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La Cepal y la OPS urgen priorizar la inversión en salud
- 22/10/2024 00:00
- 21/10/2024 19:52
“Las desigualdades en el acceso a la salud, las brechas en la calidad de la atención recibida y los elevados gastos de bolsillo en que incurre la población, no solo dejan en evidencia la urgencia de incrementar el gasto público en salud, de la mano de una gestión eficiente de los recursos, sino que también revelan la necesidad de avanzar en la sostenibilidad financiera de las inversiones para fortalecer la resiliencia de los sistemas de salud”.
A esa conclusión llegó el tercer informe conjunto presentado ayer por José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), y Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), quienes de manera conjunta urgieron a los países de la región a no postergar la salud en la agenda pública en el actual período pospandemia.
Tanto Salazar-Xirinachs como Barbosa insistieron en la necesidad de invertir en los sistemas de salud en América Latina y el Caribe para reducir la desigualdad y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en un contexto en el que la pandemia del coronavirus 2019 (Covid-19), junto con la crisis del desarrollo de América Latina y el Caribe, han configurado una situación que amenaza el logro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en la región, cuyo plazo se agota. Por lo tanto, resulta fundamental que los países puedan avanzar en acuerdos sociales que estén acompañados de pactos fiscales sólidos, añadieron.
El documento señala que si bien entre 2000 y 2014 el gasto público en salud de América Latina y el Caribe aumentó un 25 %, el promedio de dicho gasto fue de 4,5% del PIB en 2021, porcentaje aún inferior a la meta de al menos el 6,0 % del PIB, propuesta por la OPS/OMS.
En 2021, solo 61 % del gasto total en salud de la región correspondió a gasto público, lo que da cuenta de la importancia que aún tiene en los países el gasto privado, siendo el gasto de bolsillo el principal componente. En promedio, dice el informe, los hogares de la región debieron cubrir en 2021 más del 28 % del gasto total en salud con pagos directos de bolsillo, y 11 países exhibían un gasto de bolsillo incluso superior al 35 %. Esta cifra, señala, resulta preocupante, ya que los gastos de bolsillo reproducen las desigualdades en acceso y calidad de la atención, y pueden traducirse en gastos catastróficos o empobrecedores.
“Hoy, América Latina y el Caribe se enfrentan a una crisis del desarrollo, sometida a tres trampas: de baja capacidad para crecer, elevada desigualdad y baja movilidad y cohesión social, y baja capacidad institucional y gobernanza poco efectiva. En el ámbito sanitario, persisten problemas de subfinanciamiento crónico, fragmentación y segmentación de los sistemas de salud. Ahora más que nunca se requieren transformaciones indispensables en los modelos de desarrollo de la región, siendo la salud esencial para la ampliación de la protección social y para avanzar hacia un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible”, ponderó Salazar-Xirinachs.
Barbosa, por su parte, subrayó que “superar las barreras al acceso a la atención, que hoy hacen que casi 3 de cada 10 personas tengan necesidades de atención médica insatisfechas en la región, es fundamental para cumplir con el derecho a la salud y alcanzar la salud universal”.
El director de la OPS, además, recalcó en que “los países deben invertir más y mejor, no solo en hospitales y centros de salud, sino en la combinación adecuada de recursos humanos, infraestructura, equipos, medicamentos y tecnologías de salud que garanticen atención de calidad para todos. La pandemia nos ha enseñado que necesitamos sistemas de salud más fuertes y resilientes, y que solo lo lograremos si invertimos en ello”.
Las últimas proyecciones de la Cepal indican que solo 22 % de las metas de los ODS se alcanzarán en 2030, mientras que un 46 % de ellas requiere mayor velocidad para ser cumplidas a tiempo y un 32 % no lograría realizarse.
El retroceso en el cumplimiento de los ODS debido a la pandemia y las crisis en cascada “se manifiesta en indicadores clave de salud, como la mortalidad materna, la cobertura de inmunización y otros asociados a la malnutrición y la salud mental”, especifica el documento conjunto.
En la región, la alta desigualdad producto de los determinantes sociales de la salud se refleja, por ejemplo, en que el quintil de menores ingresos presenta una mortalidad materna equivalente a más de siete veces la del quintil de mayores ingresos. Lo mismo ocurre con la mortalidad de niñas y niños menores de 5 años: el grupo con más desventaja en términos de ingresos tiene alrededor de 4,5 veces más riesgo de morir en comparación con el grupo más aventajado económicamente.
Lo anterior se repite en el caso de las enfermedades crónicas no transmisibles: el grupo más desaventajado tiene un riesgo 46 % mayor de morir entre los 30 y los 69 años por estas enfermedades en comparación con el grupo más aventajado. Por último, datos de 2019 indican que la tasa de mortalidad atribuida al agua insalubre, el saneamiento deficiente y la falta de higiene es casi seis veces mayor en el quintil de menores ingresos, lo que deja en evidencia el efecto de las condiciones de vida en la salud de las personas.
“Es primordial consolidar sistemas de salud universales, integrales, sostenibles y resilientes que garanticen el acceso y la cobertura universales, brinden atención oportuna y de calidad a toda la población, independientemente de su capacidad de pago, y cuenten con mecanismos de financiamiento solidarios y sostenibles y capacidad de adaptación ante cambios y crisis”, concluye el documento.
El informe es la tercera publicación elaborada por ambas instituciones, tras los documentos de 2020 y 2021 que analizan los impactos de la pandemia.