Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
Neira de Calvo y Gumercinda Páez: mujeres que apoyaron a otras mujeres
- 06/01/2019 01:01
- 06/01/2019 01:01
Incontables estudios señalan que las mujeres que participan en la vida pública en posiciones de liderazgo tienden a trabajar en la promoción del bienestar de otras mujeres y sus familias.
Hay un suceso de la historia panameña que ilustra claramente este punto.
ESTER NEIRA
Una de las mujeres más destacadas de la historia del país, nieta del general y presidente del Estado Federal de Panamá, Gabriel Neira, e hija del coronel Rafael Neira Ayala. Nació en 1890. A los 14 años (1904) el gobierno le otorgó una beca para realizar estudios secundarios y universitarios en Bélgica; posteriormente hizo estudios de doctorado en Estados Unidos. Fue primero maestra y después directora de La Escuela Normal de Señoritas. Ocupó puestos de inspectora general de enseñanza secundaria, normal y profesional; fue miembro del Consejo Técnico de Enseñanza y del Comité de Revisión de Enseñanza. Viajó ampliamente en representación de la mujer panameña para acudir a encuentros femeninos en todas partes del mundo, especialmente en América Latina y Estados Unidos. Fue presidenta del Club Intermericano de Mujeres.
Este tuvo tuvo lugar durante el periodo de sesiones de la Convención Nacional Constituyente de 1946, cuando, por primera vez en la historia del país, las mujeres participaban en plano de igualdad en la política y toma de decisiones del más alto nivel.
La oportunidad había surgido el año anterior, cuando, a través del decreto Decreto Número 4 de 29 de diciembre de 1944, el presidente Ricardo Adolfo de la Guardia convocó a la elección de los delegados que tendrían la responsabilidad de redactar la nueva constitución nacional, dejando abierta la participación femenina como votantes y candidatas a diputadas.
En las votaciones realizadas el día 6 de mayo de 1945 fueron electos 53 constituyentes, entre ellos dos valiosas mujeres, Gumercinda Paéz y Ester Neira de Calvo, además de tres suplentes.
Desde esta posición (vea los Anales de la Constituyente de 1946 en el sitio web www.constitucion.gob.pa) las dos diputadas utilizaron su recién ganado poder para promover posiciones a favor de la niñez, la juventud, la educación, los grupos indígenas y las mujeres.
Un momento en especial quedará como símbolo de la lucha de la mujer por apoyar a otras mujeres y con ello, buscar mejores condiciones de vida para todos los ciudadanos: la defensa del proyecto de fuero maternal promovido por la sindicalista Marta Matamoros.
Eran tres mujeres muy diferentes. Las dos primeras procedían de la clase obrera. La segunda, de una familia de militares y políticos de renombre, y formada desde la adolescencia en Europa y Estados Unidos. Las tres tenían en la mira el bienestar público.
SITUACIÓN DEL PAÍS
En 1945, la economía panameña languidecía. Atrás quedaba el auge de los años de la guerra, impulsado especialmente por las más de 100 bases militares norteamericanas intaladas a lo largo del país.
Gumercinda Páez
Era una maestra sencilla, nacida en la ciudad de Panamá, hija padre afrodescendente y madre indígena. Nació en ciudad de Panamá, el 13 de enero de 1904. Estudió en el Instituto Nacional de Panamá, donde obtuvo el título de maestra de enseñanza Primaria, perito mercantil y bachiller en ciencias. Posteriormente se graduó como licenciada en humanidades en 1945 en la Universidad de Panamá. También hizo estudios de inglés y de artes manuales, pintura y reparación de máquinas en la Escuela de Artes y Oficios. Empezó a trabajar como maestra desde muy temprana edad y pasó por colegios como el Panama College, Setegantí, Escuela Antillana y la Escuela Pedro J. Sosa. También enseñó en Garachiné, provincia de Darién y fue subdirectora de la escuela República de Venezuela, cargo al que renunció para ser candidata a la Asamblea Constituyente de 1945.
Con el fin del conflicto bélico y la disminución de las actividades militares en el país, la compra de bienes y servicios a la economía panameñas se vino abajo, incidiendo directamente en el crecimiento económico del país (PIB) que pasó de un 4.5% anual a menos de 2%.
La situación era tan dificil que incluso el Gabinete del presidente Enrique A. Jimenez adelantaba planes para reducir el salario de los funcionarios públicos, mientras los comerciantes acaparaban los víveres y los precios de productos de primera necesidad se inflaban a niveles nunca antes vistos.
La instalación de la Asamblea Constiuyente, en junio de 1945, también abonaba al ambiente de incertidumbre que afectaba la economía del país.
LA CLASE OBRERA
Para entonces, la industrialización del país estaba en su infancia, y, como en la Inglaterra de la Revolución industrial, las condiciones de trabajo para los obreros eran dolorosas.
El obrero promedio podía recibir un salario de unos 45 dólares al mes (lo que según la calculadora de inflación del Departamento de Estadísticas Laborales de Estados Unidos representaría unos $560 al día de hoy). Las mujeres, además de recibir salarios más bajos, se veían oprimidas por otras dificultades, como los ambientes insalubres y tratos humillantes.
Los espacio de trabajo tendían a ser reducidos y con un calor asfixiante. Los jefes, a mantener una actitud tiránica hacia los empleados, con un sentido mal entendido de disciplina y estricto control impuesto hasta para ir al baño a realizar las necesidades fisiológicas.
No había derecho a vacaciones ni fuero de maternidad. Era común que cuando las mujeres regresaban al trabajo después de las 14 semanas de alumbramiento, los patronos las despidieran aludiendo a todo tipo de razones.
EL SINDICALISMO
Bajo estas condiciones, el sindicalismo tomaba fuerza. El 14 de agosto de 1945, se constituyó la Federación Sindical de Trabajadores, que, como en muchas otras partes del mundo, desafiaba lo que se consideraban abusos del poder económico y empresarial.
A esta federación panameña se unió una costurera de nombre Martha Matamoros, hija de padres costarricenses, en representación del Sindicato de Sastres y Similares.
A pesar de no estar casada ni tener hijos, uno de sus primeros compromisos como líder fue impulsar un proyecto de legislación para proteger la maternidad obrera, un derecho consagrado en las constituciones y leyes de muchos otros países del mundo.
Marta Matamoros
Nació el 7 de febrero de 1909. Era modista de profesión. En 1945 se afilia al Sindicato de Sastres y Similares, en una época en que la participación sindical de las mujeres era escasa y logró escalar posiciones hasta convertirse en Secretaria de Finanzas. En 1946 organizó una huelga de trabajadores que duró treinta y ocho días en la fábrica Bazar Francés, en donde laboraba, para exigir mejores condiciones salariales y de trabajo. En 1947 participó en la movilización de rechazo del Convenio Filós-Hines que cedía territorios panameños para bases militares estadounidenses y en la Marcha del Hambre y la Desesperación de Colón. Más tarde, en 1951 fue elegida por un año como Secretaria General de la Federación Sindical de Trabajadores (hoy Central Nacional de Trabajadores de Panamá), 6 convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo.
En una entrevista con la socióloga Jacqueline Candanedo realizada en la década del 90, la misma Marta declaró lo siguiente en relación a este proyecto: ‘Lo hicimos con ayuda de otras compañeras. Conseguimos miles de firmas. Cada mujer se interesó por recoger firmas de otras mujeres, obreras, amas de casa'.
En la misma entrevista, la sindicalista relata que los patrones no estaban contentos con la idea del fuero maternal y que este periodo de lucha fue muy duro: ‘Los patrones ultrabajaban a los obreros y los humillaban acusándolos de querer que les pagaran los hijos'.
Pero las mujeres obreras siguieron adelante en su lucha. Al tener listo el ante proyecto, hicieron una ‘gran manifestación' (relata Matamoros) para llevar el proyecto a la Asamblea Nacional.
‘Yo encabecé la lucha para presentar el anteproyecto de protección de la maternidad obrera, que pedía un fuero de seis semanas antes del parto y ocho semanas después con salario y descanso remunerado', expresó la sindicalista a la periodista Celia Jurado en una entrevista publicada por la revista Diálogo Social posteriormente.
De acuerdo con este relato, cerca de quinientos obreros desfilaron hasta la Asamblea de la Republica para presentar el proyecto.
‘Ester Neira de Calvo y Gumercinda Páez recibieron nuestra demanda y nosotros nos quedamos haciendo barra', añadió la costurera.
‘Me cabe la satisfacción de que fui la que propuse eso. Fue mi afán y lo conseguimos. El mismo proyecto fue aprobado gracias al compromiso de las diputadas'.
Aunque no pudimos localizar la fecha de la manifestación descrita por Matamoros ni un registro de la época que uniera a las tres mujeres protagonistas de este relato, un artículo publicado por la Estrella de Panamá en diciembre del año 1945 reporta, entre los avances de los debates de la Constituyente, la aprobación de lo que posteriormente sería el artículo 71 de la Constituciòn de 1946 (provisionalmente artículo 65ª).
Este dice así: "Se protege a la maternidad obrera. La mujer en estado de gravidez no podrá ser separada de su empleo durante las cuatro semanas que preceden inmediatamente al parto y las ocho que la siguen, gozará de descanso forzoso retribuido igual que su trabajo, conservando el empleo y todos los derechos anexos al mismo y correspondientes a su contrato de trabajo. Tampoco perderá su trabajo si durante alguna enfermedad profesional por consecuencias de su estado. (Artículo promovido por la diputada Neira de Calvo)"•
El fuero maternal sería regulado posteriormente en el Código de Trabajo de 1947.