• 07/12/2011 01:00

Partida del amigo

Inesperada ida en viaje sin retorno de un amigo por demás jovial, culto, talentoso, mecenas del arte, así como viajero infatigable.

Inesperada ida en viaje sin retorno de un amigo por demás jovial, culto, talentoso, mecenas del arte, así como viajero infatigable.

Será difícil de olvidar, pero aquí cabe que, olvidarlo es muy poco probable.

Amistad con respeto mutuo, y por su intermedio conocí otros buenos amigos en Panamá, entre los cuales y por nombrar solo uno y no correr riesgos de olvidar alguno, un gran conversador, el inefable Chinchorro.

José Félix Llopis, sin duda, el hombre paradigma que bien supo vivir y convivir con todos.

Quedan atrás conversaciones y reuniones multitemáticas con alguien que era libro abierto, tanto en su sitio de Punta Paitilla como en su refugio de Contadora y últimamente a su frecuente paso por Caracas, hacia o desde el viejo continente.

Siempre tenía referencias de lo vivido intensamente desde su España natal, pasando por sus años de formación y vivencias en Francia y la Venezuela de los años 50, su paso por Cuba, sus aventuras en Brasil, y por último su lugar de siempre primero en Colón, y luego en Ciudad de Panamá y muy especialmente en Contadora.

Una vez me dijo; ‘aún tengo muchos libros que leer y me preocupa que no me alcance el tiempo’, como preguntándose si lo tendría suficiente por delante, pero paradójicamente, tan solo el año pasado, nos dejó para leer parte de su vida en ‘Violencia, perfume y humo’, contenedor referencial de buena parte de su vida.

Dijo el poeta Alberto Cortez, ‘cuando un amigo se va queda un espacio vacío’, pero en este caso queda un vacío lleno y diferente, lo que no es incongruente decirlo así, queda un vacío lleno del recuerdo de su siempre agradable presencia plena de experiencias, y por encima de todo su amistad imperecedera e indeleble.

Era joven, y cómo no serlo, si a su edad aún tenía muchos proyectos por realizar, a diferencia de los viejos de corta edad, pero sin proyecto alguno en el horizonte.

Lo atónito es lo súbito que sucedió lo inesperado, desenlace incomprensible y menos al haberlo visto como siempre en su última visita, aquí en Caracas que solo sucedió dos semanas antes de su último viaje lleno de proyectos vía Paris y Madrid, sin siquiera poder sospechar el no retorno, es como si pasaba fugazmente por Caracas a por la despedida.

Se fue el gran amigo, paz a su alma y que Dios lo tenga en su reino celeste, lo encomendaremos.

*EXEMBAJADOR DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA EN LA REPÚBLICA DE PANAMÁ.

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