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- 06/08/2022 00:00
Amenazas globales; guerra, inflación y cambio climático
Considerando los avances tecnológicos y el bienestar humano que se ha producido como resultado del uso de los combustibles fósiles para la producción de energía, la población humana ha crecido a una tasa exponencial desde 2,500 millones hasta 7,500 millones, o más a la fecha, triplicando la población y desafiando la tasa de productividad de la producción y del consumo de los relativamente escasos recursos existentes en nuestro planeta.
Algunas otras situaciones que podrían disminuir la velocidad a la cual debe moverse la estrategia de una economía baja en carbono para lograr cero emisiones para el año 2050 en adelante, serían:
La crisis financiera de 2008; la recientemente declarada guerra comercial entre USA, China y otros países; poderosos lobbies de los intereses del carbón mineral en continentes tales como África; el gobierno de USA (Trump) que se rehusó a reconocer el Tratado de París de 2015; China con la mayor inversión en plantas de energía a base de carbón mineral; a la Unión Europea se le dificulta depender del gas natural ruso.
El secuestro de CO2eq bajo la tierra dobla el costo de la generación de energía eléctrica a base de carbón mineral (Noruega); el método del ciclo combinado integrado del carbón mineral (gasificación) permite el secuestro de carbono a un alto precio; las plantas de energía por fisión nuclear no son popularmente aceptadas por la población debido a accidentes nucleares como el de Fukushima en Japón y al alto costo del manejo de los residuos radiactivos, alta inversión inicial y ganancias a muy largo plazo.
La tasa histórica de emisiones antropogénicas de 36 gigatoneladas de C02eq por año proyectada a 2050 en condiciones de “business as usual” (BAU) produciría 58 gigatoneladas de C02eq ese año, por lo que se requeriría ahorrar 40 gigatoneladas por año de emisiones contaminantes para evitar la amenaza del cambio climático y sus consecuencias negativas: inundaciones, mayor frecuencia de huracanes, olas de calor que han matado hasta 40,000 personas en 2003 en Europa, incendios forestales en California, sequias severas como las de la zona sub-Sahariana de África que obliga la gente migrar hacia la Unión Europea principalmente en donde se crean otros conflictos políticos de rechazo, grave y reciente sequías en Honduras, que ha afectado a 170,000 personas.
Finalmente, parece muy difícil contestar con certeza la pregunta de cómo atender con éxito un cambio pacífico, sincrónico y entendible con la estrategia de una economía baja en carbono en la situación de un mundo complejo y resistente a los cambios. Sin embargo, la fuerza de los efectos negativos del cambio climático obligará a todos los países a remar en la dirección correcta, es decir, hacia la sustitución de los combustibles fósiles por tecnologías renovables y el uso de la electricidad en el transporte masivo (tipo Metro en Panamá), familiar e individual. A esto deben añadirse los efectos de la guerra contra Ucrania, que nos afectan a todos, y la inflación mundial, que ha aumentado los precios de los productos básicos, incrementando las desigualdades sociales en un mundo globalizado.
Es difícil de imaginar que en las próximas décadas se pueda lograr contrarrestar el cambio climático con más de 2000 millones de personas en pobreza extrema; una desigualdad difícil de superar. Aunque es posible controlar la deforestación y reforestar masivamente en zonas tales como Brasil, África, Asia, Centroamérica y México.