Este domingo 16 de febrero se efectuó en el boulevard Panamá Pacífico el XXV Festival de Cometas y Panderos, organizado por Aprochipa.
Hoy se cumplen 50 años de la visita a Panamá de san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, institución de la Iglesia católica que promueve la búsqueda de la santidad a través las obligaciones profesionales, sociales y familiares. En su viaje de Venezuela a Guatemala, hizo escala el 15 febrero de 1975 en el aeropuerto de Tocumen; aunque esa terminal se destina hoy a transporte de carga, pues se construyó cerca un moderno aeropuerto de pasajeros, su presencia en nuestro país dejó una huella imborrable.
Durante varias horas de estancia, según testigos como su sucesor, el beato Álvaro del Portillo, san Josemaría rezó intensamente por Panamá. Debido a razones de seguridad aeronáutica, el aire acondicionado del avión tuvo que ser apagado; lo que, unido a la descomposición de la comida a bordo por la temperatura, representó un sacrificio que ofreció con alegría por nuestro país. Desde entonces hasta ahora, el mensaje del Opus Dei ha sido acogido por panameños que, de manera voluntaria, se han acercado a su espiritualidad.
San Josemaría destacó la hospitalidad y vocación de Panamá como punto de encuentro de diversas culturas, reflejada en el lema de nuestro escudo nacional: “Pro Mundi Beneficio”. En las décadas de 1960 y 1970, algunos panameños conocieron la obra y recibieron su formación, como el juez Ellis Thorne, de Colón, el profesor de la Universidad de Panamá Gerardo Gutiérrez; el chitreano Orestes González, doctor en Química y hoy sacerdote en Nueva York; el chiricano, ingeniero civil y también sacerdote P. Lucho Quintero, y el renombrado pediatra José Renán Esquivel, cuyo nombre lleva nuestro querido Hospital del Niño. Asimismo, matrimonios como el de Fina y Manolo Cabarcos contribuyeron a la difusión del mensaje del Opus Dei en el país.
Los arzobispos de Panamá, Mons. Marcos McGrath y Mons. José Dimas Cedeño, autorizaron la realización de retiros espirituales organizados por personas de la obra, inicialmente en la iglesia del Carmen, en vía España, y en la de Nuestra Señora de los Ángeles en Bethania. A finales de los años noventa, como fruto de la oración de san Josemaría y sus sucesores, se estableció de manera formal la labor del Opus Dei en Panamá con la apertura de un centro.
San Josemaría defendía un catolicismo abierto, y afirmaba que los cooperadores de la obra podían pertenecer a cualquier credo. Tal vez por eso, el primer cooperador de la obra en Panamá fue un no católico: don Alberto Motta, empresario de la Zona Libre de Colón. Solía decir que él, como judío, pertenecía a la casa matriz de los cristianos, resaltando el origen judío de Jesús y María. Admirador del trabajo del Opus Dei en otros países, quiso replicarlo en Panamá. Tuve el privilegio de tratar a don Alberto personalmente y de viajar con él a Guatemala para conocer el Colegio Profesional Kinal, destinado a jóvenes de escasos recursos; quería copiarlo en Panamá. Recuerdo que durante la visita inspeccionó los baños del colegio, y al salir comentó que la limpieza era un reflejo del buen funcionamiento de la institución. Finalmente, se decantó por apoyar un proyecto educativo enfocado en la mujer panameña, inspirado en un feminismo creativo.
Desde 1975, los sucesores de san Josemaría, Mons. Javier Echevarría y Mons. Fernando Ocáriz, han visitado Panamá en varias ocasiones, teniendo reuniones con cientos de panameños. Fruto del trabajo de los fieles y amigos del Opus Dei se han puesto en marcha en Panamá residencias universitarias para hombres y mujeres, así como una escuela dedicada a la formación de la mujer, con iniciativas que también alcanzan al interior del país.
San Josemaría fue canonizado en Roma el 6 octubre de 2002 por san Juan Pablo II, que lo proclamó “el santo de lo ordinario”. Cientos de panameños, en su mayoría jóvenes, viajaron a Roma para participar en la ceremonia como muestra de cariño y devoción. En agradecimiento, nuestras autoridades locales y eclesiásticas instalaron una placa conmemorativa en el aeropuerto, recordando su estadía junto a la de otros santos que también visitaron nuestro país.
Hoy, en este aniversario, le pedimos a san Josemaría que proteja a Panamá, a nuestro Canal y a nuestra gente.