ONU: comer sano en América Latina y el Caribe es más costoso

  • 23/01/2023 00:00
Un reciente informe de esta organización afirma que 131 millones de personas no pueden acceder a una dieta saludable ya que el costo es más alto en comparación con el resto del mundo, llegando a $3,89 por persona por día, mientras que el promedio mundial es de $3,54
Según el informe de la ONU, entre el 2019 y el 2021, la cifra de hambre en la región aumentó en 13,2 millones, alcanzando un total 56,5 millones de personas con hambre en 2021.

El sobrepeso y la obesidad son una de las principales preocupaciones de salud a nivel mundial, ya que al no tratarlas ocasionan numerosas enfermedades crónicas, entre las que se incluyen la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión y los accidentes cerebrovasculares, así como varios tipos de cáncer. Además, los niños con sobrepeso tienen un mayor riesgo de ser obesos en la edad adulta.

De ahí la importancia de adoptar una dieta saludable libre de grasas saturadas, baja en carbohidratos y sal, pero rica en frutas, vegetales y proteínas. No obstante, existe un gran problema y es que muchas veces no es suficiente con tener la disposición sino que también influye el factor económico en muchos hogares del mundo, especialmente aquellos en vías de desarrollo.

De hecho, el nuevo informe de Naciones Unidas (ONU) 'Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2022' asegura que unos 131,3 millones de personas, es decir el 22,5%, en América Latina y el Caribe no cuentan con los medios suficientes para acceder a una dieta saludable.

En el Caribe, ese porcentaje se dispara hasta un 52% de la población; mientras que en Mesoamérica este número alcanza el 27,8% y en América del Sur el 18,4% , reseña el informe publicado este 18 de enero por la ONU.

Algunos gobiernos de la región, y de países como Panamá, implementaron estrategias para llevar alimentos durante la crisis sanitaria.

De acuerdo con el estudio, esto representa un aumento de ocho millones con respecto al 2019, y se debe al mayor costo diario promedio de este tipo de dieta en América Latina y el Caribe comparado con el resto de las regiones del mundo, llegando en el Caribe a un valor de $4,23, seguido de América del Sur y Mesoamérica con $3,61 y $3,47 respectivamente.

Pobreza, desigualdad e inflación

El informe presenta una clara relación entre el nivel de ingresos de un país, la incidencia de la pobreza y el nivel de desigualdad. Así como también revela que la falta de acceso económico o asequibilidad de una dieta saludable observada en toda la región también está asociada a diferentes indicadores socioeconómicos y nutricionales.

El reporte también reconoce que el aumento de precios internacionales de alimentos experimentado desde 2020, especialmente después del inicio del conflicto en Ucrania, y el alza en la inflación alimentaria que se encuentra por encima d ella media general, han incrementado las dificultades para que las personas puedan acceder a una dieta saludable.

El informe además incluye recomendaciones y un análisis de políticas para mejorar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos nutritivos, principalmente, a fin de apoyar a las personas más vulnerables y a los hogares de bajos ingresos que gastan una mayor proporción de su presupuesto en alimentos.

Mario Lubetkin, subdirector y representante regional de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para América Latina y el Caribe, destacó que ninguna política por sí sola puede proporcionar la solución a esta problemática. Es necesario reforzar los mecanismos de coordinación nacionales y regionales para responder al hambre y la malnutrición.

“Para contribuir a la asequibilidad de dietas saludables, se requiere crear incentivos para la diversificación de la producción de alimentos nutritivos dirigidos principalmente a la agricultura familiar y productores y productoras de pequeña escala, medidas para la transparencia de los precios de estos alimentos en los mercados y el comercio, transferencias en efectivo y otras acciones como la mejora de los menús escolares”, complementó en un comunicado.

Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) mencionó que “debemos redoblar los esfuerzos para abordar la malnutrición en todas sus formas promoviendo políticas públicas para crear entornos alimenticios saludables, eliminar las grasas trans de producción industrial, implementar el etiquetado frontal de advertencia, regular la publicidad de alimentos no saludables, establecer impuestos a las bebidas azucaradas, y apoyar las políticas de alimentación saludable y actividad física en las escuelas”.

“Comprender los factores que determinan las malas prácticas alimentarias es clave para encontrar soluciones y asegurar que todas y todos en la región puedan acceder a una alimentación saludable”, destacó Etienne en el documento.

Según el informe, los países con mayores niveles de pobreza y desigualdad tienden a presentar mayores dificultades para acceder a una dieta saludable. Esto se asocia directamente con una mayor prevalencia de hambre, desnutrición crónica en niños y niñas y anemia en mujeres de 15 a 49 años.

“Para que los niños y las niñas puedan crecer sanos, no sólo es urgente asegurar la disponibilidad de alimentos nutritivos a precios asequibles. También es necesario desarrollar políticas públicas que garanticen una nutrición adecuada, además de consejería nutricional, focalizando acciones en las poblaciones más vulnerables”, señaló Garry Conelli, director regional de Unicef para América Latina y El Caribe.

Según la ONU, el panorama socioeconómico de América Latina y el Caribe no es alentador; los grupos de población más afectados son los niños y niñas menores de cinco años y las mujeres, pues sufren una mayor prevalencia de inseguridad alimentaria que los hombres, detalló el informe.

Políticas de seguridad alimentaria

Las políticas comerciales y de mercados pueden desempeñar un papel fundamental en la mejora de la seguridad alimentaria y la nutrición, ya que a través de una mayor transparencia y eficiencia se reduce la incertidumbre y se mejora la previsibilidad y estabilidad del comercio agroalimentario inter-regional.

“Hablamos de la región del mundo con la dieta saludable más costosa, lo que afecta particularmente a las poblaciones vulnerables —pequeños agricultores, mujeres rurales y poblaciones indígenas y afro-descendientes—, las cuales destinan un mayor porcentaje de ingresos a la compra de alimentos”, dijo Rossana Polastri, directora regional del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).

“Para revertir esta situación, debemos promover soluciones innovadoras que diversifiquen la producción y aumenten la oferta de alimentos saludables y que mejoren el acceso de los pequeños productores a los mercados y los alimentos de calidad”, destacó.

Panamá

En Panamá por ejemplo; la ONU reveló un informe en 2022 sobre el estado mundial de la seguridad alimentaria donde se indica que el país reportó una reducción de 1,7 puntos porcentuales en subalimentación de su población, al comparar las cifras del período 2018-2020 de 7,5% o 0,3 millones de personas, en comparación con las de 2021 cuya prevalencia fue de 5,8%, es decir, 0,2 millones personas.

Esto representa una importante disminución en los niveles de subalimentación para el istmo pese a la pandemia, afirmó la ONU en su informe al hacer un balance regional del informe de la FAO.

Cumpliendo con el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible: “Un mundo sin hambre, inseguridad alimentaria y malnutrición”, Panamá logra reducir el hambre, principalmente en áreas de pobreza multidimensional, a pesar de la pandemia y sobresaliendo entre las cifras mundiales.

Este “importante avance” de Panamá en materia de alimentación en contraste con las cifras mundiales y regionales, se puede atribuir al incremento en la disponibilidad de alimentos y la implementación de un marco normativo que vela por garantizar comida a la población, señaló el coordinador de la FAO en Mesoamérica, Adoniram Sanches.

Destacó además, estrategias sociales como el Plan Colmena, la Ley de Agricultura Familiar, el Plan Panamá Agro Solidario y el Programa Estudiar sin Hambre que contribuyen “significativamente” en el mejoramiento de la calidad de vida de los agricultores en las áreas rurales y urbanas de una manera sostenible.

De acuerdo con la FAO, “fue clave para alcanzar estos resultados” el aumento de la producción de alimentos como el arroz y el maíz, en un 11% y 7%, respectivamente, así como la reducción de la importación de arroz en un 108% para el año 2020.

Otras políticas alimentarias, como el etiquetado nutricional, el subsidio de alimentos nutritivos y la aplicación de impuestos sobre alimentos de alta densidad energética y mínimo valor nutricional que no contribuyen a dietas saludables, si están bien diseñadas, podrían desempeñar un papel en la asequibilidad de las dietas saludables y prevenir otras enfermedades relacionadas con el sobrepeso y obesidad.

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