Vacuna de Johnson & Johnson avanza en EE.UU. como una alternativa eficiente

Actualizado
  • 02/03/2021 00:00
Creado
  • 02/03/2021 00:00
Pese a ser un índice inferior al 95% de efectividad de la vacuna de Pfizer, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó la distribución de la nueva vacuna en espera de una mejor respuesta
La vacuna de Johnson & Johnson se diferencia de las demás al optar por una base de adenovirus desactivado y ADN bicatenario.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la vacuna contra la covid-19 de la compañía Johnson & Johnson, convirtiéndola en la tercera vacuna disponible en Estados Unidos para el tratamiento de enfermedades agravadas por el nuevo coronavirus y el tratamiento del virus en pacientes afectados.

La vacuna tuvo una tasa de eficacia general del 72% en Estados Unidos y del 64% en Sudáfrica, donde surgió una variante preocupante el año pasado, según informó la FDA al diario The New York Times.

La inyección mostró una eficacia del 86% contra formas graves de covid-19 en Estados Unidos y un 82% contra enfermedades graves en Sudáfrica. Además, será la primera vacuna en requerir una sola dosis, en vez de dos como las de Pfizer-BioNTech y Moderna.

Tras una votación unánime por parte del panel de expertos epidemiólogos, estadísticos e infectólogos, la vacuna tiene un alto estándar por cumplir en el tratamiento de las infecciones por el nuevo coronavirus. “Casi marca todas las casillas”, dijo el Dr. Gregory Poland, virólogo de la clínica Mayo y consultor externo pagado de la compañía, en una presentación frente al panel de expertos el pasado viernes, “para mí, está claro que los beneficios conocidos superan ampliamente los riesgos”.

Johnson & Johnson se comprometió a proporcionar a EE.UU. 100 millones de dosis para finales de junio, lo que sumado a las 600 millones de dosis de las vacunas de dos inyecciones fabricadas por Pfizer-BioNTech y Moderna, programadas para llegar a finales de julio, cubre más allá de las inyecciones necesarias para beneficiar a los adultos del país.

Cuestionamientos y ventajas

Aún así, el bajo porcentaje de efectividad que presentó bajo los estudios de la FDA –72% en casos de hospitalizaciones por la covid-19 y 86% en pacientes con enfermedades graves en EE.UU.–, ha afectado la percepción de algunas autoridades federales de la salud, que temen que sea considerada como una “opción inferior” para la población, según indicó The New York Times.

“No se deje atrapar, necesariamente, en el juego de los números, porque es una vacuna realmente buena, y lo que necesitamos son tantas buenas vacunas como sea posible”, dijo al diario neoyorquino el Dr. Anthony S. Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas del gobierno, en una entrevista el sábado. “En lugar de analizar la diferencia entre 94 y 72, hay que aceptar el hecho de que ahora tenemos tres vacunas altamente efectivas”.

La diferencia entre la vacuna de Johnson & Johnson y las ya presentadas de Moderna y Pfizer se destaca en su composición: mientras que las últimas trabajan con una base de ADN monocatenario, la recién aprobada posee una base de ADN bicatenario, lo que significa que posee una resistencia mayor a las de base en ARN al complementarse con un gen de adenovirus, ya que el ADN no es tan frágil y la capa de proteína del adenovirus protege el material genético que contiene.

De esta forma, la vacuna de Johnson & Johnson puede mantenerse refrigerada hasta tres meses en una temperatura de 36 a 46° F (2 a 8° C).

Una vez dentro del cuerpo, el proceso de la vacuna es complejo, sin embargo, cumple su función de atacar los virus de coronavirus que afectan el sistema inmunológico, creando una señal de alarma por parte del adenovirus dentro del gen del ADN de la vacuna, lo que activa la alarma en las células inmunológicas cercanas al virus y fortaleciendo la respuesta de protección del sistema inmunológico a través de las señales del adenovirus contra las proteínas de pico del coronavirus, según indicó una investigación del Centro Nacional de Información Biotecnológica.

“Los anticuerpos pueden adherirse a los picos de coronavirus, marcar el virus para su destrucción y prevenir la infección al impedir que los picos se adhieran a otras células”, menciona la investigación.

Otro de los factores ventajosos para la vacuna de Johnson & Johnson fue su tasa de experimentación, que abarcó más de ocho países, tres continentes y 45 mil personas, como señaló la FDA.

Pese a que aún no se ha especificado el tiempo que durará la protección de la vacuna, la institución de salud federal apuntó que es posible que la cantidad de anticuerpos y células T asesinas disminuya en los meses posteriores a la vacunación.

Sin embargo, la información sobre el coronavirus puede permanecer dentro de las células B de memoria y T de memoria dentro del sistema inmunológico por años o décadas, tal como anotó la investigación de la Dra. Lynda Coughlan de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland.

Así mismo, Johnson & Johnson mencionó a la FDA que empezará a suplir de vacunas a niños mayores de 12 años y adolescentes menores de 18 años. El Dr. Ofer Levy, director del Programa de Vacunas de Precisión en el Hospital de Niños de Boston en Harvard y miembro del comité asesor de la Administración de Alimentos y Medicamentos revisó los datos de vacunas de la compañía y aprobó los planes de realizar pruebas de la vacuna en menores de edad en busca de una mayor protección.

Las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna también han entrado en planes de pruebas con niños de 12 años, sin embargo, Johnson & Johnson se adentrará a su vez en la realización de estudios para proveer de vacunas a mujeres embarazadas y bebés recién nacidos en un futuro.

Sin bajar la guardia

Un mayor porcentaje de estadounidenses se ha inclinado a obtener alguna de las vacunas disponibles “lo más pronto posible” en comparación con enero de este año, según una reciente encuesta del monitor internacional de vacunas KFF covid-19, el cual a través de encuestas e investigación cualitativa rastrea la “naturaleza dinámica de la opinión pública a medida que se da el desarrollo y la distribución de la vacuna, incluida la confianza y aceptación de la vacuna, así como las experiencias del público con la vacunación”.

Entre sus resultados clave, el monitor arrojó que la mayoría (55%) de los adultos estadounidenses dice que ha recibido al menos una dosis de la vacuna (18%) o que la obtendrá “tan pronto como pueda” (37%), frente al 47% en enero y el 34% en diciembre de 2020.

Para frenar la pandemia, las vacunas deberán lograr ser distribuidas globalmente y probadas para la inmunización de niños y adolescentes menores de 18 años.

La proporción que quiere “esperar y ver” cómo funciona la vacuna para otros antes de vacunarse ellos mismos, disminuyó del 31% en enero al 22% en febrero, mientras que uno de cada cinco dice que se vacunará “solo si es necesario para trabajo, escuela u otras actividades” (7%) o definitivamente no se vacunará (15%).

La importancia de vacunarse reside en la preservación de la salud al minimizar el contagio y frenar la curva de infección en los países con mayor índice de casos activos. “Detener una pandemia exige usar todas las herramientas a nuestra disposición”, indicó el Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades en su página web oficial, “en la medida en que los expertos aprendan más acerca de cómo una vacuna contra la covid-19 podría ayudar a reducir la propagación de la enfermedad en las comunidades, los CDC seguirán actualizando las recomendaciones con la última evidencia científica disponible para proteger a las comunidades”.

Pese a la lentitud con la que se han distribuido las vacunas fuera de EE.UU., la responsable de políticas y promoción de vacunas del Wellcome Trust –una de las oenegés de investigación en salud más importantes del mundo–, Anna Mouser, comentó a BBC que “este es y será el mayor lanzamiento de vacunas jamás realizado. Realmente se trata de una tarea enorme”.

Además de los procesos regulatorios que todas las vacunas deben superar para ser aprobadas por la FDA, y por consiguiente la Organización Mundial de la Salud (OMS), Mouser apuntó como uno de los mayores retos es que “muchos países del mundo probablemente no tienen plataformas para inmunizar a las poblaciones adultas. La mayoría de las vacunas generalmente se administra a niños y eso también se hace de forma escalonada: las vacunas se ponen durante todo el año, cuando nacen los niños o cuando alcanzan diferentes edades”. Por esto, anotó que la distribución de las vacunas debe ser “completamente global”, pero que al no existir programas de vacunación actuales, “habrá que crear desde cero mecanismos para inmunizar a toda lo población, lo que es realmente difícil”.

Esto crea una mayor presión a los gobiernos para asegurar que toda la población reciba la dosis correspondiente para prevenir mayores niveles de infección del nuevo coronavirus, y hacer campañas de vacunación con información verídica y responsable.

“El acceso equitativo es un problema importante”, señaló Mouser a la BBC, “el mundo necesita trabajar unido para garantizar que todos los trabajadores de la salud, dondequiera que vivan, estén inmunizados. Y no solo los trabajadores de la salud; tenemos que asegurarnos de que los grupos prioritarios en todo el mundo estén inmunizados. Realmente se necesita de un esfuerzo global, y solo un esfuerzo global puede garantizar que podremos acabar con la pandemia”.

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