CEPAL corrige a la baja las estimaciones de pobreza de 2023 para América Latina y el Caribe

Actualizado
  • 26/11/2023 00:00
Creado
  • 26/11/2023 00:00
El cálculo de las personas en pobreza pasó de 32.1% a 29%, unas 181 millones de personas; mientras que la pobreza extrema disminuyó de una proyección de 13% a 11.2%, cerca de 70 millones de personas, es decir, datos similares a los previos de la pandemia de covid-19
Una familia de personas pide ayuda en una calle, en una fotografía de archivo.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) corrigió a la baja sus estimaciones de pobreza y pobreza extrema de 2023, mejorando la situación para millones de personas en respuesta a un alza de la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB).

El porcentaje de personas en situación de pobreza pasó de 32.1% a 29% de la población de América Latina (181 millones de personas), 1.2 puntos porcentuales menos que antes del inicio de la pandemia de la covid-19; mientras que la pobreza extrema disminuyó de una proyección de 13% a 11.2% de la población de la región (70 millones de personas), datos similares a 2019.

José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, explicó que las cifras dadas en noviembre de 2022 marcaban un panorama poco alentador.

La Cepal estimaba una tasa de crecimiento del PIB en la región para 2023 de 1.7% —inferior al 3.8% registrado en 2022— pero que podría llegar incluso al 1.5% en 2024.

“Aunque destacamos la reducción de la pobreza en 2022, no hay razones para celebrar. Más de 180 millones de personas en nuestra región no cuentan con ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas y, entre ellas, 70 millones no tienen ingresos para adquirir una canasta básica de alimentos. En total, casi un tercio de la población de la región vive en situación de pobreza, porcentaje que se eleva a 42.5% en el caso de la población infantil y adolescente, una realidad que no podemos tolerar. La incidencia de la pobreza también es más alta entre las mujeres, la población indígena y las personas que viven en zonas rurales”, manifestó Salazar-Xirinachs.

También destacó la reducción de la desigualdad de ingresos medida por el índice de Gini y la recuperación del empleo, con base en el informe “Panorama social de América Latina y el Caribe 2023: la inclusión laboral como eje central para el desarrollo social inclusivo”.

Urge la inclusión laboral

En su exposición, el representante de Naciones Unidas, indicó que de acuerdo con el informe, la creación de empleo entre 2014 y 2023 ha sido la más baja desde la década de 1950. En 2020, durante la pandemia, la creación de empleo disminuyó 8.2%, siendo la única caída registrada en los últimos 70 años.

Del universo de 292 millones de personas ocupadas en la región, 1 de cada 2 se encuentra en empleos informales, cerca de un quinto vive en situación de pobreza, 4 de cada 10 posee ingresos laborales inferiores al salario mínimo y la mitad no cotiza en los sistemas de pensiones, según el reporte dado a conocer cada noviembre.

Aclaró que pese a una mejora en ciertas dimensiones de los mercados laborales entre 2020 y 2022, la región vive una crisis en cámara lenta en materia de inclusión laboral, entendida no solo como la inserción laboral sino también como las condiciones en que se accede al empleo.

Lo anterior —dijo— quiere decir que la inserción en el trabajo remunerado es fundamental, pero no suficiente para alcanzar la inclusión laboral. “Se requiere acceso a trabajos productivos, bien remunerados y con acceso a la protección social, en particular para las mujeres y las personas jóvenes”, remarcó.

El año pasado, 54.2 millones de hogares en la región (39% del total) dependían exclusivamente del empleo informal. Más aún, la mayoría de las niñas y niños (menores de 15 años) y las personas de 65 años o más viven en hogares completamente informales o mixtos (61.2%).

Desigualdad y género

La Cepal también analizó la situación de la desiguldad en la región. Si bien la desigualdad de ingresos disminuyó en 2022 hasta niveles inferiores a los registrados en 2019, esta sigue siendo muy elevada, indica el estudio.

En América Latina, el decil de ingresos más altos (decil 10) percibe un ingreso que equivale a 21 veces el del decil de menores ingresos (decil 1). En 2021, la riqueza de solo 105 personas representó casi el 9% del PIB regional, subrayó la Cepal.

“La región sigue sumida en una doble trampa estructural de bajo crecimiento y altos niveles de pobreza y desigualdad. Los países deben transitar desde la inserción laboral a la inclusión laboral, eje del desarrollo social inclusivo. Pero la inclusión laboral requiere un crecimiento económico alto y sostenido. No es posible crear un mejor futuro del trabajo sin crear un mejor futuro de la producción y viceversa”, señaló Salazar-Xirinachs, destacando el estrecho vínculo entre las políticas de desarrollo productivo, laborales y de protección social de los países.

El informe da cuenta de la persistencia de las brechas de género históricas en los mercados laborales.

Mientras la tasa de participación laboral de los hombres fue de 74.5% en 2022, la de las mujeres alcanzó solo a 51.9% (una brecha de 22.6 puntos porcentuales). Las mujeres tienen, además, mayores tasas de desocupación (8.6% en comparación con 5.8% de los hombres en 2022).

La principal barrera para la inclusión laboral de las mujeres es la carga de trabajo de cuidados. La tasa de participación de las mujeres en hogares con niñas/os (61.6%) es inferior a la de los hogares sin niñas/os (73.5%).

Y el trabajo doméstico representa una de las principales fuentes laborales para las latinoamericanas, pero el ingreso promedio que perciben es la mitad del que perciben las mujeres ocupadas.

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