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- 25/11/2023 00:00
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Javier Milei, un outsider de la política, economista y diputado, ha ganado las elecciones en Argentina justo cuando se cumplen 40 años de gobiernos democráticos que surgen luego de una dictadura que manejó los hilos del Estado con violencia y terror desde 1976 hasta 1983.
Milei logra la Presidencia con un apoyo del 55,69% de los sufragios. Son más de 11 puntos porcentuales de diferencia con el candidato peronista de “Unión por la Patria” y ministro de Economía, Sergio Massa.
Las claves de su victoria fueron una serie de elementos que se fusionaron, entre esos obviamente el traspaso de los 6 millones de votos de la candidata Patricia Bullrich, derrotada en la primera ronda. Al parecer, quienes votaron por Bullrich (candidata del expresidente Mauricio Macri) en primera ronda, dieron su voto a Milei en segunda ronda. Otra de las claves fue la gran cantidad de votos que logró su partido “La Libertad Avanza” en las provincias más pobladas del país, como por ejemplo en Córdoba donde obtuvo tres de cada cuatro votos.
Sin embargo, los más de 11 puntos porcentuales que obtuvo Milei sobre su contendor, el oficialista y ministro de Economía, Sergio Massa, tiene otros elementos que deben ser analizados; uno de ellos es el voto joven antisistema.
La juventud argentina apoyó en las urnas a quien será el próximo presidente de su país en rechazo al kirchnerismo, a la crisis social y económica, al descontento por la corrupción y al desencanto con un movimiento que gobernó en 16 de los últimos 20 años de la historia argentina.
El voto joven antisistema en Argentina tiene algunas condiciones particulares, ya que Argentina sancionó en octubre de 2012 la ley N° 26.774 de Ciudadanía Argentina, la cual establece que “son electores los argentinos nativos y por opción, desde los 16 años de edad, y los argentinos naturalizados, desde los 18 años de edad, que no tengan ninguna de las inhabilitaciones previstas en esta ley.”
Eso permite a los jóvenes argentinos de 16 y 17 años participar del sufragio electoral, haciendo que el voto joven sea aún más preponderante en los resultados, sobre todo en esta elección donde los votantes entre 16 y 17 años representaron el 3% del padrón electoral.
Los jóvenes que votan de manera antisistema a menudo muestran un desencanto o desconfianza hacia las instituciones políticas existentes y a la forma de hacer política de los partidos tradicionales. La juventud no se siente representada por la clase política tradicional, y sus preocupaciones y necesidades no las sienten atendidas ni escuchadas.
YouTube, Instagram, Tiktok y otras redes sociales jugaron un papel fundamental en la campaña del candidato libertario, similar a lo ocurrido en otras latitudes donde las redes son un contrapeso importante a los medios tradicionales, y es ahí donde justamente se consolida el voto joven. Tanto es así, que aunque algunos periódicos importantes como La Nación dieron como ganador del debate presidencial a Sergio Massa, en las redes sociales se propagó el mensaje de que Milei había vencido rotundamente en los debates.
Esta capacidad para conectar con la juventud no es solo producto de una estrategia mediática de redes o de mercadeo, tiene otros matices que deben también ser analizados para comprender qué es lo que orienta el voto joven.
Milei escogió una estrategia basada en “Te voy a decir lo que voy a hacer, aunque sea políticamente incorrecto”, un mensaje innovador en un mundo político caracterizado por la hipocresía, los intereses y las agendas ocultas al ciudadano, pero no solo eso, al explicar su plan de gobierno se le notó sincero (aunque no siempre cuerdo), y es la sinceridad una de las principales características que busca la juventud en un candidato. Esto último es muy poco comprendido por la política tradicional que no es capaz de valorar estas cualidades del voto joven.
Las redes sociales y la sinceridad de su mensaje políticamente incorrecto fueron parte de los elementos que le ayudaron a captar el voto joven, pero existe algo más, y es que su mensaje desafía las estructuras de poder establecidas en su país durante los últimos 40 años y el voto joven encuentra en ese cuestionamiento algo con lo que identificarse, algo en lo que creer.
Los votantes jóvenes antisistema buscan alternativas políticas que representen un cambio significativo. Pueden apoyar partidos políticos o movimientos que se presenten como alternativas a las corrientes políticas convencionales.
No vamos a entrar en juicios de valor acerca de la veracidad, eficiencia o legitimidad de las medidas propuestas por Javier Milei el antisistema y proponente de una reducción significativa del Estado; de eso ya se encargó casi el 60% de los argentinos que lo apoyaron con el voto, nuestra intención es solo la de subrayar el papel del voto joven para ayudarlo a convertirse en el nuevo presidente de Argentina; lo que ocurra después es harina de otro costal.