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- 12/08/2024 00:00
- 11/08/2024 18:54
El debate está puesto en el tapete desde hace mucho, pero no fue hasta ahora que tomaron mayor relevancia, en el marco de los juegos Olímpicos de verano en París.
Hablamos de la transexualidad en el deporte.
La llegada a los juegos de la argelina Imane Khelif y de la taiwanesa Lin Yu-ting, ambas en el boxeo femenino, prendieron las alarmas, mostrando el grado de desconocimiento y el fanatismo acérrimo que existe, alrededor del tema.
Hablamos de desconocimiento porque, sin ninguna justificación o base científica, fanáticos, deportistas e incluso, alto dirigentes, acusaron a las atletas de ser genéticamente hombres y de alterar su género, sacando una obvia ventaja competitiva.
Las afirmaciones tomaron fuerza porque tanto Khelif como Yu-ting, quienes participaron sin mayores problemas o escándalos en los juegos de Tokio 2020-21, fueron descalificadas del mundial que organizó la Federación Internacional de Boxeo (IBA) hace un año en Nueva Delhi.
“Esta descalificación se debió a que no cumplieron con los criterios de elegibilidad para participar en la competencia femenina, tal como se establece en el Reglamento de la IBA”, afirmó la entidad en un comunicado en su momento.
“Esta decisión (...) fue extremadamente importante y necesaria para mantener el nivel de imparcialidad y la máxima integridad de la competencia”, aseguró en un boletín.
El detalle está en que tanto la argelina como la taiwanesa nacieron mujeres, a diferencias de atletas de otras disciplinas que sí nacieron hombres, pero que alteraron su sexo con hormonas u operaciones.
“Debe quedar esto absolutamente claro para todos, no es una cuestión transgénero. Sé que lo saben, pero creo que ha habido algunos reportes erróneos sobre esto”, dijo Mark Adams, portavoz del COI.
“La boxeadora argelina nació mujer, fue registrada como mujer, vivió su vida como mujer, boxeó como mujer y tiene pasaporte femenino”, indicó.
“(Son personas que) han competido y lo siguen haciendo en la competición femenina. Han perdido y han ganado contra otras mujeres, a lo largo de los años”, remarcó Adams.
En el caso de Khelif, nació con genitales femeninos, pero sus niveles de testosterona son más altos de lo normal y, según una información filtrada tiempo atrás por la IBA, tiene cromosomas XY, correspondientes al sexo masculino.
Como dijimos, el tema vino a levantar mucho más polvo en París 2024, pero no es nuevo y la participación de deportistas transgénero en las distintas disciplinas aumenta, mientras las autoridades olímpicas no saben a ciencia cierta cómo afrontar la situación.
Sin embargo, algunas federaciones internacionales han tratado de buscar fórmulas.
La de natación (FINA), por ejemplo, aprobó la participación de féminas trans, que hayan comenzado su transición de género antes de los 12 años, y no ya en una edad desarrollada en la que la musculatura ha terminado de crecer.
Otras entidades, como las de atletismo, ciclismo y rugby le han seguido los pasos a la natación, siempre tratando de hilar fino para evitar quejas y protestas por el asunto de la discriminación o segregación.
Pero, como señalamos al inicio, mientras unos pueden quejarse de discriminación y falta de oportunidades, otros aseveran que sí hay ventajas físicas, que en ocasiones se traducen en contrincantes superiores.
El acontecimiento de mayor difusión podría decirse que fue el de la corredora sudafricana de semifondo, Caster Semenya, quien fue suspendida por la World Athletic (entonces IAAF) por sus altos niveles de testosterona, en un caso que aún no termina.
El caso de Semenya, campeona mundial en 2009, 2011 y 2017, y olímpica en Londres (2012) y Río (2016), es similar al de Khelif y Yu-ting, aunque la decisión de la organización en 2019 fue determinante, al dictaminar nuevas normas para las corredoras de 400, 800 y 1.500 metros.
En ese sentido, las mujeres en igualdad de situación tendrían que utilizar medicamentos para bajar sus niveles de testosteronas, algo que, para algunos, es violatorio a los derechos humanos.
Khelif y Yu-ting también están suspendidas por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), pero el COI permitió su participación porque son ellos a través de una comisión, los que organizan el boxeo en los juegos olímpicos, al desconocer a dicho organismo.
“Estas dos atletas fueron víctimas de una decisión repentina y arbitraria de la IBA. Fueron descalificados repentinamente sin ningún debido proceso”, señaló el Comité Olímpico Internacional para defender su posición.
Según notas de prensa, el COI no está sentado con los brazos cruzados, sino que ha efectuado varias reuniones con expertos para “tratar de diferir el futuro del programa deportivo trans e intersexual”.
No obstante, el tema no es fácil de tratar, principalmente por las voces extremas, de uno y otro lado, que usan todos los escenarios a su alcance, principalmente las redes sociales, para remarcar sus respectivas posiciones.
En esa línea, la organización Fair Play For Women es una de las más activas y fue la principal oposición, para que la nadadora trans estadounidense Lia Thomas participara en competencias femeninas.
Thomas pasó de un modesto lugar en la natación masculina a prácticamente vapulear a sus contrarias en las competencias de la NCAA, en medio de su proceso de cambio de sexo.
El boxeo olímpico está herido de muerte y no ahora sino desde hace mucho tiempo, cuando algunos apostaban que no estaría en la cita de París.
El COI le retiró su beneplácito a la IBA en 2023 tras suspenderla en 2019, porque consideraba muy comprometido su manejo administrativo, además de ser presidida por un dirigente soviético muy cercano al presidente Vladimir Putin, adversario declarado del organismo internacional.
No obstante, el propio presidente de la entidad internacional, el alemán Thomas Bach, le ha dado un espaldarazo a la disciplina, al asegurar que estará en los juegos de Los Ángeles dentro de cuatro años.
“El boxeo es uno de los deportes con más valores sociales que hay. El boxeo tiene que formar parte de la cultura de esos países (donde los derechos de la mujer no son respetados totalmente) para que a través del deporte les permita elevar la voz”, precisó.
Para Steve Bunce, analista de boxeo de la BBC de Londres, esta situación atrae más cuestionamientos al boxeo en general: “Creo que ha perjudicado al boxeo olímpico en un momento crucial en el que todavía se está debatiendo su futuro. Es un desastre absoluto”.
(Para realizar el artículo se tomaron notas de prensa y artículos de diversos medios internacionales).