• 21/08/2022 00:00

Salud a la democracia

Hace unas semanas ocurrieron acontecimientos asombrosos para nuestra feliz democracia. Por varios días mucha gente ha salido a protestar contra un gobierno elegido, con el voto de muchos, aunque no por la mayoría de los panameños electores.

Hace unas semanas ocurrieron acontecimientos asombrosos para nuestra feliz democracia. Por varios días mucha gente ha salido a protestar contra un gobierno elegido, con el voto de muchos, aunque no por la mayoría de los panameños electores. Y al parecer, las protestas se han dado porque el gobierno democráticamente electo ha venido haciendo cosas que crearon la situación no muy demócrata de las protestas y los cierres de calles; aunque a decir verdad, la situación no es por el gobierno de turno, sino una acumulación que ha venido creciendo desde que la feliz democracia llegó después de 1989 cuando los gringos invadieron a Panamá para quitar la dictadura e imponer la democracia. Una situación alimentada con la monstruosa deuda externa impagable que han venido acumulando los gobiernos demócratas, más lo que les sumó la dictadura desde 1968 a 1983, el problema es que se hizo mucho más visible por la democracia especulativa de los aumentos desconsiderados de los combustibles, sumándose a ello la inmoral democracia de la corrupción que ningún gobierno puede combatir.

Pues bien, los días aciagos que ha vivido nuestro país en estas semanas de protestas, han sido envidiables para todas las democracias del mundo entero; y para mejorar la imagen diáfana de una democracia limpia y pura, el gobierno, con la excusa de que algunos manifestantes eran malandrines creando problemas a terceros, envió a la policía demócrata a solucionar el problema con palos y plomos; y sin ninguna vergüenza el gobierno demócrata, o digamos algunos funcionarios del gobierno, empezaron una campaña de echarle la culpa del problema planteado a la gente que protestaba o cerraba las calles; y otros, con un cinismo tonto, les recomendaban a los manifestantes que protestaran en sus casas para que no afectaran derechos de terceros; pero lo más cínico que escuché fue a una ministra que decía que los dirigentes de los huelguistas no hacían ninguna propuesta. Pero bien, cualquier politólogo dirá, tal vez, que todo esto es parte del juego de la democracia, no importa si el juego es limpio o sucio, pero es parte de la democracia de un país en donde la gente, para que se le escuche, tiene que hablar con la violencia, porque en la Mesa de Diálogo la democracia es sorda muda o ciega, una cosa que no tengo capacidad de entender el por qué un gobierno que es elegido por la gente, tenga que enfrentarse a la gente, cuando se supone que cuando andan en campaña prometen solucionar todos los problemas de la gente. Es más, estoy seguro, y sé que no me equivoco, que muchos adherentes del PRD estaban en las filas de los manifestantes y la gente que cierra las calles, o si no haciendo las protestas desde sus casas para no afectar los derechos de los dirigentes del partido y no obstruirles el paso a sus carros de lujo incomparable.

Realmente es un embrollo entender la democracia, porque esto no únicamente le ha ocurrido al PRD; también a todos los partidos que han estado gobernando, y todos recurren al mismo método de responder a las protestas: enviando a los antimotines, antes, en la dictadura, les llamaban los “dóberman”, y los dóberman corretean, apalean, maltratan y arrestan a los manifestantes en nombre de la democracia. La dictadura decía lo mismo.

Pero bien, no nos quejemos, esto es parte del juego de la democracia.

Profesor y abogado
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