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Judith Caballero, la primera medallista istmeña en juegos Panamericanos
- 23/10/2023 00:00
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“Judith Caballero, de la Escuela de Artesanías y Artes, demostró que no solo es una rompedora de récords en los eventos planos, sino una atleta completa en todos los aspectos. Derrotó sensacionalmente a Matilde García y a otras, en la carrera ciclista de media milla para mujeres”.
Este es el extracto de una crónica que escribiera 'Brown Bomber', en el Panama Tribune del 4 de agosto de 1940, época en la que la actividad deportiva internacional estaba detenida por la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, en la joven República el deporte se destacaba por doquier, con eventos para celebrar una efeméride nuestra o la de un país hermano, como en esa oportunidad, cuando se celebró la fecha de independencia del Perú (28 de julio).
Caballero, así como una gran cantidad de los atletas de entonces, eran muy jóvenes y, en el caso particular de Judith, apenas contaba con 16 años, pero ya despuntaba en las competiciones locales.
“Mi mamá corría los 200, 400 y 4x400 metros, también se preparaba para el disco y la jabalina, y al día siguiente competía en el ciclismo”, contó Pedro Panay, hijo de la consagrada atleta.
“Eso es lo que ella me decía, cuando me explicaba del por qué le decían la mujer all around del deporte”, comentó.
Hoy, a pocos días de inaugurados los juegos Panamericanos de Santiago, hacemos honor a Judith Caballero, la primera fémina istmeña en ganar medallas en una competencia de esta magnitud.
Judith Raquel Panay de Sánchez falleció cuando estaba a punto de cumplir los 80 años, casi que al principio del nuevo siglo.
Judith, nacida en la ciudad capital, era hija de Manuel Panay Caballero, de quien tomó su segundo apellido como el de batalla, y de Josefa Cárdenas de Panay.
Tuvo cuatro hijos: Iván, Pedro, Moisés y Nazareth, siendo el primero de ellos reconocido en Panamá, Colombia y Venezuela por su trabajo con el nado sincronizado.
“Nos crió sola y con un gran esfuerzo, porque en un principio no pudo trabajar”, señaló Pedro, quien recuerda que recibió el apoyo del entonces coronel Rubén Paredes para que trabajara en el Hipódromo Presidente Remón.
El Gobierno en los años 80 terminó de cubrirle las cuotas para que recibiera los beneficios sociales como jubilada, en reconocimiento a su trayectoria deportiva.
Vivió con sus hijos en un viejo caserón en Calidonia, cerca de la Mueblería Sparton, hasta que tuvieron que salir de allí por las malas condiciones de las estructuras, y se mudaron a Nuevo Veranillo.
En esa mudanza se perdieron medallas, pergaminos, trofeos e implementos, aunque Pedro aún conserva una de las jabalinas de su madre.
La historia del ciclismo femenino mundial se remonta a 1917, por lo menos en su época de mayor atención, cuando Alfonsina Strada participó en el Giro de Lombardí.
En lo referente a juegos, las competencias masculinas se registran a partir de los Centroamericanos y del Caribe de Panamá (1938) y, en lo referente a la mujer, los realizados en México (1990), aunque a nivel del continente fue en Indianápolis 1987.
Los registros panameños de este deporte se remontan a los años 20, cuando The Star & Herald (1923) publica una competición organizada por la Unique Cycle Association of Panama, con la participación de deportistas jamaicanos.
Es decir, que cuando los medios locales advierten de la actuación de una dama en el ciclismo en Panamá, ya habían pasado varios años desde que en el exterior se realizaba.
El detalle está en que por más que las damas hubieran tomado las pequeñas máquinas a la par de los hombres, muy poco se hubiera dicho o tomado en cuenta, porque solo era propio del género masculino, por lo menos a nivel de competencia.
Aún así, se registraron competencias y nosotros traemos una, publicada por 'Brown Bomber', en el Panama Tribune del 4 de agosto de 1940.
“Judith Caballero, de la Escuela de Artesanías y Artes, derrotó sensacionalmente a Matilde García y a otras, en la carrera ciclista de media milla para mujeres”.
“La misma espectacular defensa se habría repetido en la carrera de una milla de no ser por la señorita García, atacando de frente al tomar la última curva. Esto hizo que ambos bajaran el ritmo, permitiendo que Doris Alzamora viniera por la parte de atrás y le diera cuerda al evento”.
“Sin embargo, Caballero se lo tomó como una buena deportista, y nosotros le damos el voto, como la ciclista campeona de Panamá entre las damas”.
Unos años después, cuando frisaba 25 o 26 años, le propusieron recorrer la mayor parte del Istmo en bicicleta y lo hizo.
“A ella le propusieron cruzar el Istmo en bicicleta, y aceptó. Lo hizo de David a Panamá, siendo la primera mujer en hacerlo”, dijo Pedro.
Las actuaciones de Judith Caballero en diversas disciplinas eran archiconocidas y no solo por su participación sino por sus éxitos, que la hacían casi única entre las otras competidoras.
Para Pedro Panay, su madre jugaba muy bien el baloncesto, pero le apasionaba el atletismo y adoraba a sus compañeros.
Ella les narraba historias de sus logros deportivos y en ellas iban envueltas figuras como Reginald Beckford, el velocista colonense, y de sus amigas del baloncesto, como Delmira Pierce.
“Me contó de la victoria que tuvo Beckford sobre (Jenning) Blackett corriendo, el mismo día en que ella ganó en atletismo y ciclismo”, indicó.
“Siempre me decía que era buenas atletas y que valía la pena competir con ellas, y si ganaba cualquiera de ellas, era un triunfo para todas. Mantuvieron una gran amistad”, añadió.
“Mi mamá jugaba muy bien baloncesto. Nada más fui a verla jugar en la Profesional (Isabel Herrera de Obaldía), donde estaban, que recuerde, Racines (Delmira Pierce), Gamboa (Marina). Era buena lanzando de tres y lo hacía por las esquinas”, recordó.
El legado de Judith Caballero, a quien algún día se le dará el justo valor, fueron tres medallas de oro y una de bronce en juegos Centroamericanos y del Caribe, y una más de bronce en los Panamericanos de Buenos Aires.
En Barranquilla (1946) logró oro en el lanzamiento del disco y la jabalina, y otra de bronce en el baloncesto, cuatro años después en Guatemala ganó el oro en jabalina, y cobró una de bronce en la misma especialidad en los Panamericanos de Buenos Aires.
Se lee bastante rápido, pero sus consecuciones costaron meses y años de entrenamiento y dedicación.