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Jefrey Radzinsky:'Con Pedro Castillo lo que hay es impredictibilidad en este momento'
- 20/06/2021 00:00
- 20/06/2021 00:00
Los ánimos en el Perú están complicados, hay una gran incertidumbre sobre el futuro político, se percibe pánico en algunos sectores empresariales que se sienten amenazados por las declaraciones que efectuó en campaña el virtual vencedor presidencial Pedro Castillo, del partido Perú Libre, que arreciaban contra el capital privado. El panorama es incierto. Lo que es real, tangible, es que se ha detectado una importante fuga de capitales de ese país, calculada aproximadamente en $7 mil millones, según economistas locales. Aún la proclamación de Castillo no es oficial, hace falta un pronunciamiento de la Autoridad Electoral del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) que desde hace dos semanas analiza los reclamos presentados por la contendora Keiko Fujimori, quien pretende anular 200 mil votos para superar a su rival. No obstante, para Jefrey Radzinsky, un hombre con gran experiencia en relaciones gubernamentales, comunicación y política, la ventaja de Castillo es irreversible, improbable que cambie el resultado de las elecciones. En este escenario, y de ser proclamado presidente, Castillo tendrá que mostrar gestos moderados y apartarse de aliados que han sido calificados como los izquierdistas más radicales, para intentar administrar el país sin sobresaltos que agraven la situación económica ya impactada por la pandemia en el Perú.
Si Keiko Fujimori sale presidenta, que es la posibilidad menor, la figura improbable por como va el conteo y la administración de las autoridades electorales, creo yo que de cara a las inversiones y la economía habría más estabilidad. Creo que Fujimori tendría mayor posibilidad de conformar un bloque mayoritario en el Congreso de la República y habría dos elementos para la gobernabilidad que podrían ser favorables. Pero, por otro lado, creo que habría mucha más protesta social, primero por cómo se han dado los resultados, sería revertir lo que ya estaba. En segundo lugar, porque la oposición al fujimorismo, no solo en términos cuantitativos en el número de votos, sino geográficos, por ejemplo en las provincias mineras, la principal industria del Perú, el voto por Pedro Castillo ha sido abrumador, en las provincias de agroindustria también hay un voto mayoritario, aunque no tan marcado como en el primero. Yo creo que habría mucha protesta social y sería una disputa con los otros elementos descritos anteriormente.
En el caso de Pedro Castillo, creo que ya hay señales del mercado muy claras. Se ha devaluado el sol, hay una salida de capitales, eso no es alarmismo es real, tangible, se puede medir, hay un riesgo y miedo grande al sistema de libre mercado que ya se está notando. Hay una dificultad que tendría para coordinar con el Congreso y llevar a cabo muchas de las promesas que ha planteado, por lo menos algunas. Creo que por eso son negociaciones que se están dando con las bancadas minoritarias. En el Perú hemos elegido a 10 grupos políticos en el Congreso. Hay una figura compleja, pero, sobre todo, con Pedro Castillo lo que hay es impredictibilidad en este momento, no queda claro. Él mismo ha presentado dos planes de gobierno durante la campaña, entonces la pregunta clave en este momento es cuál puede ser el equipo que lo acompaña.
Leía a un economista que estimaba, no podía dar la cifra exacta porque no todo lo podía confirmar con el sistema financiero, pero hablaba de un aproximado en los últimos meses de $7 mil millones. Inversionistas, no solo personas naturales, sino inversiones que se frenan también.
En relación con la minería, por ejemplo, Perú es una potencia mundial. Es el segundo productor de cobre en el mundo y efectivamente hay muchas minas, y muy grandes, que son una fuente clave para el fisco, para las arcas públicas. Entonces ha habido un discurso cambiante, porque en un primer momento se habló de estatizar las minas, luego eso se ha negado rotundamente. Mi sensación es que la relación con la minería pasa por un riesgo tributario, mucho más alto, imposición de mayores tributos, creo yo. Digo creo, porque no ha habido una posición firme, tampoco se sabe quién va a ser ministro de Energía y Minas, pero más allá de eso, las mineras están en un momento muy bueno, en particular porque los precios de los metales están altos. Es una fuente de ingresos que yo no creo que vayan a dinamitar tan fácilmente. En este momento, las reuniones que tratan de hacer con empresarios son gestos para dar tranquilidad, para decir que no van a haber nacionalizaciones, respetamos el capital privado. Pero si no muestran quiénes van a ser las figuras, y uno recuerda los discursos recientes de campaña, no hay una confianza grande en los mercados, el riesgo está ahí. Es un riesgo grande.
Digamos que el referente más importante para Castillo ha sido Evo Morales, expresidente de Bolivia. Lo ha citado varias veces, conversó con él en campaña y, de hecho, la región sur del Perú, específicamente la fronteriza con Bolivia donde tuvo un respaldo muy grande, puso en campaña varios referentes de Evo Morales. Hay una influencia fuerte. Lo que sucede es que el secretario general del Partido Perú Libre, Vladimir Cerrón, que postuló a Pedro Castillo, quien vivió una época en Cuba, se denomina marxista leninista y ha sido un admirador de Fidel Castro y ocupa el ala más radical del partido. Cerrón también ha sido condenado por delitos de corrupción en una época que fue autoridad. Entonces, si bien es cierto que Castillo ha señalado que Cerrón no tendrá lugar en el gobierno, no tendrá ningún cargo, queda un poco ambigua su figura en el gobierno, cuál es el perfil del equipo que va a gobernar porque su discurso se ha moderado. Más allá del discurso de Castillo, toca ver quiénes serán las figuras que pondrá en el Ministerio de Economía, en el Consejo de Ministros que de alguna manera van a dar claridad sobre a dónde apunta. Eso es incierto porque todavía no se ha proclamado oficialmente a nadie.
Una probabilidad alta es que sea gran parte del equipo de Juntos por Perú, de Verónica Mendoza, la candidata que quedó en quinto lugar y que tenía un equipo técnico más armado, y algunos de esos técnicos ya participaron en la etapa final de la campaña con Castillo y por ahí creo que hay una probabilidad. Es una izquierda más moderada y técnica de lo que planteaba el Partido Perú Libre al inicio de la campaña política. Y por otro lado, creo que podría recurrir a técnicos independientes. Me parece que si Castillo cae en el radicalismo de pegarse a Cerrón le iría bastante mal de inicio, no solo por los planteamientos que particularmente veo errados, sino porque generaría una oposición mayor. Entonces políticamente y de cara al Congreso de la República y gobernar, creo que tampoco sería una jugada hábil.
Sí, una bandera de campaña y proselitista muy fuerte de Castillo fue la constituyente. No solo pretende modificar algunos artículos de la Constitución, que personalmente creo que corresponde modificar algunos artículos que en los últimos años han mostrado –sobre todo en el capítulo político, en la relación entre el Legislativo y el Ejecutivo–, que hay carencias y que la Constitución tiene que adaptarse a situaciones que no están bien configuradas.
Lo que pretende Castillo no es solo cambiar unos artículos en particular, sino convocar a una nueva constituyente para redactar una nueva constitución. Yo creo que eso generaría más inestabilidad y es un riesgo grande. No solo por esa posibilidad ligada a las autocracias, sino también porque Perú ha tenido 12 constituciones, y la historia demuestra que el cambio de constitución no es garantía de estabilidad. La historia nos muestra que la convocatoria de una constituyente probablemente es una composición distinta a lo que se propone. Es un camino muy riesgoso, y que tomaría mucho tiempo, eso no va a pasar en pocos meses.
Yo creo que además de las desigualdades que hay en el país, que en todo caso han sido mayores hace una década en el Perú que hoy, e incluso hace cinco años cuando hubo una segunda vuelta con perfiles muy distintos (Fujimori y Kuczynski). Yo creo que hay otros elementos, uno muy fuerte es la pandemia. La pandemia no solo ha mostrado desigualdades que estaban ahí, y quizás antes con más fuerza, sino un deterioro muy fuerte, la pobreza aumentó mucho en Perú en el último año y medio.
Las crisis sanitaria y económica han dañado mucho la dinámica social, los niños no van al colegio hace 17 meses, eso no es un fenómeno menor en un país que tiene 23% de educación rural, que millones de personas no tienen internet permanentemente. No se trata de decir trabajo o educación remota cuando tienes a millones de personas, somos 33 millones y tienes a 10 millones que no tienen internet.
La pandemia fue el gran marco de análisis, porque es a partir de los efectos de la pandemia que se pueden revisar un par de cuestiones. El año pasado fue el primero, después de 20, en el que no se redujo la población rural, sino que aumentó, porque quienes estaban en zonas urbanas y ciudades costeras, ante la falta de empleo, retornaron al campo, a casa de los padres o abuelos. Un aumento pequeño, pero es el resultado de una movilidad dinámica diferente. Cuando vemos el voto de Keiko Fujimori es de resultado costero, y la sierra del Perú con Castillo. Este es un resultado que va más allá de la desigualdad. Perú es uno de los países de tasa per cápita de mayores muertes en el mundo a causa de la pandemia, por ejemplo, hay un desgano muy grande.
Efectivamente, han pasado más de dos semanas desde la segunda vuelta de la votación y si bien el resultado de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe) ya cerró el 100% del conteo del cómputo de votos y da una diferencia estrecha a favor de Pedro Castillo, todavía está pendiente de resolverse una serie de solicitudes de nulidad de actas por parte de la Autoridad Electoral del Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Es decir, hay un cuestionamiento al proceso en una serie de mesas de votación que está pendiente de resolverse. Hasta que eso no ocurra, en los próximos días, el JNE no puede proclamar formalmente al ganador.
Hay muchos más recursos presentados por Fuerza Popular, el partido de Keiko Fujimori, que los de Perú Libre, el partido de Pedro Castillo. Muchos ya se han resuelto, pero se pueden apelar las resoluciones en segunda instancia, y esto es lo que se está tardando un poco más. Si revisamos los antecedentes de hace cinco años y diez años en el Perú, es normal que el JNE tarde más de dos semanas. De hecho, el promedio ha sido entre dos y tres semanas. Yo creo que mínimo habrá que esperar hasta el final de la próxima semana, porque esta vez ha habido mayor carga de recursos de nulidad. Probablemente tengamos que esperar de una a dos semanas para tener certeza y confirmar. Pero mi sensación es que es improbable cambiar el resultado. Todavía es posible, tiene que resolverse en las instancias que corresponde como dicta un estado de derecho. Pero la probabilidad de revertir el resultado en favor de Keiko Fujimori es menor. El escenario con mayor posibilidad es el de Pedro Castillo proclamado presidente, todavía sin certeza oficial.
No, una vez que concluye el JNE, es decir, resuelva en segunda instancia los recursos, es inapelable la decisión. Eso zanja la discusión y a partir de ello solo queda coordinar el recambio o la transición gubernamental. Lo ideal es que haya unas semanas previas a esto, es lo que corresponde en cualquier democracia.
En el Perú pasamos de una fragmentación muy grande de los resultados generales que se efectuaron el 11 de abril, a una polarización muy agresiva. Es importante que recordemos, es inédito en la historia del Perú, que los candidatos que pasaron a segunda vuelta lo hayan hecho con tan poco respaldo. De hecho, Pedro Castillo pasó en primer lugar solo con el 19% de los votos válidos, y Keiko Fujimori, con el 13,5% de los votos válidos. Ese es un respaldo muy bajo y se mostraban liderazgos muy débiles.
Ese es el escenario con el cual llegaron a segunda vuelta dos candidatos con alto rechazo. Más que despertar una gran ilusión, un liderazgo que entusiasme mucho, gran parte del voto se definió por el rechazo, el repudio o temor que generaba una de las candidaturas; se votó contra una, y si bien eso es natural en un balotaje, esto se ha visto con mayor énfasis. Eso también tiene un correlato en la sociedad, en este momento hay una ruptura fuerte en la sociedad y la incertidumbre implica problemas, porque lo que genera es un escenario donde no tenemos claridad respecto a las coordinaciones que se tienen que hacer, sumado a que en este momento tenemos un gobierno de transición. Venimos de una convulsión muy grande y de una pandemia con efectos brutales, es un momento muy complejo para el Perú. No solo desde el punto de vista democrático, que es la base, sino desde el punto de vista socioeconómico.
Es complicada la legitimidad porque ambos han llegado con poco respaldo del voto desde la primera vuelta y el triunfo es muy estrecho. Pero la legitimidad hay que analizarla en términos relativos. Es decir, es cierto que se va a asumir con un respaldo relativamente bajo. Si uno revisa el padrón electoral, están habilitados para votar 25 millones de personas, y si vemos solo el 35% del padrón general ha definido la elección porque también hemos tenido más ausentismo que en otras elecciones y hay que restar los votos blancos y nulos sobre la validez del voto.
Sí, hay un problema de legitimidad, pero esta tenemos que verla como la legitimidad de los opositores políticos. El gobierno que asuma tendrá una oposición muy corta frente a sus opositores, pero la oposición es muy fracturada y con poco respaldo ciudadano, confianza y credibilidad. Mi sensación es que el hito clave, más que las propuestas, va a estar marcado en el primer equipo de gobierno, que hay mucha incertidumbre al respecto. Por eso hay tanta angustia económica, porque es difícil prever cuál va a ser el rumbo. Primero por una campaña radical que ahora se ha ido moderando y no sabemos exactamente a dónde apunta.
Creo que le añadiría a esa distinción socioeconómica, que efectivamente las clases altas y media altas han votado por Fujimori masivamente, y los sectores más bajos por Castillo. Pero aumentaría el asunto territorial, porque en el sur del Perú se ha votado masivamente por Castillo, no solo las clases bajas, sino las clases medias, porque hay un rechazo al fujimorismo bastante fuerte. La identidad negativa de Fujimori ha pesado, y creo que el centralismo ha sido otro factor, es decir, un voto contra Lima. Fujimori ha tenido la mayor parte de sus votos en Lima, donde se concentra un 32% del electorado, mientras que Castillo es más descentralizado. El voto de muchas regiones contra la capital significa un rechazo al candidato del establishment impulsado por Lima.
Director de Constructora Arco Iris 2015 (6 años)
Director del programa de especialización en comunicación política de la Escuela de Gestión Pública 2017-abril 2021. Profesor del curso de imagen institucional y reputación, Universidad Científica del Sur (2018-2019). Columnista del diario 'Perú 21' (2017-2018). Consultor en materias legales, relaciones institucionales y gestión social (2015-2017). Jefe de Asuntos Corporativos y Responsabilidad Social del grupo El Comercio (2013-2015). Profesor del curso de teoría del gobierno, Universidad Nacional Mayor de San Marcos (2011, 2012, 2014). Public Affaris Manager- Newlink Group (2011-2013). Abogado gestión pública, Ministerio de Energía y Minas (2009-2011).