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- 24/12/2021 06:48
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Este año las calles de Damasco no se han iluminado con las tradicionales luces de Navidad debido a la escasez de electricidad que está afectando a la capital siria, que también experimenta un aumento considerable de los precios de todos los productos, en particular de los árboles y adornos navideños.
Las sanciones económicas impuestas al presidente sirio, Bachar al Asad, y su entorno por parte de Occidente han afectado al suministro energético, pero también a la importación de adornos típicos, y todo ello hace que esta Navidad sea para la comunidad cristiana local de las menos festivas que recuerden los habitantes de Damasco después de los años de conflicto.
Maida, una mujer de 30 años, ha vuelto a Siria para celebrar con su familia, pero se ha encontrado con una Damasco "vestida de negro", dice a Efe, "como si la tristeza de los años de guerra dominara el panorama", aunque los bombardeos y la violencia hace mucho tiempo que no golpean la capital, donde antes de la guerra los cristianos representaban cerca del 10 % de la población.
POCA LUZ PARA CELEBRAR
Las luminarias de Navidad no son una prioridad para la administración local, en medio de la escasez de petróleo y gas para generar electricidad, que ha obligado a racionar el suministro de luz cada vez más en el último año.
Ziad Saada, encargado del alumbrado público de la provincia de Damasco, explica a Efe que su administración se encarga habitualmente de la instalación de los adornos navideños y que este año ha decidido reducir la cantidad y el tiempo que las luces están encendidas.
Sólo ha instalado tres árboles de Navidad en toda la ciudad: en la gran plaza de los Omeyas, en la plaza de los Abasíes y enfrente de la iglesia de Al Zaytoun, que se iluminan coincidiendo con las horas en las que el suministro llega a cada uno de los barrios.
La escasez de electricidad también ha afectado a las celebraciones, así como a la vida cotidiana de los damascenos, que aprovechan la poca luz disponible para sus necesidades básicas.
En la zona de Bab Sharqui, en el casco antiguo de la capital y una de las más animadas por sus restaurantes, cafeterías y locales nocturnos, intentan mantener el ambiente navideño a pesar de todo.
Tony, un cristiano dueño de una discoteca, afirma a Efe que hay que mantener el optimismo y la esperanza, mientras prepara las fiestas de Nochebuena y Nochevieja en su local.
"Haremos todo lo posible para celebrarlo ya que amamos esta tierra y el amante hace lo imposible por su amado. Así es Damasco", sentencia.
Pero Samer, propietario de un restaurante en este mismo barrio, explica a Efe que el sonido de los generadores eléctricos llena las calles y sustituye el de la alegría en estas fechas. Los restaurantes tuvieron que renunciar a las luminarias en el exterior para poder iluminar el interior de los locales, explica desconsolado.
También las ventas se han visto resentidas, ya que el poder adquisitivo de los sirios ha disminuido considerablemente con el aumento de la inflación y el desplome del valor de la moneda local, que el Banco Central de Siria fijó este año en 2.500 liras por un dólar pero en el mercado negro puede alcanzar incluso el doble.
"Este año hay un parón de las ventas. No vendí ni unas luces ya que los precios son altos y los materiales son pocos", se lamenta Bashar, un comerciante que asegura que nadie entra a su tienda donde vende adornos.
Además, la importación se ha visto resentida por las sanciones y el Gobierno ha prohibido la importación de productos no esenciales para ahorrar divisas, necesarias para pagar otros bienes como el petróleo y los granos ya que la producción local no es suficiente.
Por su parte, Safaa, Marwa y Yara, que tienen una empresa que organiza eventos, aseguran a Efe que este año tienen un 70 % menos de encargos para decorar tiendas, restaurantes y hogares.
Explican que un árbol con sus adornos no llegaba a los 50 dólares en 2020, mientras que este año el precio de un árbol pequeño supera los 400 dólares, así como unas luces de tres metros de longitud costaban unos 90 centavos y ahora, tres dólares.
La diferencia del valor de la lira frente al dólar encarece enormemente todos los productos mientras los sirios cada vez pueden permitirse menos lujos, con ocho de cada diez personas que viven bajo el umbral de la pobreza, según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).