. Con más frecuencia de lo esperado, los problemas sociales se encuentran en la propia conciencia de los que los causan.

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